Capitulo 1: Quien esta ahi?

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Mi cuerpo tembló y saqué aire rápido por la impresión de la pesadilla. Lo siguiente fue un gruñido de protesta por el dolor punzante en mi espalda y cuello debiendo maldecir o morir. Me había quedado dormida en la biblioteca y cada musculo protestaba por la posición incómoda en el sillón, no podía negar que lo tenía merecido. Pestañee varias veces queriendo orientarme en el espacio, siendo común luego de tantos años, a su vez separé mi destruida humanidad del respaldo.

Tantee con cuidado descubriendo la ausencia del libro en mi regazo, recordaba haberlo tenido entre manos antes de dormirme así que debía estar cerca. Deje que mis manos investigaran en el sillón, la mesa auxiliar cercana y sobre el piso tratando de no moverme de mi lugar. Era mi favorito y de ninguna manera dormiría sin él. Créanme loca por considerarla una manta de seguridad.

—¡Aquí estas!

Lo levanté del suelo sacudiéndolo un poco teniendo cuidado de no doblar nada. Con eso hecho lo apreté contra mi pecho para levantarme en dirección a mi cama. Iniciando mi orientación di dos pasos tentativos agarrándome de los muebles cercanos y con los labios apretados en una fina línea en señal de concentración. Aun no pude acostumbrarme al espacio de alrededor y eso me irritaba.

Lo peor es que yo no decidí mi mudanza a una nueva casa en medio del campo. Por supuesto que no. La culpable es mi nueva madrastra quien se ponía nerviosa a causa de mis ojos.

Resople hastiada, tenía que dejar esos pensamientos para otro momento ahora lo importante era descubrir donde quedaba la puerta y el pasillo. Solo rogaba que la asistente no haya movido nada de su lugar. Con un grito caí al suelo. Hablé rápido.

No me importó, en ese momento, si alguien me escuchaba y solo lancé un grito de ira por la situación. Sacudí mis piernas esparciendo los libros mal dispuestos por quien sea que esté a cargo de la limpieza en esa casa. Seguro era que me escucharía cuando la encuentre.

Me senté rápido en el suelo mordiendo mi labio inferior al sentirme tan impotente y abandonada. No iba a llorar, si pude contenerme por 20 años bien podría unas horas más.

Si no fuera tan difícil.

Desde la llegada de ella todo se mostró disperso a causa de sus ambiciones con la fortuna de mi padre, el que existiera parecía darle un freno en sus planes. Era fácil notarlo por como entablaba sus conversaciones conmigo la semana anterior a la boda. Tarde o temprano me removería al igual que un maligno tumor. Heme aquí.

Puede que luego del funeral de mamá, y el distanciamiento de papá, me obligara a ser contenida o madura sobre las relaciones humanas. Era solo que existía cierto apoyo invisible, todo se mostraba normal y equilibrado. Nunca espere cambios así de tales cantidades de tiempo.

Recuerda lo que siempre te decía... Recuérdalo y cálmate.

"Todo está bien querido retoño. Puede que no logres observar las estrellas pero si sentir su calor y canto. Puede que no logres admirar el color pero si reconocerlos. Puede que no logres interpretar los escritos en tinta, pero si escucharlos, recitarlos... La vida sigue y nadie la detendrá. Déjate llevar"

Me sentí algo tranquila. Solté el aire contenido, agarre mi libro y me levanté a seguir con el resto del camino. Concentré mi mente en cada paso, cada roce y cada caricia de alrededor a fin de memorizar la ubicación de los muebles hasta el umbral de la puerta. Sonreí para mí ante el logro, lo siguiente era descubrir que tan largo era el pasillo y donde estaría mi habitación.

—Creo que era para la izquierda... Ow. Puta pared, Maldición, entonces para la derecha.

Giré al otro lado encontrando el espacio, decidí usar la pared de apoyo y guía. De no equivocarme, la casa tenía una cantidad modesta de muebles pero todo parecía estar adecuado a personas distintas de mí. Otro agregado eran las prisas en obedecer las órdenes de su nueva "ama".

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora