Capitulo 26: Ella...

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Se acercó demasiado. No pudo ir contra ello. Simplemente apareció sobre ella. El dolor... el dolor le asfixiaba. ¿Qué había pasado?

Teresa Malcourt no podía observar nada, ni abrir los ojos presionados por algo áspero y tenebroso. Sus brazos apenas temblaban y las piernas tenían problemas en recibir sus órdenes. Las lágrimas escocieron en sus ojos a medida que el conocimiento llegaba a su mente.

Fue aplastada por ramas de árbol. Su respiración se mostró errático, un gesto de desesperación y dolor por sus sentidos en alerta que lanzaban llamado tras llamado de cada área presionada a un punto acuciante. Un quejido escapó de sus labios, las lágrimas cayeron y clavó sus uñas en lo más cercano a ellas como si así traspasara esa sensación.

Algo imposible. Resopló contra la tierra que enfrentaba su mejilla. Dios. Esa soledad, la sensación de ir perdiendo la calidez, estaba atrapada en su vórtice otra vez.

El pensamiento de quedarse ahí y ser parte de ese lugar le sobrecogió. Podría no ser difícil, solo dejar que su cuerpo dejara de responder y hundirse en el sueño. Después de todo no la necesitaban más. Todos le dejaron al verla inútil, inadecuada. Casi podía sentir sus miradas despectivas por arriba de ella.

No. No todas... Volvio a toser.

Había escuchado ese susurro en su cabeza, unas palabras que le asustaron por lo paranormal en ellas. Pero entonces logro sentir un hilo de conexión, algo calmante y nostálgico. Inentendible de no ser por las miles de cosas que sucedieron en tan corto tiempo. En ese bosque, en la comunidad o incluso el hogar construido en ese claro, cualquier cosa podía suceder y ser real. Aceptarlo evitaría tu muerte.

El agarre sobre la tierra pareció suavizarse un poco, igual su jadeo persistió.

Se veía tan lejano ese cuarto, perdido dentro de la gran ciudad, donde siempre se encontraba, los variados audiolibros y su lugar especial para escribir, cada segundo de calma perdida en un mundo solitario que le juraba nunca sentir el calor humano verdadero. Realmente se veía lejano ese panorama. Una existencia cercana a la inexistencia, igual a un fantasma.

Un tiempo sin utilidad... Y por eso se habia dejado guiar, esos susurros pidiendo auxilio, rogando la salvación de alguien. Una voz femenina que le pico e hizo sentir melancolía al igual que un sentimiento casi desconocido. Precisaba salvar esa carga. Tenia que seguir esa guía extraña. Luchar contra lo desconocido por aterrador a parecer. Y lo estaba logrando... pero entonces todo cayó sobre ella.

"Tengo que salir de aquí" Un pensamiento agobiante impulsó sus manos a cavar la tierra. Tironeando hacia afuera de esas ramas apretando su espalda y piernas. El súbito dolor frenó su avance. Lanzó un grito a los cielos. Miles de nervios se activaron arrastrando la orden de emergencia

¿Por qué? Escupió tierra antes de apretar los dientes conteniendo otros gritos de agonía. Maldición. Sus piernas, la pierna izquierda tenía problemas. La revolución de emociones no dejaba lugar al razonamiento, solo desesperación picaba en su corazón por los sucesos. No sabía cómo reaccionar. Resopló otro poco de tierra enterrado entre sus dientes.

Demasiado dolor, tantas agujas y lanzas atravesaban su cuerpo en busca de su tensión. Lo único en su mente era dolor obligando a mantenerse lo más quieta posible. Esperando que disminuyese. Tenía que disminuir.

Clavo sus uñas en la tierra sin importar arruinarlas por la sequedad del elemento. Quería aferrarse a algo sólido. Tenía tanto miedo y el grito de auxilio estaba atorado en su garganta. De saber que alguien le ayudaría se haría escuchar, pero una certeza en su pecho señalaba el peligro cerca, los retumbes en la superficie eran sentidos por su rostro señalando frenetismo puro.

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora