Capitulo 11: Libertad condicional

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Las reglas eran simples. Lorna sería mi guardián estipulado y por lo tanto estaría pegada a su cadera. Nada de intentar escapar confirmando que me tenían bajo vigilancia. Evitar provocar problemas de cualquier tipo en el lugar y la más importante: No dejes que te atrapen personas extrañas.

Respetaría cada una. De todos los que viven en aquella casa me agrada más Lorna quien se ve pacífica y tolerante conmigo, los otros se sentían extraños por alguna razón y sé que tendrán sus propios problemas al ser líderes de aquella comunidad. En medio de eso intentaría comprender mejor lo que significaba ser una más de aquella gran red.

Notaba difícil o casi imposible que me aceptasen como parte de su grupo pero quizás me sea útil la interacción que es un punto flojo en mi vida. La anticipación a mi primera salida con libertad condicional me pone el estómago revuelto.

—Intentaremos evitar el bosque, puede que nuestro terreno sea grande pero eso a veces no afecta la animosidad de algunos intrusos. ¿Lista para tu primera salida?

—Más que lista.

Alisé el saco contra mi pecho al igual que apreté la cinta del bolso donde habían algunos elementos que necesitaría Lorna para sus visitas por la comunidad. Sus tareas más que nada abarcaban mantener la salud de todo ser vivo alrededor. No solo de los habitantes o sus animales sino también de las criaturas que podrían terminar heridas en el bosque.

Di mis pasos por el porche sintiendo el aire frio contra mis mejillas siendo alucinante, ella agarró mi brazo conduciéndome por el camino entre instrucciones hasta llegar a un vehículo. Era pequeño comparado a la camioneta y se notaba más nuevo o tal vez sea un modelo reciente.

Mis dificultades me permitieron sentir ridícula, entre abrir la puerta evitando golpearme con ella, inclinarme lo suficiente para entrar sin golpearme la cabeza y luego colocarme el cinturón de seguridad. En lo último me tuvo que ayudar Lorna quien fue lo bastante solidaria sobre no reírse.

Accionó el auto alejándonos de la casa y en mi surgió la sensación de vértigo por la suavidad de ello. Era extraño sentirte avanzar sin saber cómo o cuando podrías frenar, mi mano buscó soporte agarrándose al borde del acolchado asiento al igual que apreté la nuca contra el soporte para la cabeza.

—Te ves como un gato a punto de tocar el agua. Tranquilízate que nunca he chocado.

—Eso díselo a mi corazón.

—¿Cómo hiciste en la camioneta luego de tu secuestro en manos de Wolf?

Hice una mueca involuntaria, en ese momento estaba más preocupada por mi castigo, la incomodidad en la cabina y que tanto tiempo de vida tendría Wolf. Poco importaba si el vehículo se movía o no.

—No tengo idea. De todos modos estoy segura que no descendí como una experta realmente.

—Cheron no te dio tiempo a eso...

—Horrible...

Un chasqueo cortó el aire expresando los sentimiento de mi acompañante. Hubo un corto silencio que me hacía pensar más en el movimiento suave de mi alrededor, luego las pequeñas interrupciones con alguno que otro bache sacando un respingo de mí. Cada musculo estaba tenso de anticipación.

—... Hay muchas granjas o ranchos por alrededor, es en lo que más se ocupan nuestros habitantes... —Gracias al cielo por encontrar algún tema de conversación, asentí para que continuara— También tenemos un par de invernaderos donde cultivamos hierbas. Lo orgánico o natural es bien aceptado permitiéndonos aplicar métodos guardados desde hacía años.

Aflojé algo el cuello pensando en eso. Desde luego tenían que ver el modo de permitirse ciertas comodidades. Era atractiva la idea de una vida rural y sosegada en medio de la nada, pero me preguntaba como hacían con los que si estaban en esa onda.

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora