Capitulo 3: Respondeme

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Ella se alejó dejándome a merced de mis cavilaciones, dudas y posibles acciones impetuosas. La verdad, por mucho que desease seguirla a hacerle la vida imposible me era difícil con aquellos gemidos lastimeros. Decidí internarme al pasillo en busca de la tercera puerta.

Caminé un poco tocando la pared con mis manos. Busque los espacios o esquinas que anunciaran una depresión. Fue fácil por unos minutos pero la energía en la cocina, tal vez la sala, parecían llamarme. Respire profundo.

¿Finalmente encontré mi parte rebelde? ¿Debería dejar la búsqueda de ese refugio indicado por la mujer? ¿Las respuestas a mis miedos sobre donde me encontraba y sus intenciones estarían entre esas voces?

Tenía que elegir siendo una de las cosas más difíciles a hacer en ese instante.

—¿Tesy?

Di un brinco a la voz que pronunció mi nombre. Presa del pánico, aun residente en mí, me pegue a la seguridad de la pared olvidando un mueble que golpeo mi pierna. Maldije a la fuerza del impacto en mi cadera más cercana a la punta.

Igual fue un instante, trate de empujar el dolor dentro de mi mente para escapar a la intrusión de ese ser, otro hombre distinto de Wolf o el infeliz de la noche anterior. Poco importaba esa diferencia si no conocía sus intenciones. Finalmente pegue mi espalda a una puerta de madera olvidando cuál de las presentes en ese pasillo era.

Un momento ¡¿Sabia mi nombre?!

— Como... ¿Cómo sabes mi nombre?

¿Un conocido, algún acosador, quizás el ayudante del verdadero secuestrador? Respingue al oír gritos de la cocina. ¿Ahora qué? Junto a los del animal se escuchaba una mujer gritando obscenidades que me acaloraron las mejillas. Vaya boquita.

—¡¿Es que hoy están de fiesta o qué?! —Ahí iba la otra— Primero Tadeus ¿Ahora Nicala? Gracias señor por este día.

—Deja el drama hermanita y ponte a trabajar. Enseguida traigo un ayudante.

—¡Multiplícalo por tres Wolf! ¡No pujes!

—TE CREES QUE PUEDO EVITARLO PERRA IMBECIL.

En ese momento me arrepentí de no haberme escondido rápido en el cuarto, los gritos que se intercambiaban ambas mujeres subían cada vez más de tono entre un par de risas de alrededor. Me hacían preguntarme que tal estaban de la cabeza en aquel lugar. Retrocedí queriendo esconderme, un agarre en la muñeca me sorprendió.

Mierda. Olvidé al acosador.

Su energía parecía quemarme la piel apenas tocada. Registre unas manos delgadas pero poderosas. Algo dentro de mí tembló por las miles de cosas que podría hacer con ellas el desconocido. Lo peor era no querer romper ese toque.

Trague saliva no queriendo identificar lo que significaba. Más allá de ser un pequeño mal recuerdo de mi secuestro, en si nunca me gustó el toque despreocupado de la gente en mí.

—Su... Suéltame.

Él lo hizo. Eso era bueno ¿Verdad?

No tenía por qué extrañar alguna cercanía a esa persona o siquiera desear descubrir la razón de mi desquiciado anhelo, si es que podía calificarlo así.

Temerosa de mis reacciones próximas, y aun pegada a la pared, me deslice en busca de la puerta al cuarto donde desperté. Una de las que había en ese pasillo debería ser la correcta. Cerca mío pude sentir como se movía él alterando mis pasos de a momento. Todo parecía tan lejano.

—¿Te encuentras bien?

No le respondí. Dar voz a mis pensamientos o lo que sea que este martillando mi cerebro quizás lograse desquiciarme provocando que le ataque.

La oscuridad en tus ojos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora