Ya no podía sentir el aura de protección de Cheron, no sabría decir si era porque él se estaba alejando de mi o era yo la que lo hacía, poco importaba cuando acababa de tomar una decisión importante. Busque enderezarme lo mejor posible y crear una máscara visible para ellos de indiferencia, como si el asunto no los necesitara.
Eso era cierto. No permitiría una masacre.
—El sueño que tuve anuncia que soy un peligro para su manada... —Mi garganta se atragantó e hice un mayor esfuerzo en hablar mostrándome serena— Quiero volver a mi hogar.
El cuerpo de Cheron se tensó a esas frases respingando en mí, lo siguiente fue encontrarme tirada en el suelo sobre mi costado. Abrí grande los ojos gateando y malabareando para levantarme sobre mis pies a enfrentar su furia, cerca sentí también la de Wolf y quizás la de Lorna.
—¡¿Qué?! ¡Nunca! No tergiverses lo que viste en ese sueño a tu antojo.
Salté a esas frases dirigidas a mi encogiéndome, lamentablemente no era el único.
—¡Eres una de nosotros desde que te vi así que puedes despedirte de tu hogar! ¡Serás mi esposa por todos los demonios!
Nada de eso.
—¡Nos crees incapaces de protegernos de cualquier amenaza! ¡Humana tenías que ser!
Levanté mis manos como si así me pudiera proteger de sus exclamaciones, no entendía que les pasaba con esa ansia de tenerme a su lado. Era una gran vena masoquista la que saltaba en esa sala. Apreté los puños deseando no sentirme más completa con cada grito suyo.
¡Dios, la estupidez no los mantendría con vida!
—¡NO ESTOY DICIENDO NADA DE ESO!... —El nudo parecía intensificarse agudizando mi voz— Yo... yo no seré quien traiga muerte y dolor en esta manada... Su egoísmo lo único que lograra es odiarme a futuro. HE ESTADO SOLA TODA MI VIDA Y NO DEJARE QUE OTROS TENGAN EL MISMO DESTINO.
Todo mi cuerpo temblaba a esas palabras. No lo haría. Vi lo que hacia la presencia de la muerte en familias y eso se intensificaría en una comunidad tan unida como ellos. Por mucho que mi mamá haya dicho que debía quedarme con ellos me negaría a esa opción.
Una punzada atrás de mis ojos me sorprendió, apreté mi frente con una mano a ello preguntándome que pasaba, alrededor escuché algunas exclamaciones de preocupación. Cerré mis ojos un momento hasta sentir el tacto de una mano en mi brazo, eso me desoriento retirándome. Estaba mareándome.
Otra mano intentó tocarme e hice el mismo movimiento de esquive. No era momento de sus buenas intenciones
—Puedo mantenerme sola... ya pasara este mareo.
—... Oh, mierda. Miren sus ojos.
Sus respiraciones mostraron la sorpresa en sus energías ¿Ahora que me estaba pasando? Me cubrí instintivamente los ojos. Era extraño ese mareo, como si bizqueara lo que me hizo temer por algo peor dentro de mí ¿Podría ser que mi cuerpo no lograba soportar tanta emoción? Mis rodillas flaquearon cayendo al suelo, incline mi torso hasta descansar la frente y mi hombro en la alfombra. No deseaba empeorar más.
—¡Tesy! ¡Mira para acá!
Giré evitando sus tirones que tenían la intención de levantarme del suelo, solo necesitaba un respiro en aquella superficie hasta que la sensación de mareo desaparezca. Moví mi mandíbula por algo que la llenaba de modo extraño.
Un gruñido atravesó el aire y manos fuertes me obligaron a girar quitando un chillido de mi pecho. Me sostuvieron con cierta rudeza y una fuerza dentro de mí hizo que cerrara los ojos y la boca.
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La oscuridad en tus ojos©
Hombres LoboDesde el uso de su razón, y mucho antes, Tesy vivió una monótona vida de invidente. Esa oscuridad ante sus ojos resultaba cómoda, bienvenida al conocer cada cosa escondida en ella... lamentablemente eso cambiara. La oscuridad mostrara otros matices...