Un encuentro inesperado

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-Bueno, nos vemos mañana, chicos -me despido de todos para empezar a caminar hacia casa. Al parecer, a papá le surgió una reunión de emergencia en el trabajo y no pudo venir por mí.

Mientras camino por la vereda, presto atención a mi alrededor. Roseblood es un pueblo pequeño y tranquilo, nunca hay problemas y todo es monótono. No me quejo, la verdad es que me gusta así. La gente suele estar ocupada en sus cosas y no le gusta meterse en problemas o chismes con los demás, por ello casi nunca se sabe cuándo llega alguien nuevo. Aunque es pequeño, todos suelen ser muy reservados unos de otros, cada uno en sus asuntos y listo. Por eso, las personas suelen elegir venir aquí cuando quieren un cambio de las grandes ciudades.

Tarareando la canción que suena por mis auriculares, voy observando las casas, cuando veo que por la vereda opuesta camina la señora Aurea a paso tranquilo. Ella es una viejita bastante dulce y cariñosa, alguien mayor que nos ha visto crecer a los que hemos nacido aquí. A veces, en son de chiste, bromeamos diciendo que ella ha estado desde la creación del pueblo, ya que nadie sabe cuándo llegó ni de dónde vino, pero todos saben que ya estaba aquí cuando el pueblo comenzó a crecer.

La sigo con la mirada un rato y veo que se sienta en un banco al lado de la calle. Paro mi caminata e indecisa cambio de vereda y me acerco a ella.

-Hola, señora Aurea -saludo cortés llamando su atención.

-Oh, pero si es la pequeña Rubí -dice dulce-. ¿Cómo estás, cariño? -pregunta invitándome a sentarme a su lado.

-Muy bien, señora -contesto sentándome-. Acabando el primer día de clases -digo tratando de sacar conversación.

-Oh claro, hoy fue el primer día -habla-. ¿Qué tal todo? ¿Tus compañeros son buenos contigo? -pregunta interesada-. Si no es así, dímelo, puedo ser vieja, pero aún sé dar unos buenos golpes.

-Todos son muy amables -digo riendo-. Pero si llega a suceder algo, será a la primera a quien le cuente -agrego divertida.

-Eso es bueno -sonríe-. Me he enterado que han llegado bastantes personas nuevas este año -comenta tranquila.

-Es verdad, algunas familias por lo que sé -comento-. En el instituto se hizo un escándalo por un grupo en especial -sonrío.

-¿Ah, sí? -pregunta interesada mirándome.

-Sí -afirmo-. Son chicos bastante agradables por lo que dicen, no lo sé bien -aclaro-, pero uno de ellos está en mi clase, se llama Finn.

-¿O'Brien? -vuelve a preguntar.

-Sí.

-Mmm, creo que conocí a su madre el otro día -dice-. Estaba en la tienda de flores de Rutis cuando entré -acota-. Entablamos una conversación cuando preguntó si había hortensias. Me pareció alguien bastante alegre, aunque un poco rara -termina.

-¿Rara? ¿Por qué? -pregunto extrañada.

-Su aura -contesta-, el color de su aura era extraño.

-¿Aura? ¿Color? -hablo aún más perdida-. ¿Cómo su humor?

-No, el aura de una persona es su energía, está con nosotros desde el momento en que nacemos -explica concentrada mirando hacia adelante-. Cada persona tiene un color de aura diferente, que hace referencia a cómo se siente en ese momento -sigue-. La de ella, aunque aparentaba estar feliz, era gris -termina.

-¿Y eso es malo?

-No necesariamente, cariño -habla volviendo a mirarme-. Solo dice que, aunque pareciera estar cómoda allí, no lo estaba.

-Aaaa -es lo único que atino a decir antes de que todo quede en silencio.

Me siento perdida, un poco confundida y extrañada. Tal vez solo le estoy dando vueltas a algo que no significa nada, pero por alguna extraña razón, no puedo dejar de pensar en ello. ¿Auras? ¿Colores? ¿Qué es todo eso? Tengo muchas preguntas por responder y aquí no podré hacerlo.

-Bueno -comienzo-, ya es hora de irme, mamá debe estar esperándome -hablo levantándome.

-Oh, claro, linda -dice sonriendo-. Fue un placer hablar contigo.

-El placer fue todo mío. Nos vemos -me despido, comenzando mi camino de nuevo.

-Nos vemos -es lo último que escucho decirle.

Mientras recorro el corto camino que me queda, mi mente va en otro mundo. ¿Por qué le doy importancia a estas cosas? Probablemente solo sean cuentos de niños para atraparlos en su historia, pero entonces, ¿por qué me interesa? Apuro mi paso cuando estoy a solo dos cuadras de casa, quiero llegar rápido, necesito saciar mi curiosidad.

Entro a la casa tan rápido como puedo, voy por todos los lugares donde puede estar mi madre y la encuentro en su oficina.

-Estoy en casa, mamá -hablo haciéndome notar.

Ella levanta el rostro de los papeles que estaba leyendo y me sonríe.

-¿Ya llegaste? -pregunta levantándose-. Pensé que llegarías más tarde. ¿No dijiste que irías a la casa de Emilie luego de clases? -pregunta mientras se acerca para abrazarme.

-Sí, pero al final me arrepentí -respondí-. No quise ir y mentí diciendo que no me dejaron -digo riendo cuando noto que me mira.

-Tus amigos empezarán a creer que somos malos porque no te dejamos salir -dice saliendo de la habitación y yendo a la cocina.

-No, claro que no -hablo siguiéndola-. Ellos saben cómo soy, un día es sí y al otro no, o a la hora tal vez, dependiendo del día -comento simple.

-Tienes razón -dice divertida. Mientras ella comienza a preparar todo para la comida, yo la miro en silencio.

-Bueno, mami -llamo su atención-. Llámame si necesitaras algo, voy a estar en mi habitación -aviso.

-Está bien, cariño -habla cuando ya voy subiendo las escaleras.

Una vez en el cuarto, tiro todas las cosas que cargo a la cama y voy en busca de mi computadora. Cuando la encuentro, me siento en el suelo al lado de la cama y la enciendo.

-Bien, hora de terminar con las dudas -me digo.

Luego de estar un rato buscando información, por fin encuentro algo que me interesa.

-Aquí -elijo la página web que más me ha llamado la atención-. El aura... -empiezo a leer-. Se define como una irradiación o sensación que emana de algo o alguien, provocando alguna impresión o sensación que varía...

Mientras sigo leyendo, la habitación se encuentra en silencio. Cuando termino, dirijo mi mente hacia el frente y suspiro.

-Bien, así que básicamente el aura es la energía que desprende una persona -hablo para mí-. Todavía sigo sin entender por qué me interesa esto -vuelvo a suspirar-. Bien, es hora de buscar los colores que la señora Aurea mencionó -digo volviendo mi vista a la computadora-. Colores, colores... Aquí. El color del aura influye en la forma en la que las demás personas nos ven -leo-. Entonces, sería como el humor verdadero con el que nos encontramos en ese momento, dependiendo de cómo nos estamos comportando -analizo.

Cuando termino mi búsqueda, cierro la computadora y recuesto mi espalda a la cama. Todavía sigo sin entender por qué me interesa tanto esto. Es extraño, se siente como si este tipo de temas me atrajera, como si me llamara, o tal vez simplemente me he vuelto loca y estos son los primeros síntomas de la enfermedad. Me río de mi propio pensamiento y me levanto para empezar a acomodar las cosas. Tal vez si entretengo mi mente con otra cosa, termine por olvidarme de todo.

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