Confesiones y confrontaciones.

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Dalton

Miraba mi reflejo en el espejo del baño del instituto, tratando de calmar la maraña de pensamientos que giran en mi cabeza. Había pasado noches enteras preocupándome por el misterio de la esfera negra, el anillo y los Guardianes de la Esfera. Pero hoy, tal perece que mi mente estaba en otra cosa, o más bien, en otra persona: Rubi.

Siempre había sido el tipo de persona que prefería mantener sus sentimientos bien guardados. Pero últimamente, era como si todo lo que había mantenido oculto se estuviera desbordando.

Mientras caminaba por los pasillos del instituto, mis pensamientos no podían apartarse de ella. La forma en que su cabello brillaba bajo la luz del sol, su risa contagiosa, y la manera en que se enfrentaba a cualquier desafío con valentía y determinación. Sabia que mis sentimientos por Rubi eran más que una simple amistad, pero aún no sabía cómo lidiar con ellos.

Esa tarde, antes del encuentro planeado con Finn y sus amigos, antes de eso tengo que hablar con Jack, él podría ayudarme. Lo encontré en la biblioteca, hojeando un libro sobre genealogías antiguas.

—Quien diría que el deportista del instituto estaría leyendo un libro el la biblioteca — bromeo sentándome junto a él.

—Cállate idiota — ríe empujándome.

Yo solo rio.

—Jack, ¿puedo hablar contigo un momento? —Dije, tratando de sonar casual.

Él levantó la vista y asintió, cerrando el libro.

—Claro, ¿qué pasa? — pregunto.

Tome un profundo respiro preparando lo que iba a decir, sintiendo un nudo en el estómago.

—Es sobre Rubi. Creo... creo que estoy empezando a sentir algo más que amistad por ella.

Él sonrió, pero no parecía sorprendido.

—Dalton, todos lo sabemos.

—¿Qué? —dije sorprendido—. ¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que todos, menos tú, sabíamos que te gustaba Rubi. Es bastante obvio, amigo.— rie divertido— Vamos, Dalton. Es evidente en la forma en que la miras, en cómo siempre estás pendiente de ella. Lo hemos notado desde hace mucho tiempo. 

Bueno, eso es... Una vergüenza sin duda, lo admito.

—¿Por qué nadie me dijo nada?— pregunto frustrado.

—Porque sabíamos que tenías que darte cuenta por ti mismo —dijo, dándome una palmada en el hombro—. Y también porque es algo que solo tú puedes resolver. Nadie puede decirte cómo te sientes.

Yo solo asiento, sintiendo una mezcla de alivio y nerviosismo.

—Pero, ¿y si ella no siente lo mismo? —preguntó, temeroso de la respuesta.

Jack suspiró.

—Eso es algo que tendrás que averiguar por ti mismo. Pero creo que Rubi también siente algo por ti. Solo tienes que ser valiente y hablar con ella.— se encoje de hombros.

Asiento nuevamente, sintiendo una renovada determinación. Justo cuando estaba por agradecerle a Jack, escuchó una voz conocida detrás de él.

—¿Hablando de Rubi? —dijo.

Me di la vuelta para ver a Finn parado allí, con los brazos cruzados. Hay algo en su mirada que no me gusta.

—¿Qué te importa a ti? —dije, tratando de mantener la calma, estando a la defensiva.

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