— ¡Bien, cariño, que tengas un lindo día! — se despide Cara antes de arrancar el auto y partir por la calle desierta.
— ¡Tú también, ma! — le respondo mientras se aleja.
Una vez que el auto desaparece de mi vista, me coloco mis auriculares y me dirijo hacia la escuela. Al pasar por las enormes puertas de la institución, tarareo la canción que está sonando y saludo a las personas que conozco.
Al llegar al salón, saludo a las pocas personas presentes y me siento en mi puesto. Dirijo mi vista hacia la ventana y dejo que mi mente divague mientras observo el frondoso bosque que se extiende detrás de la institución. Recuerdo las historias y leyendas sobre ese lugar, donde incluso han desaparecido personas sin dejar rastro. Es un pueblo pequeño, por lo que tales eventos son muy comentados. El caso más reciente fue hace un año, cuando una pareja desapareció y solo encontraron su mochila en el bosque, lo que desató el temor en la comunidad.
Estoy perdida en mis pensamientos cuando siento una suave mano en mi hombro. Retiro mis auriculares y me giro para encontrarme con Finn, un chico que parece haber notado mi distracción.
— Hola, perdón por interrumpirte — dice tímidamente. — Te vi tan ensimismada en tus pensamientos que quise llamarte.
— ¿Qué? — es lo único que atino a decir, sorprendida por su comentario.
— No me malinterpretes — continúa rápidamente. — Mi mamá siempre me enseñó que a veces es necesario no perderse en los pensamientos. La gente puede lastimarse demasiado pensando.
No respondo de inmediato, simplemente lo observo. En parte tiene razón; a veces me sucede eso.
— No te preocupes, Finn — digo finalmente después de un momento. — Y gracias. A veces no me doy cuenta de cuánto me pierdo.
— No es nada — sonríe.
— Bueno — intento iniciar una conversación — ¿qué te parece el pueblo hasta ahora?
Finn reflexiona por un momento antes de responder. — Es un lugar tranquilo con personas agradables. Muy diferente a Irlanda — sonríe. — Pero me gusta, sobre todo la tranquilidad que transmite todo.
Asiento mientras lo escucho. — Tienes razón. Pero después de un tiempo, te cansas de que todo sea tan... predecible. Se vuelve aburrido si no suceden cosas nuevas — añado, observando cómo otros estudiantes llegan al salón.
— Tal vez más adelante sienta eso — comenta. — Pero por ahora, un cambio de aires de la vida agitada que llevaba no me viene mal.
Lo miro con curiosidad, queriendo saber más sobre su vida anterior, aunque sé que es poco probable que lo comparta ahora.
Nuestras esperanzas de seguir conversando se ven interrumpidas por el timbre que anuncia el inicio de las clases. Sin decir más, le sonrío y me acomodo en mi asiento, dando por terminada nuestra conversación con la llegada del profesor.
Antes de cerrar la puerta, el profesor se detiene al ver a Dalton. — Joven Clark, qué sorpresa. Segundo día de clases y segundo día llegando tarde.
— En realidad, profesor — responde Dalton mientras se dirige a su asiento — el timbre acaba de sonar y usted acaba de llegar, así que no llegué tarde, sino justo a tiempo.
La respuesta provoca risas entre algunos estudiantes, incluyéndome a mí y al propio profesor.
— Ojalá usara esa habilidad para dar respuestas elocuentes en sus estudios — bromea el profesor mientras se acomoda en su escritorio.
— Lo siento, profesor, pero las posibilidades de que eso suceda son nulas. No puedo ser perfecto en todo — responde Finn, ganándose más risas.
— Si usted lo dice, joven — concede el profesor, finalizando el intercambio y comenzando la clase. — Bien, alumnos, para su suerte o desgracia, les toca tener clases conmigo dos días seguidos a primera hora de la mañana – dice obvio- y también , seré su profesor de literatura – cuando dijo lo último todo quedo en silencio, nadie sabía que también era profesor de literatura- wow, esa es la motivación que quiero en mi clase- habla sarcástico- Bien, las reglas ya las saben y solo les toca cumplirlas, así que no se duerman- acota mirándome fijo.
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¿Crees en la magia? ©
FantasíaEn el pequeño pueblo de Roseblood, la quietud de la noche siempre ha sido un manto de tranquilidad, un refugio del bullicio del día. Pero en los últimos meses, un rumor ha comenzado a propagarse como el fuego entre sus habitantes, un murmullo inquie...