La noche había sido larga y un poco agitada; los sueños con ese ser no me dejaban en paz. Empezaban siempre igual y terminaban igual: yo corriendo por mi vida en un callejón hasta que la criatura me atrapaba. Realmente empiezo a creer que son más que sueños. Sin embargo, contra todo pronóstico, pude descansar un poco, aunque mi descanso fue breve, ya que me desperté temprano al escuchar voces provenientes del comedor. Me levanté de la cama y, con cuidado de no hacer ruido, me acerqué a la puerta para escuchar mejor. Era la voz de mis padres, discutiendo en susurros.
—No podemos seguir ocultándolo —dijo mi madre, con tono preocupado—. Rubí está cada vez más involucrada en todo esto, y tarde o temprano descubrirá la verdad.
¿Qué?
—Lo sé, Clara —respondió mi padre, suspirando—, pero ¿cómo le explicamos algo tan complejo? La historia de nuestra familia, los mitos y leyendas, todo lo que tuvimos que sufrir para poder tener una vida tranquila aquí, y también están los poderes... Ella ya tiene suficientes problemas con lo del pueblo y el profesor Flicher.
¿Cómo rayos saben lo que hemos estado haciendo? No le hemos dicho a nadie. Y eso de los poderes. Sentí un escalofrío recorrerme la espalda y me agaché para escuchar mejor.
—No es solo ella, Jorge —continuó mi madre—. Todos los chicos están en peligro. Si no les explicamos, podrían encontrarse con cosas que no entienden y salir heridos. Ya viste lo que pasó con Dalton.
Esto no tiene sentido, nada lo tiene.
—Tienes razón, Clara. Pero tenemos que encontrar el momento adecuado. Además, no sabemos si esos poderes aún están activos. Hace generaciones que nadie los ha manifestado.
—¿Y qué pasa si Rubí es la primera en despertar esos poderes? —insistió mi madre—. Ella merece saber la verdad.
¿Qué verdad?
Permanecí en silencio, con el corazón latiendo desbocado. Poderes. ¿Qué clase de poderes? ¿Y por qué mis padres nunca me habían hablado de esto?
Decidí que era mejor regresar a mi habitación antes de que notaran mi presencia. Tenía que digerir lo que había escuchado y, más importante aún, tenía que hablar con mis amigos sobre esto. Quizás, juntos, podríamos encontrar respuestas.
Horas más tarde, me reuní con todos en la sala de la casa de Em, algún provecho teníamos que sacar de que sus padres nunca están. Todos parecían ansiosos por escuchar los resultados de las muestras de sangre del anillo.
—Bueno, chicos —comenzó Dixi, con su teléfono en la mano—, los resultados son... interesantes, por decir lo menos.
—¿Interesantes cómo? —preguntó Ethan, inclinándose hacia adelante.
—La sangre en el anillo pertenece a alguien que tiene una mutación genética muy rara —explicó Dixi—. Esta mutación se ha encontrado en algunas personas que históricamente se decía que tenían... habilidades especiales. —Nos miró con seriedad—. Habilidades como telequinesis, premoniciones, cosas así. —Agitó su mano.
—Vamos, eso ni siquiera tiene sentido —habló Jack, haciendo que todos nos miremos—. ¿No lo tiene, verdad? —preguntó mirándonos a todos.
—Bueno...— habló Em—. Considerando todo lo que hemos vivido las últimas semanas, no creo que sea tan descabellado creer eso —suspiró.
—Vamos, Em, tú no —susurró él, frustrado.
—¿Estás diciendo que el anillo pertenece a alguien con poderes? —preguntó Dalton, claramente incrédulo, volviendo al tema.
—Eso parece —respondió Dixi.
—¿Eso se puede saber con las muestras de sangre? —pregunté interesada.
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¿Crees en la magia? ©
FantasíaEn el pequeño pueblo de Roseblood, la quietud de la noche siempre ha sido un manto de tranquilidad, un refugio del bullicio del día. Pero en los últimos meses, un rumor ha comenzado a propagarse como el fuego entre sus habitantes, un murmullo inquie...