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Enero

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Enero 1, 2013

Despertar por las mañanas sin necesidad de utilizar el despertador podría volverse una costumbre en solo dos días, tal vez, o ya estaba tan acostumbrada a levantarme muy temprano para ir a la BSAA que me parecía extraño no levantarme tan temprano, pero ahora solo debía procurar mi recuperación para la siguiente misión. No obstante, sabía que el viaje a Europa ya estaba en puerta y estando allá sería seguro que volvería a las rutinas de levantarme antes del alba para iniciar con nuestra secreta misión de buscar a Redfield, por lo que me dije que debía disfrutar este día al máximo.

Jill mencionó que llegaría para ayudarme con mi equipaje, así que me levanté para alistarme y tener todo listo hasta que llegara. Tomé una ducha y el agua caliente se encargó de recordarme la herida que tenía, y al terminar me vi obligada a mirarme en el espejo solo para apreciarla y sentir ira por conocer a su causante. Me vestí y fui a la cocina a prepararme un café que me ayudara a despertar mejor, aunque creo que tuve suficiente con el dolor de mi herida.

No tenía novedades en mi teléfono, así que lo guardé de inmediato y continué disfrutando de la cafeína hasta terminarlo; pero antes de eso, me dediqué a darle una última ojeada al mensaje de Nivans, sintiéndome un poco culpable por no responderle y me cuestioné la idea de hacerlo, pero el susto que me plantó Jill al entrar sin avisar me lo impidió, creyendo que mi teléfono iría a parar a quien sabe dónde en el suelo.

—Buenos días —saludó con una sonrisa llena de burla por darse cuenta de mi susto— ¿Estás lista?

—No lo sé —respondí depositando mi taza en el fregadero.

—Claro que lo estás —afirmó acercándose a mi posición—. Recojamos todo el desastre de ayer, así no tendrás nada de qué preocuparte cuando estemos en Europa.

Casi no hice nada para ayudar y me sentí una inútil, pues Jill me impedía realizar tantos esfuerzos al estar pendiente de mi herida. Hizo casi todo, y entendía que era por mi situación, pero eso no evitaba que me sintiera incómoda por ello.

—Bien, es hora de pasar seis largos meses en Europa —habló llena de júbilo.

— Aún sigo pensando que no es buena idea que vaya —hablé desanimada—. Siento que le causaré demasiados problemas a Piers estando allá.

—Por favor Brooke —se acercó una vez más—. Piers no está enfadado contigo, solo está preocupado. Estos seis meses pueden ayudarte a acercarte más a él. Trataré de darles su espacio —comentó con gracia y me guiñó el ojo.

—Está bien —le sonreí de vuelta, confiando en que así sería.

Al día siguiente, nos encontrábamos en el aeropuerto solo esperando por el vuelo. Piers ya estaba en Europa esperando por nosotras, o eso fue lo que me dijo Jill y no puede evitar pensar en lo peor y en los posibles problemas que causaría, no tenía duda.


Luego de varias horas de vuelo y algunas en auto, llegamos a la ciudad donde fue la última vez que se vio a Chris. Hacía frío, incuso más que en Estados Unidos y había sido una suerte cargar con ropa abrigadora. Cuando llegamos al edificio donde nos hospedaríamos no pude evitar que mis sentimientos encontraran a Nivans sentado en uno de los sofás del lobby, esperando; pero hubiera preferido no hacerlo o tal vez no haber ido luego de ver su gesto lleno de confusión cuando me encontró entre el resto de personas.

—¿Brooke? —se puso de pie, al parecer ignorando por completo la presencia de Jill a mi lado— ¿Qué haces aquí? —cuestionó incrédulo y yo no pude evitar pensar en que seguramente Valentine mantenía en secreto el hecho de que les acompañaría.

Mundos diferentes (RE 6) |Piers Nivans|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora