Capitulo 12

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Sonia P.D.V

Me había despertado en una especie de hospital, no había nadie así que me volví a intentar dormir, desperté poco tiempo después, una enfermera había entrado en la sala. Se me acerco para cambiarme la vía y el gotero de suero.

-Buenas, veo que ya has despertado. –Me dijo la enfermera. Era una mujer joven, con el ropaje típico blanco, pelo rubio, melena corta y una enorme aguja en la mano.- tranquila, no te dolerá. Solo un poco.

-¿Ha venido alguien a verme? ¿Quién me trajo? –La pregunté rápidamente. ¿Me había traído el? - ¿Cómo esta mi pierna?

-Tú tranquila, poco a poco. Si, vino tu familia a verte, han bajado a la cafetería. Te trajo un hombre joven, te ha dejado ese peluche junto a una carta- señalo la mesita de al lado.- tu pierna esta ya cosida, te había causado una pequeña hemorragia pero no llego a alcanzarte la vena del todo.

-¿Alguien más aparte de mi familia ha venido? ¿Podrías pasarme la cara, por favor? – dije estirando el brazo intentando cogerla.

-Sí, ha venido una chica. Espera, primero déjame cambiarte la vía. –Dijo acercándose más a mí.

Se acerco a mi brazo, sacó la enorme aguja que tenía en la mano y la puso en la mesilla. Saco la vía que tenia puesta en mi brazo poniendo un algodón encima de la ''inflamación'' donde estaba la aguja. La empezó a sacar lentamente, no dolía así que no pasaba nada. La saco limpiamente. Lo que más miedo me daba era que me metiese la aguja, eso sí que dolía y mucho. Agarró la aguja de la mesilla y me ató una cuerda alrededor del brazo. Buscó la vena de mi brazo con suaves toques. Una vez la encontró acercó la aguja lentamente hacia ella, cerré los ojos para intentar no ver como se introducía aunque el dolor seria igual. Sentía como un filo de hierro fino atravesaba mi brazo hasta llegar a mi vena, no dolía tanto comparado como el cristal. Sacó la jeringuilla dejando la aguja introducida, metió el tubo de la máquina de suero y lo encendió. Me acercó la carta y el peluche una vez terminado de cambiarme todo, se fue de la habitación y volví a quedarme sola. Abrí la carta y empecé a leerla.

''Hola Sonia, espero que estés mejor. Te encontré desmayada en el portal después de tu llamada, fui lo más rápido posible pero ya no estabas consciente. Volveré a verte en cuanto termine lo que teníamos hablado, ten cuidado y cuida esa pierna. Te regalo ese peluche en compensación por llegar tarde, al menos no ocurrió nada grave. Un beso. ''

Fin de la carta, no recordaba que hoy fuese a hacer lo que solamente él y yo sabíamos. Empecé a mirar el peluche, era un perrito marrón con un huesito en la mano. Él sabía mis sentimientos por esa persona y siempre se metía conmigo con esas cosas. Sonaron dos golpes en la puerta, señal de que alguien quería entrar. Pase, grite. Entró una chica de cabello largo y flequillo recto, bastante bajita... Carla. Vino corriendo a mí a abrazarme.

-Tía, ¿Pero que te ha pasado? –Pregunto con cara de angustia sin soltarme.

Empecé a contarla todo lo sucedido detalle por detalle. En cuanto la dije que el cristal se empezó a rajar, la luz de la habitación se fue. No podía ver nada, solo veía un poco por la luz que llegaba de la ventana, era casi de noche. La luz podía reflejar dos personas en la sala, Carla y... ¿Quién era esa otra persona? Una mujer estaba detrás de Carla.

Raquel P.D.V

Estaba en mi habitación leyendo el libro que cogí de la habitación de José. La foto que había recogido de allí se cayó de una de las hojas, no recordaba haberla guardado ahí. La cogí y empecé a mirarla, algo había cambiado de ella, Carla había sido tachada de la foto, igual que los demás que ya estaban tachados. ¿Porqué?

Doce gotas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora