Carla P.D.V
La luz de la sala se había ido, solo podía ver con el reflejo de la ventana. Sonia tenía la mirada fija a mí, o eso parecía. Tal vez... ¿Miraba detrás mía? Giré la cabeza pero no había nada así que supuse que era a mí. Abrí la puerta de la habitación para que diese un poco de luz y buscar a alguien para que viniese a dar la luz. Sonia me suplico que no me fuese pero la dije que no tardaría. Salí de la habitación, todo el pasillo estaba oscuro. Había unas luces que brillaban pero muy poco, eran las luces auxiliares. El pasillo estaba vacío. Podía escuchar mis pasos con tanto silencio, daba un poco de miedo. Camine hasta la mesa donde se encontraba atención al cliente para ver si había alguien. Una mujer de espaldas sentada en la silla con la cara girada observando la pantalla del ordenador. El ordenador estaba apagado. ¿Qué miraba? Intenté que me hiciese caso pero por más que la llamaba, me ignoraba. Alzó sus dedos y comenzó a ''escribir'' en el ordenador. Estaba apagado, ¿Como narices podía escribir? La pantalla en negro. En ella, letras rojas con una especie de mensaje. ¿Necesitas ayuda? Ponía. ¿Por qué no me hablaba? La mujer se puso de pie, aun me daba la espalda. En un abrir y cerrar de ojos, la tenía en frente. Al principio parecía una mujer joven con una cara bastante dulce. Pero, no era así. En unos minutos su cara fue deformada hasta parecer un monstruo. De ella salía una sonrisa enorme y siniestra. Sin dudármelo dos veces, salí corriendo junto a Sonia. Cada vez estaba más cerca de su habitación, las luces auxiliares estallaron privándome de ver el pasillo el poco recorrido que me quedaba. Había tres habitaciones antes que la de Sonia. Corrí y entré en una pensando que era la de ella, cerré de golpe la puerta. Era la sala de ''curaciones'' por así llamarla, donde ponían las vías y sacaban sangre. Pude saberlo por la luz que entraba de la ventana. En la puerta empezaron a sonar golpes. Al principio eran pequeños y no muy ruidosos. Pararon, a los segundos comenzaron a sonar más fuerte. Me escondí detrás de la mesita de curaciones observando lo que ocurría en la puerta. Los golpes cesaron. Me asomé un poco mas pensando que ya había acabado. La puerta se abrió de golpe como si de una ráfaga de viento se tratase. La mesa de curaciones cayó del impulso encima de mí. Unas cuantas agujas atravesaron mi cuerpo que había caído al suelo del peso. Por suerte ninguna se atravesó del todo. Una mujer joven, apareció encima de mí. Sus piernas estaban separadas de la otra junto a mi cabeza. Empezó a juntarlas y a aplastarme la cabeza con ellas, mis orejas estaban pegadísimas a mí. Agarró una de las agujas que estaba atravesando uno de mis hombros y lo sacó de golpe. Uno de los botes con líquido que estaba encima de la mesa había caído cerca de mí. Ella lo agarró y metió la aguja dentro de ella para absorber con ella el líquido. Un líquido color verde esmeralda. Una vez la jeringuilla se lleno, lanzó el bote contra la pared e inmediatamente se partió en mil pedazos. Acercó la aguja cerca de su cara, su cara estaba como entristecida, lágrimas brotaban de sus ojos. Pasó la lengua por el filo de ella y fue bajándola rápidamente hacia mí. La aguja me la incrustó en el cráneo. En medio de la frente, comenzó a soltar el líquido que había introducido en ella. Mareos comenzaron a darme, incluso ganas de vomitar. No podía mas, mi cuerpo no me reaccionaba. Estaba a punto de morir, cerré los ojos y dejé que pasase todo lo que fuese.
-Adiós, Sonia. –Susurré.
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Doce gotas de sangre
HorreurHistoria basada en lo paranormal, los problemas que pueden ocurrir por una muerte o incluso por el maltrato hacia una persona. Ha fallecido la directora, parece que fué un suicidio. Doce alumnos han sido asignados a ir a la clase 101, la clase dond...