Capitulo 16

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Sonia P.D.V


No podía seguir en el hospital, no después de haber hecho eso. Una voz empezó a comerme la cabeza mientras Carla se fue, esa mujer que estaba detrás de ella. Solo ella era la culpable. La luz había vuelto, volví a mi habitación. Agarré mis pocas pertenencias de la sala y una de las muletas que había en la habitación. El pasillo estaba vacío, mire hacia un lado, no había nadie. Hacia el otro, tampoco. Salí de ella con cuidado de que no me viese nadie. Solo se podía escuchar el golpe de la muleta contra el suelo. Llegué a la puerta, una enfermera pasó cerca del pasillo. Me escondí detrás de la puerta para que no me viese. Una vez que paso, salí de la planta. Tocaba bajar todas las plantas con las muletas, eran cinco plantas así que me costaría bastante. Me sujete en los soportes de la escalera y baje con cuidado hasta la última planta. Salí del hospital, enfrente de este, estaba el coche de la madre de Julia. ¿Qué hacia aquí? Me fui por la parte de atrás para ir en autobús a mi casa, por suerte, la madre de ella no me vio. Minutos esperando, el autobús no llegaba así que decidí ir andando. Mi casa tampoco estaba muy lejos pero la pierna era la que me impediría andar tanto, pensé. Me senté en el bordillo de la acera y saqué el móvil. Lo encendí, busque en contactos y cliqué en uno. Saltó el buzón de voz, volví a llamar.


-¿Sí? ¿Qué quieres? – Respondió una voz masculina.


-Hola tontaina. ¿Podrías venir a recogerme en el hospital que está cerca de mi casa? Llevo una muleta y la pierna vendada, luego te cuento el porqué. –Dije tentándole a venir.


-Vale, solo porque quiero saber el que paso.-Dijo burlándose.- Espérame unos minutos.


Colgué. Esperé unos minutos, le vi llegar a lo lejos. Nada más verlo, mariposas revolotearon en mi estomago. Me levanté de la acera, fui hacia él rápidamente. Solté la muleta, sin dudarlo dos veces me lancé a sus labios. Sus labios se juntaron con los míos por unos segundos. Me agarró de los hombros y me apartó. ''Para'' me dijo. Mi mirada se juntó con la suya, nos quedamos los dos mirando sin decir nada. Él podía notar que yo lo pasaba mal por su rechazo, por como pasaba de mí aun sabiendo mis sentimientos. Él quería a Raquel pero ella no le quería a él, era tonta. Aparté la mirada y le pedí que nos fuésemos. Pasé mi brazo por sus hombros para sujetarme pero no hizo intento de moverse. Se inclinó, me pidió que me subiese en su espalda para llevarme a ''caballito''. Me subí en su espalda y comenzó a andar. Apoye mi cabeza en su hombro. Relajé mi cuerpo para que no le costase mas andar.

-Te quiero.-Le susurré, cerré mis ojos y deje que el viento golpease mi cara suavemente hasta llegar a mi casa.


Raquel  P.D.V


 Desperté pensando que todo había sido un sueño, lo de la foto, lo del instituto, todo. Había soñado con ella. El que hizo, el porqué. Si yo hubiera sido ella también lo habría hecho. Me repugnaba conocer el egoísmo al que podían llegar las personas que yo pensaba que eran buenas. Un ardor me subió al pecho. No sabía si era ira por su parte, o dolor por el hecho de saber que ellos la llevaron al suicidio. Quería saber más. Volví a la casa de José donde encontré la foto. Sus padres no habían vuelto. Entré en la cocina de su casa y revisé por todos los muebles en busca de algo. Abrí la nevera en busca de algo de picoteo, total, el no me diría nada. La última vez que vi a José, era un ''fantasma'' y ya sabía el porqué. Dentro de la nevera se encontraba él, con el cuerpo lleno de rajas, lleno de agujeros. Estaba hecho como un cuadro lleno de sangre, como si de una película de terror se tratase. Estaba ''blanco'', helado, por así decirlo. En cuanto terminase de buscar llamaría a la policía.

Doce gotas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora