Capítulo 27

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Alan Cárter P.D.V

*Me habían ofrecido mucho dinero por parar a Julia y conseguir toda la información que ella sabía. Mi jefe era una persona con mucho dinero, pero nunca le había visto cara a cara. Sólo sabía que tenía un hermano... o hermana, porque una vez lo escuché por teléfono. Mi jefe no era de aquí, había venido hace poco relativamente. Yo soy detective de verdad, pero no hay corrupción que por mal no venga. Ganaría dinero y a si vez conocería mas información sobre los sucesos de ese colegio. Un dato curioso, es que yo era familiar de ma directora. Quería saber quien, o que, la había matado. Las clases iban a empezar en menos de dos semanas, y yo necesitaba la información que sabía Julia antes de que empezasen. Aún estaba cerca de su casa. Me fui a acercar a su cada de nuevo cuando vi que otra persona se acercaba a la casa. Desconocía su nombre, era una chica joven, tal vez del mismo colegio. Me quedé observando desde el coche que estaba aparcado enfrente, yo estaba apoyado en él. Era una chica algo regordeta con el pelo por los hombros de color marrón. Llamó al timbre de la casa pero nadie abría. Volvió a llamar. Un gran ruido salió de la casa, no un grito, tal vez un golpe. La chica comenzó a gritar y a empujar la puerta. Me desapoye del coche y fui corriendo a ayudar a tirar la puerta. La chica se hizo a un lado, golpeé la puerta y se abrió. Entramos los dos corriendo en busca de la chica. No estaba en la planta baja, subi a la planta de arriba y allí estaba ella, caída en el suelo con una de sus mejillas ensangrentadas, uno de sus labios cortado, haciendo brotar sangre poco a poco. Bajé, le oedi a la chica que subiese con vendaje a la planta de arriba, pero no respondió. Agarré a Julia y la tumbé en la cama. Entré al baño a por papel y agua oxigenada para sanar las heridas. Sané sus heridas, bajé en búsqueda de la otra chica pero no aparecio, la puerta se había quedado abierta. Fui a cerrarla. Otro golpe sonó en la parte de arriba, como unos cristales rotos. Subí corriendo a la planta de arriba. Julia ya no estaba allí, había desaparecido. La ventana estaba rota. Me asomé para ver si había caído, pero no había nada allí, solo manchas de sangre, bastante grandes a demás. Comencé a bajar las escaleras, pero algo me detuvo. La sala de abajo estaba llena de humo y llamas. La casa de estaba quemando, alguien había provocado el Inocencio, o mas bien algo. Subi de nuevo, me dispuse s saltar por la ventana. Prefería hacerme daño antes que acabar calzinado. Salté, caí sobre mi brazo. Mire hacia la casa, había una sombra en la ventana por la que salté, pero poco después desapareció. ¿Era una persona? ¿o solo era cosa del fuego? Comenzó a sonar mi teléfono, pero no estaba conmigo, se había quedado en el piso de arriba, ardiendo. Eso no me importaba tanto pero... ¿dónde se había metido Julia? ¿y la chica que me ayudó con la puerta?

Doce gotas de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora