|Capítulo 29|

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Enséñame...

Siempre tuve la teoría de que el ser humano es atraído hacia su propia destrucción. Lo seduce la idea de quemarse bajo la penetrante mirada de algo más poderoso que su propia voluntad, de poner a prueba sus valores y principios.

Exhibido por paredes de cristal, dándoles a probar solo un poco de lo mucho que podrían tener. Los vuelve adictos a la belleza de lo prohibido. La intensidad de sus palpitaciones y la impotencia en sus dedos los vuelve locos. Delirando por la peligrosa emoción de probar lo que, están conscientes, será su propia destrucción.

Para terminar desquiciados bajo los efectos del exquisito alucinógeno de su soledad.

El momento en que entiendes que algo nunca te perteneció es parecido al sentimiento que surge cuando el sedante va perdido fuerza. Tu cerebro retoma la conciencia y comprende la situación en la que te encuentras cuando miras tu reflejo en la botella vacía a tu derecha y la amargura de tu lengua baja por tu garganta y quema tu estómago.

Un error común entre los humanos; tocamos la puerta del diablo esperando que nos abra un ángel. Pero que hipócrita suena decirlo así. Sabemos a quién hemos buscado, pero fingimos sorpresa cuando aparece frente a nosotros. El humano fue creado para buscar su muerte.

Puedes tomarlo como quieras. Literal o no, es verdad.

Sin embargo deambulo por los solitarios pasillos; con el corazón escurriendo hasta el suelo y la mente cansada de tanto pensar.

Me pregunto si sería estúpido decir que no me siento tranquilo, que el sueño se me ha escapado en los últimos días aun cuando mis parpados ruegan desesperados por rendirse, por cerrarse y alejarme de este plano existencial, aunque sea por algunas horas.

No ha salido de su habitación, le llevan comida y Wilbur es la única persona, aparte de Eret y Dena, que he visto entrar.

Los primeros días pasaban demasiado lento. Me sentía nervioso y aterrado. Todos parecían tener una opinión al respecto que, creían, yo debía saber, pero las personas que realmente tenían algo que decir no hablaban del tema en lo absoluto.

Quería estar a su lado y no dejarlo solo, pero el Doctor Blade fue quien no abandonó el cuarto.

Me pregunté todos los días sobre que podrían estar hablando, pero al cuarto día dejé de hacerlo.

La primera semana fue molesta. El tercer día, mientras inconscientemente hacía mi camino hacia la sección de dormitorios C3, lo vi entrando a su habitación y por un segundo me miró, un segundo que provocó un reinicio espontaneo en mi cerebro, un segundo que se perdió en mi memoria antes de verlo cerrar la puerta detrás de él.

Terminé dándole mil vueltas al asunto día y noche, incluso soñaba con cada paso que daba para encontrarlo.

La segunda semana fue la más dura de todas. El cansancio comía cada musculo que, siquiera, pensara en evitar que durmiera y recuperara la energía que tanto pensar me había robado.

Me negaba a dormir, no quería verlo y lo único que hacía al soñar era buscarlo en lo fríos pasillos de hospital. Y al mismo tiempo anhelaba no despertar antes de que mis nudillos impactaran contra aquello que me separaban de él, pero nunca lo hicieron.

Hoy termina la tercera semana.

Aún no lo he visto, una parte de mi incluso piensa que nunca ha estado en esa habitación que tanto me ha cazado durante las últimas semanas y solo lo he imaginado. Esa puerta, número 086 ni siquiera existe para este punto.

Escucho una voz decir mi nombre a mis espaldas, pero no me molesté en voltear.

Tommy, quien ahora camina a mi lado, había sido la única persona a la que le había contado lo que estaba sintiendo y aunque a veces podía ser un dolor de cabeza, siempre ha sido un buen amigo. Es bastante sensible cuando se trata de empatizar con el dolor ajeno.

I'm Broken. I'm Damage. [DreamNotFound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora