|Capítulo 27|

719 70 111
                                    

Oh, vaya. Creo que me equivoqué.

El vapor de la ducha se balanceaba por los aires, como una bruma cargada de emociones, dando paso libre a distintos recuerdos. Bailando frente a mis ojos, la imagen de aquel joven se manifiesta, su delicada figura se pasea al alrededor mientras que las gotas de agua caen por mi espalda, enjuagando cualquier rastro de jabón que quedara.

Sus delgados brazos se enredan alrededor de mi pecho, sostengo su cuerpo por los hombros. El aroma de su cabello llena mis fosas nasales, su presencia me invade y se extiende a mí alrededor. El calor de que emana me mantiene seguro, protegido. Su respiración traspasa mi playera y hace cosquillas en la piel. Fundidos en un abrazo que no hace más que curar el alma y apaciguar el corazón.

Negándome a soltarlo hasta que tenga suficiente de él, pero nunca lo tendré y con eso en mente dejo que mis brazos resbalen por su silueta.

Me mira con ternura y algo más, algo que no puedo mencionar ya que ni él está completamente seguro de entender. Acaricio su rostro solo con la punta de mis dedos, sin malas intenciones lo tomo por la nuca, sus pestañas rozan sus pómulos una vez cierra los ojos y beso su frente como hace ya tantos días.

Escucho su sonrisa, tan delicada que podría creer que solo es una mala pasada, que el cariño que en mi pecho burbujea me ha hecho imaginar que la elevación de sus labios es solo porque puede sentir el constante palpitar de mi corazón, que late con sumisión ante su presencia. Y dejo que mis labios se separen de su suave piel.

Atrapo sus ojos en una mirada, tan misteriosa como transparente, sus pensamientos se filtran por mis oídos, se lo que quiere. Y me permito solo por un segundo imaginar cómo se desarrollaría lo siguiente.

Manos desesperadas, hambrientas por un poco de contacto, por un poco de piel.

Roces carentes de inocencia.

Bocas anhelantes de atrapar el suspiro de un ajeno antes de correr en busca de la satisfacción del otro, en busca de saciar el feroz deseo de ahogarnos en el profundo océano hecho de tinta.

Su espalda arqueada y piernas alrededor de mi cadera, piel sobre piel, mientras robo la vitalidad de su cuerpo directamente de su cuello.

El vapor nublando todo a nuestro alrededor. Su silueta desnuda me llevarían a un plano distinto, pero el roce de su piel contra mis dedos me arrojaría de regreso a su pecho.

Uno las piezas de nuevo y un suspiro orgulloso abandona mi garganta. No es como quiero que las cosas sucedan, al menos no por ahora.

Acaricio su rostro por segunda vez y beso su mejilla con dulzura, adorando cada segundo que pasaba a su lado.

"Descansa" le susurré. Dejo que aquel lindo chico se escurra lejos de mis dedos mientras se adentra en su habitación.

Despierto de mi reciente ensoñación y sonrío con torpeza.

«Estúpido niño bonito»

Seco mi cuerpo una vez salgo del abrazo cálido en que el agua de la ducha me mantenía. El vapor de baño se dispersa y me permito observar mi rostro frente al espejo antes de salir en busca de mi ropa.

Los recuerdos de la tarde pasada llegan a mí como una canción pegajosa, que se niega a dejar que algún otro pensamiento intente siquiera distraerme de la sensación tan inquietantemente perfecta que su mano entrelazada con la mía trae a mi pecho.

Sin querer había abierto mi corazón mientras divagaba, dejé que mi lengua se soltara a hablar con total libertad, como si las consecuencias de pronto no existieran.

I'm Broken. I'm Damage. [DreamNotFound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora