|Capítulo 9|

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Daño

Un roce, tan simple y hermoso. Desatando millones de sentimiento dentro de mí, quemando toda obscuridad, apaciguando a mis demonios, arrullándolos hasta morir, solo por un segundo. Su mano, contra mi mejilla, sosteniéndola con dulzura, sus ojos cerrados, sus labios, y su nariz rozando sobre la mía. Un beso, un tierno e inocente beso. Rompiendo cada barrera mental y emocional con su calidez. Entre lágrimas. Me ahogo en calor, en su cariño. No puedo, me rompo lentamente y duele. Tanto tiempo construyendo murallas, que creía impenetrables y en un segundo las derribaste, con un toque, con un "Hola".

George apenas abrió los ojos y sonrió, con cuidado lo bajé al suelo. La canción había acabado y otra más lenta había comenzado a sonar, la mayoría de la gente seguía recuperando el aliento pero no tardaron en encontrar alguien para seguir bailando ahora en pareja. A penas y pude encontrar a Wilbur bailando entre risas con Niki que lo pisaba de vez en cuando, a Skeppy siendo jalado por Bad para bailar juntos y más al fondo se encontraban Tubbo y Tommy, quienes bailaban entre pisotones y risas. No parecían prestarle mucha atención al ritmo de la canción ya que sus pasos eran acelerados e infantiles; Con una de sus manos juntas, jalándose de un lado a otro. Ambos sonreían con calidez y le reprochaban al otro lo mal que bailaba. Al principio no lograba entender como habían llegado a crear esa amistad, pero entre más lo pensaba más sentido tomaba, siendo extremadamente energéticos y con un particular humor que solo ellos entendían. 

Su cálida respiración contra mi cuello, causándome escalofríos, abrazándolo contra mi pecho. Bailamos tanto como pudimos, unas canciones un tanto animadas como a otras lentas.

Ya estábamos frente a su habitación. No quiero soltarlo, lo quiero conmigo, pero nos separamos, me sonríe una última vez y cerró su puerta.

El silencio me envolvió, tranquilizando los arrebatos de mi corazón. Sonreí, extasiado, su calor seguía en mi pecho, como constante recordatorio de que seguía aquí.

Entonces comencé a caminar hacia mi habitación, permitiéndome aspirar el freso aire del lugar, llenando mis pulmones. Mis piernas pesaban, pero no podría importarme menos, todo había sido maravilloso y no dejaría que ninguna tontería arruinara el acelerado ritmo de mi corazón.

A penas divisé mi cuarto corrí hacia él, tomé la perilla entre mis manos y cuando estaba dispuesto a entrar una voz se hizo presente.

—Los vi—comenzó— a ti y a George. —para ese instante ya me había dado la vuelta para enfrentar al hombre de cabellos rosados—En el Área de Recreación.

— ¿Y? ¿Algún problema? —le pregunté desganado, no tenía ganas de pelearme, había sido un muy buen día como para arruinarlo de esta manera. Techno me miró serio, recargado en la pared frente a mi cuarto.

—Bueno, George es mi paciente y tengo que asegurarme de que este a salvo— su voz tronaba, estaba enojado. Me miraba, acusándome en silencio.

— ¿A qué te refieres? —pude sentir como mi pecho perdía el dulce calor que George había dejado minutos atrás, siendo remplazado por uno más violento, debía contenerme, no podía volver a hacer una estupidez.

—Eres inestable, Clay. Y lo sabes, ¿A caso quieres hacerle daño? —Techno sonrió, mis puños se cerraron con violencia, tensando la mandíbula con tanta fuerza que dolía, pero no me interesaba.

—Nunca lo lastimaría—susurré, escupiendo cada palabra con odio, el hombre me miró por unos segundos, analizándome con sus fríos y calculadores ojos.

— ¿Seguro?

El camino hacia el AR era tranquilo y aburrido, Clay no había aparecido desde aquél día. No fue a mi habitación en la mañana como había prometido, no había ido a desayunar o al menos nadie lo había visto. Tampoco estaba en su cuarto, nadie sabía nada de él, como si se hubiera desvanecido en el aire. La idea de haberlo hecho enojar no me abandonaba, probablemente no fui muy racional ese día y es que, no cualquiera se te acerca y te da un beso de esquimal, menos llevando días de conocerse.

Suspiré cansado, lo había arruinado todo, solo por dejarme llevar por el calor del momento, por Clay, por su boba sonrisa de niño pequeño.

Tan pronto como llegué al AR corrí a sentarme en cualquier lugar alejado de todos, no tenía ánimo para hablar con quien sea, por lo que tomé cualquier libro, pero como si el mundo estuviera en mi contra cuando me dispuse a comenzar a leer una mano se posó en mi hombro, haciéndome voltear de inmediato.

—George—Wilbur me miraba sonriente, estos últimos días habíamos hablado un poco, nada muy interesante, pero algo es algo.

—Oh, hola —le sonreí ligeramente, cerrando mi libro y poniéndolo a un lado. Wilbur sonrío nuevamente y se sentó a mi lado un poco más serio — ¿Pasa algo?

—N-no, o bueno, sí...—sonaba nervioso, incluso preocupado y sin poder evitarlo el nombre de cierto rubio llegó a mi cabeza. —No es nada grave, ni nada. Es solo que, como me imagino que has notado Dream no se ha aparecido mucho por aquí y pues hace un rato lo vi subiendo al techo, no quise seguirlo, pero a lo mejor y tu...

No esperé a que terminara de hablar, pues me levanté del sillón y salí lo más rápido que pude hacía el primer elevador que me topé, marcando el penúltimo piso, ya que este no llegaba tan arriba, y para cuando sus puertas se abrieron subí por la caja de escaleras hasta el techo.

El aire golpeaba contra mi rostro, enfriando tanto mis mejillas como mis pensamientos. Había sido una semana difícil. Las agrias palabras de Techno se repetían una y otra vez, hacerle daño, lastimarlo. No, no podría vivir sabiendo que lastimé a ese niño, a George. No quería ni imaginarme lo que pasaría si le causara alguna clase de dolor. No me lo perdonaría.

El silbido del viento que minutos atrás llenaba el ambiente se calló, dejándome con mi tristeza y soledad. El frío se metía entre mi playera, pero poco esperaba que un par de brazos me rodearan desde atrás. Un cálido cuerpo se recargaba sobre mi espalda, transmitiendo su calor, alejando al frío, y tan pronto como me di vuelta alejó al otro frío.

Un cabello castaño desacomodado, una piel casi pálida. George me abrazaba con fuerza enterrando su rostro contra mi pecho, su respiración traspasaba la delgada tela de mi playera llegando hasta mi pecho, provocándome mil y un escalofríos.

—Perdón—lo oí decir, sentí su mandíbula moverse sobre mí con cada palabra—No quería hacerte enojar...

— ¿Qué? —no estaba enojado, mucho menos con él, y por más que no quisiera, separé a George de mí, para verlo a la cara; sus cejas fruncidas, sus labios entre abiertos y sus ojos que me miraban consternados. —No estoy enojado, ¿por qué piensas que...?

—Por lo del otro día, n-no era mi intención hacerte sentir incómodo, pero sabes que uno, y luego la canción, pero yo no...—no pude resistirme más cubrí su boca con mi mano.

—Estás divagando—susurré con ternura y lo solté—No tienes de que disculparte, no estoy molesto contigo, ni nada por el estilo—continúe, las mejillas de George estaban pintadas de un adorable color rojo y como antes había querido acaricié su piel con cuidado. —He estado un poco cansado, pero no quería preocupar a nadie, así que me quedaba en mi cuarto, la mayor parte del tiempo durmiendo.

George no contestó, solo volvió a abrazarme, a lo que me incliné para poder tomarlo entre mis brazos dejando a que mi cabeza descansara en la unión de su cuello y hombro. Me sentí tan tranquilo, y entonces lo entendí, me estaba comenzando a sentir algo por el niño de ojos disparejos. No sé exactamente qué, pero me hace querer cuidarlo, de todo incluso, si es necesario de mí, porque ahora es mi amigo. Sí, es mi amigo. Sonreí ante esa palabra, sonaba lindo.

I'm Broken. I'm Damage. [DreamNotFound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora