El comienzo

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Me tomó una semana conocer a Mina, mis padres se hicieron muy cercanos a los de ella, entonces venía a mi casa o yo iba a la suya todos los días. No quería burlarme pero hablaba gracioso y me costaba entenderle a veces, aún así le debía respeto porque ella tenía 2 años más que yo, probablemente por eso parecía más madura y su personalidad era calmada y silenciosa, no era tímida pero si introvertida; le gustaba armar legos y ver animal planet, supongo que de ahí su fanatismo por los pingüinos, además parecía que ella caminaba como uno.

A su corta edad ya sabía tejer, bailaba ballet, cuidaba plantas, escribía y tomaba el té. En resumen una señora en el cuerpo de una niña.

—¿No quisieras ir a jugar a algo Mina Unnie?

—No soy buena en ellos

—¿Quieres ir afuera al menos?

Dije con entusiasmo y ella solo asintió con una expresión seria.

—A ver quién gana, ¡corre!— Después de 1 minuto apareció caminando lentamente— eres una aguafiestas, no corriste

—Papá dice que no corra dentro de casa

—¿Sabes? Algo me dice que no te caigo bien

—¿Solo porque no corrí?

—No, casi ni me hablas y nunca juegas conmigo. Si no es eso, es que soy una aburrida

—No lo eres... Lamento que sientas así, sé que esfuerzas porque la aburrida yo soy... lo siento, no sé cómo hablarte o actuar contigo... Me pones nerviosa

—¿Por qué?

—No sé

—Mina Unnie, creo que piensas mucho. ¿Puedes relajarte?

—¿Qué debería hacer para lograrlo?

—No lo sé...

De una forma impulsiva tomé sus manos y comencé a girar obligándola a hacer lo mismo. De un momento a otro me soltó y me caí sobre el pasto, ella comenzó a reír y grito: "está bien, ¡atrapame si puedes!"

No tardé demasiado en reaccionar pero si me sorprendió, me levanté rápido y comencé a correr detrás de ella. Corrimos, nos perseguimos y reímos hasta el cansancio, finalmente nos tiramos sobre el pasto mientras el sol se escondía; las luciérnagas empezaron a aparecer y un recuerdo memorable nacía.

Ella me estaba mirando, sentí que un calor subía hacia mis mejillas por alguna razón pero me obligué a mí misma a mirar su rostro, y pude escuchar su dulce voz una vez más.

—No se siente tan mal no ser tan Mina después de todo

—Sigues siendo Mina Unnie, pero te divertiste

—Eres genial Chaeyoung

—Tú también lo eres

¿Lo era? De cualquier manera no pude dejar de sonreír hasta que me quedé dormida después de un baño de burbujas.

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Los próximos días intenté comportarme ya que mis padres me regañaron por jugar tanto y distraer a Mina por lo que le propuse estudiar para que el coreano se le facilitara aún más, creo que ella disfrutaba más de las actividades tranquilas aunque yo era un poco hiperactiva no fué difícil concentrarme demasiado porque estar con ella se sentía cómodo y me transmitía mucha paz.

Yo solo tenía 7 años pero no me había costado nada aprender a leer y estando ya en segundo grado creía saberlo todo, pero Mina rápidamente me demostró que no. Era una sabelotodo que me sorprendió porque en otra semana más su coreano mejoró notablemente.

Siempre Te Amaré - MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora