El Mirador - parte 3

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Advertencia: capítulo con contenido sexual explícito.

...

Nuestras prendas quedaron rápidamente repartidas por todo el automóvil, mientras nos besábamos con pasión. Su dedo índice y el del medio de la mano derecha, hicieron un recorrido por mi cuello, mi esternón, mi vientre y el monte de Venus hasta llegar a mi centro. Acarició la zona provocando que mi humedad aumentara y que algunos gemidos comenzarán a salir de mis labios. Bajó para morder mi cuello y luego repartir besos húmedos por mi clavícula mientras la estimulación en mi femenidad no cesaba, sin aviso introdujo ambos dedos y fué mi fin.

Ya había tenido un montón de veces sexo con varias personas, pero esto era totalmente diferente. Nadie más que ella podía lograr hacerme enloquecer, nadie más hizo eso con tanta pasión, deseo y cuidado, nadie más me hizo sentir que quería complacerme, nadie más me hizo sentir que quería que todo fuera duradero, nadie más me hizo sentir amada.

Definitivamente esto no era simplemente sexo, un deseo carnal o lujurioso esto era amor.

Había pasado tanto tiempo desde que habíamos estado juntas de esa manera pero incluso estando en un auto con un espacio reducido sentí como si fuera la primera vez en mi vida.

Sus dedos que seguían en movimiento alternando la velocidad, sus jadeos y respiración agitada, mis estúpidos gemidos e intentos para pronunciar algo coherente, las caricias que me proporcionaba su otra mano, la sensación de su piel sobre la mía, la yema de sus dedos, su calidez, sus labios, su lengua, absolutamente todo hizo que esa gloriosa sensación recorriera mi cuerpo hasta hacerme decir su nombre y caer rendida.

Fuí totalmente suya y necesitaba que ella volviera a ser mía, así que sin importar lo agitada que yo estaba aproveché su estado para quedar sobre ella, la besé y recorrí su cuerpo. Anhelaba su sabor.

Y nuevamente podía pensar que a pesar de haber tenido sexo con desconocidos no deseé probar a nadie nunca ni dejé que nadie me probara a mí; entonces ahí estaba yo entre sus piernas escuchando sus gemidos, deleitandome con su humedad y sus manos sobre mi cabello que intentaban acercarme aún más como si fuera posible. No me aparté pero si dejé que dos de mis dedos se deslizaran en su interior, solo bastaron unos cuantos segundos más para que el placer se apoderara de ella.

Me separé y volví para ver su rostro, aún tenía los ojos cerrados y una hermosa sonrisa plasmada. Uno de sus brazos me rodeó atrayendome hasta ella para abrazarme, escondí mi rostro en su cuello mientras ella pasaba su otro brazo por mi cintura hasta quedar en mi espalda baja.

-Te amo... No imaginé que volvería a sentirme así

Pensé lo mismo pero no se lo dije, solo pude sonreír sobre su piel y luego dejar un delicado beso en el mismo lugar.

Después de un tiempo considerable en donde las caricias no cesaron decidimos vestirnos. Para ser sincera, fué difícil encontrar cada prenda pero eso solo ocasionó varias risas y bromas entre ambas.

-¿Aun tienes frío?

Preguntó claramente en tono de broma, mi sonrisa solo se hizo más grande de lo que ya era.

-Sí, vuelve abrazarme por favor

Nuevamente me acurruque contra ella y se me escapó un suspiro cuando escuché una de sus carcajadas. En ese momento intenté recordar cuántas veces había mencionado a lo largo de mi vida que el sonido de su risa, esa perfecta y dulce armonía era mi sonido favorito. Simplemente era una cuenta imposible porque también estaba el sonido de su voz y el sonido que hacían los latidos de su corazón.

Mina era la música en mí...

Mantuve los ojos cerrados tratando de que el resto de mis sentidos se agudizaran aún más, así me dí cuenta que su aroma a vainilla estaba tan impregnado en ella como en mí.

Siempre Te Amaré - MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora