23▪︎ Ir a él

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El tiempo pasa rápido, y aunque Louis siente que todo sigue igual, algunas cosas han cambiado. Su padre enfermó aún más, ahora su piel está ceñida a sus huesos, y es tan notorio, tan complejo y frío, que Louis prefiere ignorar que hay una nueva calamidad acercándose a su vida, y es tan irónico, porque el remitente de tan esperado desastre, se llama, La muerte.

Y está bien, se ha preparado para esto durante años enteros, asumirlo cuando suceda será como un maldito respiró en algún punto inconexo, entre su vida misma y la manera en la que desearía poder acompañar a su padre hasta el más allá.

En cambio, cuando finalmente ocurra, Louis deberá ser tan fuerte como un roble, porque su madre necesitará un abrazo, un beso y palabras alentadoras que resultaran ser una mentira, porque nadie vuelve a estar completamente bien, después de que alguien a quien amas ha partido para no volver más.

Así que después del velatorio y de haberlo sepultado, ella se lamentara hasta quedarse dormida, entonces, finalmente solo, Louis podrá regresar a su habitación, tomará una ducha con agua tibia, secara su cabello, usara la pijama más acogedora que tenga, y luego se hundirá en la suavidad de su cama, eventualmente llorara, pensará en lo injusta que es la vida, se preguntará el por qué de muchas situaciones, se abandonará en los recuerdos más puros, y en la necesidad de sentirse cuidado y protegido, una vez más, sin embargo, no tendrá a nadie mas que a él, y a esa espantosa sensación de desolación que se cernirá en su corazón, y es ahí, justo ahí, donde comenzará su nueva vida, una incluso más desdichada que la anterior.

Esta noche todo se siente frío, la casa está tan silenciosa como en los últimos días, luego de que la inoportuna familia de sus padres, se marchara. De acuerdo con los acontecimientos de las últimas semanas, Louis no ha tenido el tiempo suficiente para encontrar un nuevo trabajo, así que mientras sale de casa con las llaves en mano, piensa en que mañana podría ser un buen día para salir a encontrar uno.

Mientras sube al auto, el recuerdo fugaz de unos ojos verdes y una voz grave y animada llegan a su mente como el verdugo perfecto. Y es entonces cuando piensa en Harry, por milésima vez en el día.

-¿Qué será de ti, Harry? -se pregunta en voz baja, y siente que saborear su nombre es tan dulce y embriagador como doloroso.

La curiosidad lo acecha, aunque eso es solo una tonta excusa, en realidad es la necesidad feroz que tiene por verlo, lo que lo impulsa a conducir al vecindario de Harry, quizá, por novena vez en la semana.

Cuando llega al lugar, estaciona el auto en un lugar oscuro, y luego sale de el, para caminar por la vereda. Cinco minutos después, se encuentra de pie del otro lado de la calle, frente a la casa de Harry, oculto en la sombra de un árbol.

Agradece lo sombrío de la noche, y que Harry no haya decidido cubrir la ventana con las cortinas, porque ahora puede verlo, sentado junto a la ventana, con el cabello desordenado y las mejillas sonrojadas, su mirada perdida en algún lugar, con la mente viajando en miles de pensamientos. Louis lo ha visto hacer esto por un par de días, todo parece indicar que esto ahora es parte de una rutina, algo simple y deprimente que le permite asumir su tristeza con tranquilidad.

No es agradable ver la destrucción en su cara, porque hay ojeras oscuras debajo de sus ojos, y su rostro luce más delgado de como lo recuerda, en cuanto a su cuerpo, cielos, Louis no puede ver más allá de su cuello blanquecino, porque siempre va cubierto con enormes sudaderas y pantalones anchos.

Los minutos silban en sus oídos como el viento, y sin temor a equivocarse, Louis esta seguro que podría pasar toda la noche observando la misma escena, hay una especie de ambigua calma siempre que viene aquí, y observa a Harry, aunque no hay nada bueno en saberlo triste, él al menos puede tener una imagen a la que aferrarse durante las horas en las que no puede verlo.

Sí, probablemente luce como un completo acosador, pero no puede evitarlo, está necesidad es tan fuerte que aunque luche por reprimirla, él siempre, absolutamente siempre, termina cediendo.

Más tarde, cuando sus pies duelen, Louis se sienta en el frío pasto junto al árbol que lo mantiene oculto. Harry se ha movido de lugar, ahora descansa sobre la cama, mientras lee con paciencia alguno de esos libros de los que esconde en el fondo de su clóset. No hay una emoción exacta en su rostro, pero de vez en cuando hay seños fruncidos, labios entreabiertos, miradas confusas, y solo a veces, muy a veces, también hay pequeñas y sinceras sonrisas.

Luego de leer algunas cuantas páginas, Harry guardará el libro en el mismo lugar de siempre, luego apagara las luces, volverá a la cama, y finalmente se quedará dormido. O al menos eso es lo que debía pasar, Louis estaba acostumbrado a esa rutina, sin embargo, está noche resulta ser un poco diferente.

La expresión de Harry se volvió delicada, sus mejillas lucen más rojas, y sus labios se han separado un poco, pero no hay sorpresa en sus ojos. Su cuello está expuesto con sutileza, y su manzana de Adán se ha balanceado un par de veces en escasos minutos. Ahora su ceño se frunció con hermosa curiosidad, y ha ladeado la cabeza suavemente, mientras desliza el dedo índice por una línea de palabras.

«¿Qué lees, mocoso?» Louis se pregunta, ahora intrigado por aquello que ha captura tan hermosamente la atención de Harry.

La respuesta llega sin que lo espere, cuando Harry cierra el libro, y lo deja caer con delicadeza sobre la mesita de noche. Luego, él se queda viendo un punto fijo en la pared como si se estuviera cuestionando lo que esta por hacer.

Louis lo recuerda con detalle, la desnudez de Harry no es algo que se pueda olvidar con facilidad, aunque siendo sincero, duda mucho poder olvidarse algún día de ello. De acuerdo con sus propios pensamientos, Louis cree que ver, lo tibio y necesitado que Harry luce mientras se saca los pantalones, no debería de hacerlo sentir tan abastecido, y sin embargo, y pesar de que sabe que debería marcharse, él no puede, no quiere moverse.

Nadie debe de sentarse en la oscuridad y violar la privacidad de las personas, eso es tan repulsivo, tan nauseabundo, pero Louis ya lo es, lo ha sido lo suficiente como para no serlo un poco más.

La piel de Harry luce como la recuerda, blanca y suave, sus piernas largas y gruesas siguen estando ahí, un poco más delgadas pero no lo suficiente para que dejen de lucir tan bien como antes.

Y todo luce tan natural, esa impetuosa imagen se siente tan idónea en este momento que cuando puede verlo extenderse sobre la cama, todos los cuestionamientos que Louis tiene respecto a su sexualidad, se desvanecen como la niebla en las montañas cuando el sol sale.

Mientras observa a Harry acariciarse con suavidad, Louis se imagina tomando su lugar, con el corazón latiendo desesperado, mientras su piel hormiguea, deseoso de ser tocado, se encuentra a sí mismo anhelando a Harry con la misma asfixiante e intensa sed. Quiere probarlo con su lengua, averiguar si su piel sigue teniendo ese sabor dulce, si sus labios siguen teniendo esa acolchonada textura, lo quiere tanto que su pecho explota en diversas emociones.

Atontado por la imagen que se reproduce más allá, como un espectáculo que ha sido preparado solo para él, Louis se permite observar con la más grande adoración todo aquello que sus ojos pueden capturar. Degusta con facilidad la manera tan sencilla con la que Harry se toca, sus movimientos suaves, la manera tan sensual con la que mantiene preso el labio inferior entre los dientes, intentando con ello no ser escuchado por sus padres. Más pronto de lo que hubiera esperado, nota como la respiración de Harry se vuelve más agitada, como su mano se mueve más rápido en torno, y finalmente, un gemido ahogado lo lleva a la cúspide del placer.

Con el cabello aún más desordenado, las mejillas aún más sonrojadas y los labios mordisqueados, el colapso de un desahogo necesario, lo ha dejado tan exhausto que sus párpados caen y el sueño lo cubre rápidamente.

Louis está feliz, no feliz en la fase más grande pero está bien, se siente un poco mejor ahora.

-Dulces sueños, mi mocoso -susurra para él, aún cuando sabe que no puede escucharlo. Y entonces, finalmente se marcha.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2023 ⏰

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