Harry no comprende, como es siquiera posible, que su corazón haya pasado de lo desgarrador al extremo opuesto.
Louis admitió que existía algo más que solo curiosidad, sin embargo, aún estando a la deriva, Harry se siente como vibrar entre la suavidad la inestabilidad de las nubes.
Amando tener un poquito más de lo que había esperado, observa su reflejo en el espejo del baño, su cabello está húmedo, goteando en los costados de su cara. Sus labios se ven rojo e hinchados, tiene las mejillas sonrojadas y sus ojos son la prueba perfecta de cuán maravillosamente bien se siente.
Desliza la yema de los dedos contra el notable enrojecimiento en centro del cuello, Louis lo mordió justo ahí antes de salir de la regadera. No fue amable, ni animoso, pero sus manos se sintieron confortables en su cintura y la mirada que él le dio fue un grato gesto que le brindó tranquilidad.
Cuando vuelve a la habitación, Louis está acostado en la cama sobre su espalda, usando tan solo unos pantalones de chándal. Tiene la mirada fija en el techo blanco, su concentración puesta en pensamientos que Harry no puede leer.
En silencio busca su pijama, y luego se viste con ella. Finalmente, y después de ponerse cómodo, Harry se conduce hacia su propia cama, sin embargo, sin que tenga que pedirlo o preguntarlo, Louis, también en el mismo silencio, le ofrece un lugar a su lado.
Cargado de nerviosismo, y con miedo de no saber ocultar su emoción, Harry se empuja debajo de las sábanas, junto a él, sin poder tocarlo por miedo a cualquier reacción que pudiese tener.
Más tarde, cuando la luces se encuentran apagadas, mientras sus ojos están cerrados, sintiéndose adormilado, un brazo flojo se desliza alrededor de su cintura y el vaho de una respiración se frota contra el costado derecho de su cabeza.
La felicidad le colma el corazón, sin embargo, lo que viene después hace que toda la calma se rompa.
Es un sonido bajo, ahogado, como si el aire estuviera siendo retenido en la garganta, después un ruidito estrangulado, luego el ligero tiritar del cuerpo a su lado, y finalmente, hay humedad deslizándose por su sien. Harry tarda segundos en reconocer los sollozos, en notar que es Louis quien está llorando.
Guarda silencio, no quiere moverse ni decir nada, sin embargo, la tensión lo aborda de pies a cabeza y termina cediendo. Se gira hacia él, y aunque no puede verle, cuando cubre con su mano la mejilla de Louis puede notar la humedad de sus lágrimas mientras sus ojos siguen goteando.
El brazo alrededor de su cintura se cierra con más intensidad. Y Harry se siente atado a otro cuerpo, con el corazón encogido mientras la culpa lo llena de una manera angustiante. Piensa que ha sido su culpa, potencialmente, es él quien llevó a Louis a un extremo al que quizás todavía no estaba preparado para ir.
No encuentra en Louis una debilidad, aunque sabe que las tiene, pero esta fragilidad con la que llora hace que su corazón se reduzca a simples palpitaciones sin sentido.
A pesar de la ambivalencia en la situación, todo lo que Harry desea es poder quererlo tanto que con el tiempo pueda hacer que Louis ignore que a su cuerpo le faltan un par de tetas y, que entre sus piernas no va a encontrar lo que desea. Harry quiere convencerlo de que basta el amor para que puedan lograrlo. Sin embargo, la imposibilidad de que suceda es el límite que deben romper, pero ha resultado tan difícil hacerlo que los han comenzado a causar fracturas en el corazón.
-No te haré más daño -Lo escucha susurrar, con la voz quebrada. -Así que está será la última vez que nos veamos.
El corazón de Harry se detiene por escasos segundos, trata de procesar lo que cree haber escuchado, y cuando lo hace, todo lo que puede hacer es aferrar a Louis con tanta fuerza que no queda espacio vacío entre los dos.
-Soy feliz ahora, contigo aquí -dice, tajantemente.
Louis resopla con un risita gastada al final.
-Te haré daño cuando tenga dudas, cuando te vea y no pueda convencer a mi cerebro de que no hay ningún problema con el hecho de que me guste un hombre, luego, también cuando mi padre empeore y venga a joderte porque estoy enojado con la vida, no puedo seguirte lastimando, ya no quiero hacerte daño, mocoso -murmura, su cuerpo delgado acompasado a la necesitada cercanía de Harry.
-No importa, me quedaré contigo -dice, negándose a creer en algo más.
-Mereces a alguien mejor, Harry.
-Pero yo te quiero a ti.
-Me olvidarás algún día -asegura Louis, con la aflicción marcada en la voz.
Angustiado, Harry se inclina para besarlo en los labios y en las mejillas y la frente, todo un despojo de ansiedad que no consigue controlar.
-Quiero estar contigo, Louis, por favor -suplica en medio de un desolado sollozo. Le quema en el alma, y su cuerpo se siente débil y solitario, como si el contacto físico no fuera suficiente para calmar la seca desesperación con la que día a día lo anhela. -Por favor, te quiero -insiste.
-No -Louis reitera, entrecortadamente. -Puedo darte cuanto quieras de mí esta noche, pero mañana te llevaré a tu casa y todo lo que ocurrió entre nosotros se quedará en el pasado. No te arrastrare conmigo a la infelicidad, Harry.
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SEDIENTO| L.S
Roman d'amourLa vida de Louis Tomlinson se ha complicado durante los últimos años. En la actualidad acompaña a su padre en el proceso de su enfermedad, una lucha que les ha tomado demasiado tiempo y que ha terminado por causar grietas en su estado emocional. Ad...