15▪︎ Quizá sea un adiós

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Johan es un hombre que puede controlar su impulsividad, lo aprendido a lo largo de los años, su madre siempre le dijo que todo resulta mejor cuando se piensa con sensatez, mientras se tiene control sobre los sentimientos. Sin embargo, ahora no cree que pueda ser capaz de hacerlo.

En sus relaciones pasadas, Johan fue llamado pegajoso o sobreprotector, pero con palabras insultantes, por lo que después de que su última relación terminará, él decidió volver a las terapias con su antigua psicóloga, le tomó meses volver a sentirse bien, dejar de sentir que se debía lealtad a sí mismo, toda su vida se empeñó en ser una buena persona, trato de dar lo mejor de sí, para no defraudar a quienes lo rodean, porque no le gusta hacer daño, eso no quiere decir que no lo haya hecho alguna vez, lo hizo, y fue tan doloroso como liberador.

No tiene problemas para exteriorizar sus sentimientos, le gusta expresar lo que siente, y si en algo no está de acuerdo. Pero para él es primordial el respeto, y mantenerse en calma; odia los gritos y las maldiciones, porque le traen muy malos recuerdos, aborrece la violencia de cualquier tipo, sin importar una razón, porque está seguro que no hay una que pueda validar que se ejerza la violencia en personas inocentes, si alguien le preguntase, Johan respondería que prefiere dialogar, todo después de haber tenido el tiempo suficiente para analizar sus sentimientos, y lo que conlleva el arriesgarse en algunas situaciones.

Pero, a veces tiende a pensar que las personas están acostumbradas a tener un trato específico, uno no muy agradable.

Harry le pareció ese tipo de persona desde el momento en que cruzaron palabras, a pesar de lucir como un chico alegre y muy vivaz, basta con mirarle por un par de minutos para darse cuenta de lo lastimado que está. Cualquiera puede notarlo, y Johan lo hizo.

Ciertamente, ese fue el motivo por el que decidió acercarse. Y aunque no se trató de lástima, él quería brindarle fortaleza, hacerlo sentir bien para que la tristeza con la que cargaba se sintiera más liviana. No quería entrometerse, porque cree que todos somos capaces de enfrentar los problemas y salir victoriosos de ellos, sin embargo, nunca viene mal tener a alguien en quien confiar, alguien con quien puedas olvidarte de los pesares así sea por un momento.

Johan quería ser eso, el quería ser la persona con la que Harry pudiera sentirse seguro y en paz, pero no lo consiguió, se preguntó numerosas veces si lo estaba haciendo bien, siempre dudo de ello, porque Harry seguía deseando a alguien más, alguien que Johan no podía ser.

A pesar de haber dado lo mejor de sí, Johan entiende que no puede cambiar los sentimientos de los demás con sus buenas acciones, muchas veces implica algo más, y Harry parece haber encontrado en Louis cosas que en él no pudo.

Por ahora, aunque está teniendo pensamientos nocivos, prefiere mantener la calma, quizás debería fingir que todo esto no le está afectando, pero no lo hará, porque en este momento, después de que a sucedido lo que tanto tiempo deseo que no sucediera, entiende que no puede fingir estar bien con algo que, claramente, lo hiere.

Mientras tanto, tiene que mantener una expresión agradable, y degustar de la comida con la tranquilidad con la que lo haría si estuviera en casa de su madre, disfrutando de una cena en familia.

Observa a Malena, a ella parece agradarle Harry, sonríe todo el tiempo, y le hace halagos disimulados, su hermana sabe como hacer sentir cómodas a las personas, tiene personalidad carismática, encantadora.

Alguna vez le hablo sobre Harry, la cosa es que ahora ella debe de estar pensando en cosas que, probablemente, ya no llegaran a ningún lugar en el futuro. Pensar en que tampoco puede idealizar un futuro, lo hace sentir insuficiente, todavía sigue sin entender que hace mal para que ninguna de sus relaciones sea duradera, ahora está seguro de que debe estar fallando en algo.

Más tarde, cuando han terminado de ingerir los alimentos, Malena recoge la mesa, negándose a recibir ayuda cuando alguno de los dos la ofreció.

Entonces, ahora estando solos, con el incómodo silencio invadiendo cada mínimo espacio, Johan siente que necesita cerrar los ojos, y dejar de pensar, pero hay tantas cosas, tanto que decir que no quiere dejar pasar el momento.

Harry está mirándole, tiene una mirada plegada de arrepentimiento, y una expresión indecisa, encogido en sí mismo, vuelto un desastre de malas decisiones, todo él podría hacer que incluso Johan se cuestione la culpabilidad de ambos.

-No voy culparte por haber pensado en ti -dice, y es suficiente para que Harry desvíe la mirada. -No voy a cuestionar tus decisiones, en este punto solo espero que estés consciente de ellas -suspira.

-Lo lamento -Harry susurra, pero no le mira. -No te mereces esto.

Johan encoge los hombros, cruzándose de brazos.

-Creo que no te lo mereces tú, no debiste hacerte esto, Harry, porque sabes tan bien como yo hacia donde de te llevara toda ésta situación -dice, no suena enojado, no lo está, pero se siente desanimado alrededor de toda está situación.

Escucha a Harry suspirar, y luego sus miradas vuelven a encontrarse, Johan odia sentirse débil cuando lo tiene cerca, no le gusta la manera en la que se siente cuando piensa en cuanto dolor les traerá todo esto, detesta todas la formas incorrectas en las que su corazón le suplica un poco de paciencia, sin embargo, no cree poder seguir sosteniendo la certeza de saber que está desarrollando sentimientos por alguien que no está listo para hacer que todo sea mutuo.

-Estoy consciente, y entenderé si no quieres continuar con esto -suspira -. Con lo que había entre nosotros -susurra.

-Me tranquiliza saberlo -Johan dice, mientras se lleva la taza de té a los labios.

-Me odias -Harry asegura, suena triste, decepcionado de sí mismo.

Johan sonríe, mientras niega con la cabeza.

-Mi madre me enseñó respetar las decisiones de los demás, buenas o malas, no me permito sentir rencor - encoge los hombros -.No puedo odiarte por haber hecho algo que querías hacer -dice, su mirada cálida y apacible.

-Eres la persona más estable que he conocido en mi vida, seguramente eres lo que necesito, pero para mi mala suerte, no puedo sacarme a Louis de la cabeza -Harry dice, la sinceridad latente en su voz.

Alguna vez, Johan creyó que su relación podía llegar a algo formal, un noviazgo, tal vez, pero a pesar de engañarse a sí mismo con idealización sin sentido, él en el fondo siempre supo que Harry no dejaría de pensar en Louis, sin importar cuánto lo intentará, no es suficiente, no lo es.

Con una malestar desagradable en la boca del estómago, dibuja la sonrisa más expresiva que puede, el nudo en su garganta es lo suficientemente pesado para que su voz se quiere, sin embargo, intenta disiparlo dejando que el silencio se alargue.

Mientras se observan mutuamente, Johan trata de mantener su postura, siempre le pareció un acto chantajista el mostrarse triste, o el llorar frente a una persona por la que no se es correspondido.

-No entiendo, él a sido tan cruel conmigo, ni siquiera le importa lo que siento, y aún así no puedo dejar de quererlo -farfulla, y es como una reprimenda para sí mismo, Harry no se escucha, ni se ve como un hombre colmado de felicidad.

Johan asiente, descontento por la situación, por como ambos están sintiéndose, confundidos, heridos, pisoteados. Se trata de ese tipo de aborrecimiento que arde y quema en las entrañas, de esa sensación espinosa que se adhiere al corazón y la garganta, que agota y consume, que no se puede soltar por más doloroso que sea. Es así como se siente, y por como Harry luce, deduce que él debe estar sintiendo lo mismo.

-No puedo darte consuelo en está ocasión -lamenta, su voz dificultosa. -Solo espero que cuando tengas que confrontarlo, pienses en ti, en lo que te haga sentir bien, y feliz -es todo lo que dice, y es suficiente para ambos.

SEDIENTO|  L.S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora