↳ Capítulo 7

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Domingo, 17 de octubre, 1977.

Domingo, 17 de octubre, 1977

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- Hey, levántate. Tengo noticias - rápidamente abrí mis ojos. 

- Mamá ¿A qué hora llegaste?

Al parecer la siesta que había decidido tomar había durado más de lo que había planeado. Ya eran las 8:00 pm, mamá siempre llegaba 7:00 pm, o más tardar, treinta minutos más tarde.  

- ¿Lo encontraron? - pregunté con esperanzas. Ella negó levemente. 

Comenzarán una búsqueda. Papá ayudara a buscarlo

- ¿En serio?

- Sí - respondió él, estaba apoyado en el marco de la puerta - En un rato pasaran a buscarme. Estaremos alrededor de dos horas buscando - frunció sus labios. 

- Gracias, papá - sonreí levemente. 

- No hay de que, _____

- Bien, puedes seguir descansando si quieres, cariño - asentí, bostecé y volví a taparme. Mamá salió de mi habitación y apagó la luz. 

Sabría perfectamente que no podría dormir del todo bien. Ayer en la noche tuve pesadillas horribles, y no pude dormir del todo bien, quizás por eso mi siesta duró más de cuatro horas. Sabía de antemano que esta noche volvería a suceder, así que me daba miedo dormir. 

Vance no aparece hace, a próximamente, 72 horas . Ya no parecía una simple estúpida broma de adolescente, esto estaba pasando a mayores. Tengo una mínima esperanza de que Vance estaría escondido por ahí, jugando a preocupar a las personas que lo rodean, pero nadie sería tan cruel de preocupar a tantas personas por tantas horas. Ojala puedan encontrarlo sano y salvo, y con vida. La preocupación me carcomía de manera inmediata cuando sobre pensaba en Vance. Se perfectamente que Vance Hopper no era tipo dulce y amables que todo el mundo quería, no es una buena persona y eso me consta pero el simple hecho de que conmigo si haya sido buena persona me es suficiente para preocuparme. 

Me levanté levemente y me dirigí a mi cajón en donde estaba mi ropa interior, allí estaba escondido la cajilla de cigarros. No solía fumar a diario, no lo necesitaba y tampoco me desesperaba por fumar, pero era una noche en la que me despejaría al menos por un rato. Tome el encendedor, lleve el cigarro a la boca y allí lo prendí. Al sentir el intoxicante humo recorrer por mis pulmones, suspire levemente soltando el humo en la ventana. Si no supiera que hay una búsqueda de uno de mis compañeros cercanos, diría que es una gran y hermosa noche.  

Tiro lo restante del cigarro por la ventana, tire un poco de perfume en la habitación para que se vaya aquel horrible olor, baje a buscar algo para comer. Camine lentamente por los pasillos de la casa, había una leve brisa que recorría por mis piernas desnudas. El cuarto de papá y mamá estaba vacío. 

Philophobia - Robin ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora