¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra _____:
Sentí el leve dolor de mi cuerpo al caer a un colchón. Abrí mis ojos lentamente, los cuales ardían como un infierno. Todavía estaba todo borroso y cuando por fin mi vista se aclaró, noté estar en una especie de sótano.
- ¿Cómo están tus ojos? - preguntó sin tono de voz. Aquel hombre tenía una máscara espeluznante.
Aún estaba un tanto mareada y aturdida. Notaba mi boca seca y tenía los brazos rojos y rasguñados. Mis brazos estaban tensos, luego noté que todo mi cuerpo estaba tenso. El hombre suspiró pesadamente. Se sentó en frente de mí, con su mano cerca de mis piernas. Me removí lentamente en mi lugar. Vi que la puerta estaba completamente abierta.
- Todavía duelen - respondí en un hilo de voz.
- Bien, sería una lástima que tus ojos se echarán a perder, son muy bonitos - noté la felicidad en sus ojos - A pesar de las condiciones en las que te encuentras en este momento, quiero que los dos seamos buenos amigos - dijo con un tono de voz "dulce".
- Tú y yo jamás podríamos ser amigos - escupí.
- Por favor, si tú te comportas mal... ellos se enfadarán mucho -
- ¿Ellos? ¿Hay más personas? - pregunté asustada.
- Claro que las hay - rio - Pero eso no es lo importante, lo importante es que... debemos ser muy unidos para que no haya problemas - mis labios comenzaron a temblar en cuanto su mano se apoyó discretamente en mi pierna.
- ¡No me toques! - dije con los dientes entrecerrados.
Le di una fuerte patada a se pecho y corrí hasta la puerta. Mis rodillas comenzaron a arder en cuanto se golpearon con gran fuerza en el piso, el raptor había agarrado de mi tobillo izquierdo. Un gran jadeo salió de mi boca. Se puso a horcajadas de mí y tomó con fuerza mis muñecas.
- Niña traviesa - canturreó - Ahora mi pecho duele por tu culpa. Debería matarte -
- Digo lo mismo - escupí con rabia - ¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! - grité con todas mis fuerzas. Intenté librarme de él, pero su peso era demasiado - ¡Suéltame! ¡Ayuda! - volví a gritar.
- Pequeña mierda - levantó su puño y yo cerré mis ojos, esperando a que impacte de una vez en mi rostro. Finalmente ocurrió.
༺♡༻
Comenzaba a oscurecer, había mucho viento y los cabellos de Robin se despeinaban. Algunas gotas de lluvia golpeaban en el rostro del moreno. En cuanto la lluvia fuerte paró, salió de su casa.
El chico caminaba lentamente, se culpaba miles de veces por haber dejado que su novia se vaya caminando en la lluvia. Siempre supieron cómo arreglar sus problemas, pero ese día la mente de Robin no funcionaba de la mejor manera. Ella le había dicho que lo amaba y él no le había respondido, a pesar de que él sentía exactamente lo mismo que ella.
Desde su pelea, Robin se sentía completamente vacío. Y para estar bien, necesitaba estar bien con ______.
Tenía un pequeño ramo de flores. Le había pedido consejos a su tío, y él le dio ese. Él recordó que ______ le había dicho que sus flores favoritas eran las orquídeas. Y allí estaba él, con un ramo de flores y practicando lo que iba a decirle. En cuanto cada vez que iba acercando más a la casa de su novia, más nervios sentía. Se llevó una grata sorpresa en cuanto Enid salió disparada de su casa y corrió hacia donde él estaba parado.
- Dime, dime que esta contigo - Robin frunció el ceño - ¡Responde, di que está contigo! - dijo sacudiendo sus hombros.
- ¿No... no volvió a casa? - preguntó en un hilo de voz.
Su garganta comenzaba a secarse. Sus ojos comenzaron a picar. Su respiración comenzaba a acelerarse. Él comenzaba a preocuparse.
- No... - dijo derramando sus lágrimas.
Robin comenzó a correr con rapidez hasta la casa de su mejor amigo, Finney. El ramo de flores lo soltó creyendo que correría más rápido. Las lágrimas amenazaban con salir. Esos tres minutos que el corrió hasta donde Finney, no pudo evitar recordar la última miraba que le dio ______. Llegó y lo primero que hizo fue golpear con fuerza la puerta. Al instante Terrence abrió.
- ¿Está Finn? - preguntó agitado.
- Sí, él ... -
No dejo que terminara, él entró rápidamente a su casa. Corrió hasta el cuarto de Finn pero no se encontraba allí. Buscó el cuarto de Gwen y allí estaban los dos. Los hermanos Blake estaban tirados en piso, ambos lloraban y estaban abrazados.
- Dime que está aquí - Finney se dio vuelta rápidamente y no pudo evitar soltar más lágrimas.
- Robin... -
- ¡_____! - llamó a su amada.
- Robin... - dijo tomándolo de los brazos.
- ¿Donde se escondió? -
- ¡Robin! - gritó el rubio. El nombrado lo miró lentamente - ¡Ella no está, desapareció! - volvió a gritar. Las lágrimas comenzaron a derramarse.
- No, no puede ser. Ella no - dijo casi en un susurro.
Se dejó caer de rodillas. Unos segundos después los brazos de Finney lo rodearían, luego los de Gwen. Él era un mar de lágrimas, la última vez que había llorado tan fuerte fue cuando se enteró de la muerte de su madre. En un solo instante el mundo de Robin nuevamente comenzó a derrumbarse. No podía creer que el amor de su vida había sido secuestrada.
Por un momento, creyó que podría volver a ser feliz. Pero las cosas buenas y lindas no duran para siempre.
Sabía que la culpa lo comenzaría a carcomer con rapidez. Sentía que por su culpa, ella había desaparecido.
