↳ Capítulo 19

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_____ había despertado después de horas de estar desmayada

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_____ había despertado después de horas de estar desmayada. Una vez más, el raptor estaba allí sentado observándola. Ella aún no percataba de que él estaba en la misma habitación. 

- Mierda, ese ha sido un golpe duro, muñeca - la chica saltó de su lugar y cuando intentó levantarse obtuvo un gran mareo. 

- ¿Para qué vienes? - preguntó seca. 

- Solo... solo venga a verte - dijo con un tono de tristeza. Se levantó de su lugar - Solo quería verte - sin más se fue. Pero dejó la puerta sin candado. 

_____ corrió hasta la puerta y la abrió lentamente, y no había nadie. Unas escalares de madera, posiblemente la lleven a su libertad o su muerte. 

Iba subiendo las escaleras.

Una parte de ella gritaba que no subiera, que volviera y que no intenté hacer estupideces.

Otra parte de ella, creía que habría sido una oportunidad, una chance para poder escapar de su secuestrador.

< Patética >

Cuando por fin finalizó el corto transcurso de las escaleras, ella lo vio. Él estaba sentado en una silla, tenía su cabeza ladeada y estaba con... con un cinto, él se acercó con rapidez a su víctima.

Negó con su cabeza - ¡Lo siento... lo siento! - dijo con alta preocupación.

Él tomó de su cabello y la empujó hacia la escaleras,. Cuando terminó de rodar por las escaleras, soltó un gran quejido. El raptor bajó las escaleras, cerró la puerta y rápidamente volvió a tomar del cabello de la chica, pero esta vez empujándola a aquel colchón sucio y manchado. Tomó la tela de ese colchón con fuerza. 

- No... por favor, no - susurró con miedo, su cuerpo temblaba y su cabeza no funcionaba de la mejor manera.

Él hizo caso omiso a las súplicas de la pobre chica y comenzó a golpearla fuertemente con su cinturón.

- Date la vuelta - ordenó con un tono de vez recto, _____ no contestó y tampoco obedeció a su pedido - Si no me haces caso será mucho peor... niña traviesa - cambió su tono de voz - Date la vuelta, muñeca - volvió a su tono de voz duro.

- Por favor... - suplicó.

- ¡Date la vuelta! - gritó.

______ nuevamente decidió no obedecer, y fue la peor decisión que pudo haber tomado. Él la jaló de sus piernas con mucha brusquedad y tomó de su cabello. La tiró al piso con rapidez, le dio una violenta y enérgica patada en el estómago. La garganta de _____, comenzó a arder por todos los gritos que ella daba por culpa del raptor. 

- Odio a los niños traviesos - dijo dando vuelta su cuerpo, logrando que la mejilla de _____ se golpeara contra el piso. 

Se puso a horcajadas de mí y al instante supo lo que estaría por pasarle. Volvió a tomar de su cabello con fuerza y él acercó su rostro al cuello de la chica. ____ pudo sentir su aliento, su respiración, sus labios rozando su oreja. Fue la sensación más asquerosa que pudo sentir. Estaba rota, y no podría volver a ser ella misma. Ese día algo se rompió por completo en el pecho de la niña. Ese día se dio cuenta de que no sirve que peleé con él.

- Dijiste que no me harías nada que yo no quiera... - sollozó la chica. 

- No estes asustada, muñeca, tú amaras esto - dijo bajando la bragueta de su pantalón. Él bajó mis pantalones bruscamente.

- ¡No! - supliqué.

Finalmente él lo había hecho. El raptor logró lo que quería de ella, él quería verla sufrir. Ese era el placer que él sentía; el dolor y el sufrimiento de sus víctimas.

Una vez que él terminó de lastimar a su víctima, se levantó y se fue como si nada hubiera pasado, como si él no hubiera arruinado la vida de _____, como si no le importara que ella estuviera sangrando de todos lados, como si no hubiera robado la virginidad de una niña de la manera más cruel del mundo. 

_____ notó que la sangre recorría sus piernas. Ella unió la poca fuerza que le quedaba para levantarse del piso y arreglar su ropa. Se sentó lentamente en el colchón, primero tiró con suavidad su torso y luego sus piernas. 

Un enorme nudo se formo en su garganta, un dolor inmenso llegó al centro de su pecho y de repente, no podía parar de llorar. Sus lágrimas recorren sus mejillas con fuerza y rapidez. 


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Philophobia - Robin ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora