vii.♧ Trauma

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Akira no estaba bien

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Akira no estaba bien.

Chishiya lo noto en cuanto miro sus ojos perturbados perderse en la oscuridad de la noche, Ella no dijo nada durante todo el camino de regreso, y cuando llegaron a su inusual, pero seguro refugio, ella fue directa al pequeño montículo de cobijas y almohadas donde había dormido la noche anterior, se recostó sobre el suave lecho improvisado y lloró. Lloró hasta que su propio cuerpo no aguanto la carga física y emocional de los sucesos recién ocurridos, haciéndole caer en un sueño profundo.

El rubio suponía que ella caería rápidamente en la tristeza después de conocer la verdadera naturaleza de ese mundo tan cruel, incluso estaba apostando porque cuando el sol se asomara en el horizonte y un nuevo día llegara con él, Akira despertaría como una persona diferente, quizás alguien más familiarizado con la maldad que la rodeaba, o quizás como alguien que ante cualquier cosa lucharía por sobrevivir. Era casi un hecho que algo así pasaría, pero un sentimiento de inconformidad se instaló en Chishiya como un presentimiento de algo que, a pesar de los hechos, no pasaría.

Chishiya contemplo el descanso irremediable de Akira durante un largo rato, pensativo acerca de todo. Si bien, la base de su actual atracción con la muchacha caía en la peculiar amabilidad de la misma, si aquella bondad que lo había llamado en un principio desaparecía, la chica de pelo azul pasaría de ser su tesoro más preciado, a otra persona como cualquiera en este mundo.

Y sí, sería hipócrita, de su parte, no querer renunciar a aquello que convertía a Akira en una buena persona, siendo que él mismo no era ningún pan de dios y había puesto su vida antes que la de cualquier otro. Pero ese mismo egoísmo que lo incitaba a sobrevivir bajo cualquier circunstancia sería el mismo egoísmo que lo empujaría a cuidar que Akira para que no se convirtiera en otra del montón. Así que, determinado con su objetivo, recostó su cuerpo en el suelo y se dejó caer en el mundo de los sueños.





















Akira despertó gritando. Sus sueños, los cuales esperaba que fueran un escape a su cruel realidad, fueron casi traicioneros al poner en su cabeza una vívida repetición de la muerte del hombre; aquella pesadilla pareció tan real que incluso la memoria que tenía del suceso parecía una copia en baja calidad. Sintió que incluso pudo sentir la humedad y el olor metálico de la sangre pintando su cuerpo con manchas tétricas y aterradoras. Tomo un par de minutos el poder abrir los ojos, después de eso, restregó sus puños contra sus ojos intentando aliviar el molesto picor que le causaban sus lágrimas secas aun impregnadas en sus pestañas, hizo una mueca al sentir su propio aliento mañanero y una vez que sintió sus músculos algo despiertos pudo levantarse de aquel incómodo montículo de cobijas donde había decidido dormir.

A primera vista no encontró a Chishiya cerca, lo cual, sorprendentemente, la descolocó mucho. Tomo todas las energías que le quedaban y recorrió la planta baja del centro comercial buscando hasta en los rincones más pequeños un atisbo de su compañero. Pero no encontró nada, ni siquiera una nota. Su desesperación por conseguir compañía la empujo a revisar cada piso con suma atención, pero su búsqueda termino en el vivero donde había estado encerrado durante horas el día anterior.

PRINCESS- Shuntarō ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora