PRINCESS- Shuntarō Chishiya

xiii.♧︎︎︎ Weapons and dead

Al llegar al hotel Choi corrió directo a la piscina perdiéndose entre la gente de la playa, Akira quiso seguirle pero convenció a sí misma que el niño estaría bien bajo los cuidados de su hermano mayor y sus amigos.

Heather que vino cabeceando todo el camino le dio un par de besos en las mejillas como despedida antes de que ella y su hermano emprendieran camino hacia sus habitaciones. Akira por su parte dio un largo y cansado suspiro antes de caminar directamente hacia el ascensor para marcar el piso hacia su habitación. Apenas llegó vio a una Kuina totalmente concentrada en en pintar correctamente su dedo meñique con una pintura de uñas color crema claro. La de dreadlocks le dedicó una sonrisa aliviada antes de regresar su vista a sus uñas.

- ¡Akira! ¿Donde estabas? Te busqué como loca por todo el hotel - Comentó Kuina terminando de pintarse la mano derecha.

- Mi visa se acaba hoy así que fui a jugar - explicó Akira con voz cansada tirándose en su cama enterrando la cara en la colcha, con los brazos y las piernas abiertas de forma exagerada.

- Oh, ¿Como te fue? - pregunto Kuina algo precavida sobre el tema

- Bastante bien dentro de lo que cabe, la mayoría salimos vivos - Akira se mordió el labio conteniendo una lágrima al pensar en el cuerpo de hace rato - En cualquier caso, ¿Para que me estabas buscando?

- ¡Oh si! Mira lo que conseguí en la ciudad, se me había olvidado dartelo - exclamó Kuina emocionada, lanzando un potecito a la cama donde Akira descansaba, el recipiente rebotó un poco pero cayó lo suficientemente cerca para que Akira pudiera tomarlo y verlo.

"Pintura Semi-permanente Color 437 Azul Mar"

- No se si es el mismo color que tu tienes pero pensé que te podría servir en caso de que quisieras retocarte el pelo - explicó la morena señalando a Akira. La peliazul estalló en risa, pensando que Kuina era la vivida imagen del dicho "Primero muerta que bañada en sangre", podría estar en un mundo distópico lleno de peligros pero jamás correría riesgo de dañarse una uña.

- Muchas gracias Kuina, lo tomaré en cuenta - respondió Akira intentando contener la risa, Kuina le dio una sonrisa antes de regresar a soplar su mano derecha para acelerar el proceso de secado del esmalte.

Akira guardó la pintura debajo de la cama como Kuina le había enseñado y se adentro al baño, para darse una cálida ducha y relajar su cuerpo de todas la cosas estresantes que le había pasado en el dia, y una vez se sintió completamente limpia salió de la bañera dejando que esta se llevara no solo el agua sucia si no tambien parte de su tristeza. Al observarse completamente desnuda en el espejo Akira sintió pena, no tenía más de una semana en el Borderland, pero sentía que su cuerpo estaba reaccionando ante todos los males de ese mundo. Se sentía mucho más delgada puesto que los huesos de sus costillas y cadera empezaban a marcarse sobre su piel reseca.

Si era delgada, pero no se veía hermosa como las revistas hacían lucir a una mujer delgada; Akira se veía enferma y débil, y las heridas en sus brazos no ayudaban en lo más mínimo, simplemente parecía uno de esos fantasmas que ponían en las películas de terror persiguiendo a alguien en busca de liberarse de alguna maldición. Y eso era solo hablando de su cuerpo, porque su cara lucía tal vez peor, con dos ojeras marcadas bajo sus ojos perturbados, su cabello que ya no lucía azul sino más bien grisáceo se le pegaba a la espalda por la humedad del baño, haciéndola lucir un poco más deplorable. Akira se preguntó a sí misma como era posible que Chishiya hubiera sido capaz de besarla la otra noche con ella manteniendo ese horrible aspecto.