iii.♧︎︎︎Cat smile boy

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Akira se quedó absolutamente quieta por lo que resto de tarde, su único movimiento después de aquel fatídico accidente fue apretarse contra una de las esquinas de aquel almacén, ocultando su cabeza entre sus rodillas para no ver el cadáver inerte ...

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Akira se quedó absolutamente quieta por lo que resto de tarde, su único movimiento después de aquel fatídico accidente fue apretarse contra una de las esquinas de aquel almacén, ocultando su cabeza entre sus rodillas para no ver el cadáver inerte de aquella mujer. Hace rato que empezó a oír algunas moscas volando en círculos por la habitación, incluso llegó a sentir como un par de ellas se le paraban sobre la cabeza, la situación y la sensación que le daba era tan irreal que creyó que estaba muerta y por alguna razón en vez de ir al cielo había acabado en el crudo e incomprensible infierno. La noche empezó a caer sobre Tokyo y Akira tuvo que empezar a pensar con razón si no quería morir de hipotermia.

Con las piernas temblando se levanto de el rincón en donde estaba y le dio una tímida mirada al cuerpo en el suelo, la visión sin duda era escalofriante, los ojos de la mujer estaban en blanco, el hueco en su frente se había tornado de un color marrón claro cuál metal oxidado. Akira camino de forma lenta y pausada hacia afuera del local, debía ir a un nuevo lugar seguro, puesto que su tienda ya no lo era. No quiso ir a casa pues temía encontrarse allí algo mucho peor de lo que imaginaba. Solo siguió caminando sin rumbo alguno, mirando las calles sin vida totalmente perdida en lo que debía hacer, con cada paso se convencía a sí misma de que llegaría a un lugar seguro, o que despertara de aquella horrible pesadilla, pero las calles solo se alargaban cada vez más como un laberinto eterno que no estaba dispuesto a dejarla ir. La noche que ya había llegado a adornar el cielo la hacía sentir indefensa y poco preparada para aquel mundo.

De Repente algo rompió la eterna tristeza que la chica cargaba sobre sus hombros, era una gran pantalla publicitaria, de esas que adornan importantes edificios ejecutivos, brillaba en un tono blanco iluminando casi toda la cuadra donde se encontraba. Akira la observó con dificultad intentando acostumbrar sus ojos al cambio repentino de luz, el aviso mostraba unas letras negras que dictaban.

"Arena de juego en esa dirección"

Estas palabras acompañadas de una gran flecha le mostraban el camino a aquel "juego", Akira intento asimilar un poco la información pero no encontró solución posible.

- ¿Personas? - la pregunta salió de su garganta con dificultad, como si no hubiera hablado en años y sus cuerdas vocales estuvieran llenas de polvo. Su cerebro incapaz de procesar nada más que su necesidad de ayuda en ese instante empezó a maquinar sin razón alguna. Sus piernas se movieron solas en la dirección que las flechas apuntaban, su corazón latía con mucha fuerza ante la idea de encontrar a alguien vivo.

Sin darse cuenta estaba corriendo, sus pequeños zapatos de tacon negros fueron perdidos en el proceso dando como resultado a una Akira totalmente loca y desclaza, ni en sus sueños mas locos habria visualizado esa imagen. Corrió durante varios minutos, cruzando avenidas, doblando en algunas esquinas e incluso pasando por encima de algunas cercas, las señales la llevaron finalmente a un gran edificio blanco totalmente iluminado, al parecer este si contaba con energía eléctrica. Un gran cartel azul sobre las puertas de la construcción dictaban "Piscina Pública de Shibuya", la de pelo azul se sintió un poco confundida porque nunca en su vida había oído de aquel sitio, pero a estas alturas daba igual solo quería ver a alguna persona, al menos una viva.

PRINCESS- Shuntarō ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora