👑 Epílogo 👑

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No lo parecía, pero el calendario ya dejaba atrás dos años

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No lo parecía, pero el calendario ya dejaba atrás dos años.

Aquella mañana Jazmín apretaba con fuerza las manitos de su abuela Alicia mientras llegaban los periódicos a la mesita de la sala de estar. El palacio de Marlenia estaba listo para recibir la reproducción de la prensa ante la denuncia real a quien en vida fue, el prometido y agresor sexual de la reina.

No volvieron a hablar de tema después de la confesión, pero la idea de enfrentar al mundo y contar su verdad no la abandonó desde entonces. Ver a su nieta fortalecida, tener el apoyo de su esposo, el príncipe Benedict, y una comunidad de mujeres resilientes la inspiró a defenderse, aun después de muchos años.

Jazmín hizo ademán de tomar uno de los periódicos, pero la voz de la reina la interrumpió:

―Mejor no. Solo aumentarán o restarán lo que ya está expuesto en la denuncia. Ahora solo recopilarán testimonios y hasta dirán que miento. Y no necesito nada de eso.

La nieta sonrió con ligereza.

―No le debes nada a nadie. Es tu dolor y hoy, tu pasado. Él ya no puede hacerte daño. Ya le acabas de quitar ese poder sobre ti.

―Gracias por estar aquí, mi niña.

El mundo podía decir y especular tanto como quisiera. Ya no temía. Ya no sufría. Su pecho y hombros se liberaron.

Su familia le brindaba honor y confianza. Era la fuerza donde se sostenía para continuar llevando la Corona.

―Vamos —animó la princesa—. Preparé un día para las dos, espero no te moleste.

―¿A qué te refieres?

La joven sonrió con picardía y la llevó de la mano a uno de los salones. Las esperaba un equipo completo de belleza y vestuario.

Entre masajes, música relajante, manicura, pedicura, lograron distraerse del aquel tema doloroso.

A la reina le retocaron el tinte en su cabello castaño para disimular las hebritas blancas, mientras Jazmín dio la orden de cortar su larga cabellera lacia hasta los hombros.

Fueron asistidas con vestidos de gala y un fotógrafo las esperó al final de la tarde en un escenario preparado en el jardín para inmortalizar recuerdos juntas.

Abrazadas, sonriendo. De corazón habían logrado derrumbar la pared que las separaba.

 De corazón habían logrado derrumbar la pared que las separaba

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