Benedict cerró con tapa el tomatodo con agua fresca. Casi era la hora de salida de su jornada laboral, ya se había metido en prendas limpias de vaqueros negros y camiseta de algodón morada; se quedó prendido un instante frente a su casillero, saboreando la realidad tan ajena a sus días formales en el palacio de Charlesburg: en Marlenia no era el príncipe Joseph, sino el jardinero novato y vecino de la zona.
¡Cuánto había cambiado su vida y qué grande era el lío en el que estaba ahora!
En un principio fue una idea emocionante, si bien no sería algo aprobado por sus padres, por ello tomó el camino del secretismo, fue la única manera que encontró de acercarse a la princesa, porque eso de casarse a ciegas y con un par de encuentros personales previos no le servían para sentar bases reales para un matrimonio.
Tenía alma de romántico, y aunque se considerara un hombre de palabra y estudio, no era justo consigo mismo agachar la cabeza y entregar un anillo a una desconocida.
Era una necesidad verla de cerca, conocer el brillo de sus ojos y la calidez de sus sueños.
De ella sabía lo que salía en las revistas: de su belleza, de su cariño profundo a la gente de Marlenia, de su labor incansable desde la ebanistería y los talleres que brindaba a los jóvenes.
Y es que el príncipe tenía el corazón vacío dispuesto a llenar con la luz de la princesa Jazmín.
Claro, hubiera sido mejor con encuentros donde no tuviera que esconder su linaje noble, pero ante la negativa de la reina Alicia y ahora enterándose que la propia princesa tampoco quería verlo, con más peso, era adecuado mantenerse de incógnito como jardinero del palacio de Marlenia.
Su misión secreta al menos estaba rindiendo frutos: fue una sorpresa enterarse que Jazmín no deseaba verlo por estar en contra de la unión matrimonial; además, la joven llevaba una imagen errónea del hombre.
¿Él celoso y posesivo?, pero ¿de dónde habían salido estas barbaridades?
Estaba convencido de sus dotes de caballero, los que mostraba en sus actos formales y políticos, que eran solo reflejos de su personalidad sincera.
No quería creer que aquellos rumores fuesen consecuencia de sus relaciones amorosas pasadas.
Aunque si lo reflexionaba un poco más, podía recordar corazones rotos, incluyendo el propio, y entre las tristezas los pensamientos son rabiosos, de ahí pueden nacer mentiras con tal de hacer daño. Y quizá por eso ahora sufría de una reputación privada equivocada.
Alargó un suspiro y montando una mochila al hombro salió al encuentro de su fiel amigo Colin. Muy caballero de la corte de honor, pero el bribón se mantenía pendiente que los escotas, también de incógnitos, hicieran su trabajo de proteger cada paso del príncipe.
Benedict recordó una vez más que hubiera querido hacer su travesura sin que nadie más se enterara, pero ya estaba resignado.
Entre los comentarios del día: su labor cuidando las dalias para el festival de primavera iba con disciplina y esmero. Poco a poco aprendió a admirar y respetar la fuerza vital de las plantas y ver que es tan poderosa como la de un motor náutico.
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No acepto
RomanceHistoria añadida a la lista -Amor en la realeza- Perfil oficial de @RomanceEs de Wattpad La princesa Jazmín tiene su destino marcado por un decreto real: debe casarse al cumplir los veinte años y encima con el hombre que impone la reina, su abuela...