El búho ya no responde 1
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Ver la lluvia caer desde el cielo podría ser el mejor ejemplo para decir que todo su mundo caía en miles de pedazos.
O así era como Hariko podría decir que sus ilusiones caían en picada luego de regresar a casa y tener una conversación con sus padres. Le pareció extraño verlos en la sala, sentados cada uno sobre un sofá esperando su regreso. No tenían rostros serios que le despertaran su imaginación y la llevaran a pensar en negativo, era quizá todo lo contrario, pero luego de escucharlos, hubiera deseado una mala noticia, quizá una llamada del director avisando un mal comportamiento suyo... lo que fuera y no aquella buena noticia para ellos —y tal vez para ella en algún punto de su vida—.
Las llamadas no eran lo suyo, no le apetecía realizarla y quedarse en silencio mientras pensaba en cómo hablar o decir lo que quería decir..., pero Ryoko era tan comprensiva que esperaría a que estuviera lista para responder. Y aunque fuera así, no quería adelantarse a los hechos, quizá había alguna oportunidad de tener más tiempo y posponer su inevitable viaje al extranjero para continuar sus estudios en la universidad.
Quería ver las nacionales.
Quería ver a sus amigos un poco más.
Quería ver a Bokuto ganar y sonreír antes de marcharse.
Se lamentaba por creer que había perdido el tiempo escribiendo en sus pequeñas notas, quería decirse a sí misma que no había sido así, pero no dejaba de pensarlo. Si hubiera hablado antes, si hubiera dicho lo que sentía, tal vez hubiera disfrutado de un momento más al lado de Bokuto... o hubiera deseado marcharse cuanto antes.
Sin embargo, además de él ¿Cómo podría decirle al resto que se iría al extranjero? Ryoko quizá lo tomaría con madurez al ser la mayor del grupo, aunque sabría que le dolería su repentina partida; Mio quizá quisiera hacerse la fuerte, pero al final terminaría llorando y la abrazaría pidiéndole que no se fuera; y los chicos quizá solo le desearían lo mejor esperando verla de nuevo. Pero ¿cómo reaccionaría Bokuto? ¿Debería decirlo desde ya o esperar a que su inevitable viaje llegara para irse sin hacer larga su despedida?
Odiaba las despedidas. Comenzaba a hacerlo. Odiaba ese maldito momento en que debía ver por última vez a una persona para no hacerlo en un largo tiempo hasta regresar de nuevo, o, quizá, ya no hacerlo... Temía que sucediera eso último. Que el destino le tuviera preparadas varias sorpresas y que en una de ellas le dijera que Bokuto no era para ella y le pusiera a alguien más.
Si lo pensaba con madurez, sabía que era algo que pasaría si permanecía mucho tiempo fuera, pero no lo deseaba, su yo del presente solo tenía ojos para Bokuto Koutarou. Para nadie más.
¿Cómo podría crear una amistad con alguien más como la que tenía con él? ¿Cómo sería posible que viera a otra persona como veía a Bokuto? Si era sincera, no se imaginaba enamorada de otra persona, no lograba crear un rostro diferente por el cual suspirar, una voz que erizara su piel, y mucho menos un color de ojos distintos al dorado que veía en la alegre mirada del capitán del equipo de voleibol.
Maldición ¿por qué pensaba en ello? odiaba esa parte suya de pensar demasiado cuando algo aún no estaba seguro o confirmado. Odiaba tanto adelantarse a los hechos. Odiaba pensar que no volvería a ver a Bokuto y al resto de sus amigos.
Sin embargo, para Ryoko aquella actitud pensativa y distante no era nada que no hubiera visto, y al día siguiente no fue la excepción. Se habían encontrado en la estación del tren justo cuando amabas regresaban de la escuela. A la azabache le pareció extraño haberla encontrado cuando sabía que su amiga regresaba temprano a casa, pero pensó que sería bueno haberse encontrado para pasar el rato como solían hacerlo cuando ambas iban a la preparatoria.
—¿Todo bien? —se aventuró a preguntar la mayor, deseando que aquel silencio que no era nada común entre ellas desapareciera.
—Claro... solo estoy pensando —respondió la chica de lentes al instante, algo que sorprendió a su mejor amiga.
—¿Es por las notas para Bokuto? —la azabache se interesó, curiosa por saber si su amiga aun pensaba en ello pese a decir que ya no enviaría más notas.
Por su parte, Hariko vio el comentario como una buena excusa y salida para no hablar de aquel tema que sabía debía hablar en el futuro. No negaría que sonrió cuando la escuchó, pero a la vez sintió un pequeño vacío en el pecho—. Si...
—Puedes continuar enviándolas —la animó Ryoko con sus esperanzas al aire, había algo que aún le faltaba hacer y necesitaba que su mejor amiga estuviera de acuerdo enviando de nuevo sus notas—. Si Bokuto responde lo que queremos podemos saber si-
—Me iré.
Hariko soltó repentinamente, callando de golpe a su mejor amiga solo para preguntarse si había escuchado con claridad lo que dijo. Se detuvo a pensar mientras su vista rebuscaba aquella grisácea que solo se ocultaba mirando a otro lado. Ryoko parecía no querer procesar las únicas dos palabras de Hariko que la callaron... no quería.
—¿Te irás? —preguntó, solo para querer confirmar que escuchó bien, o para tacharse como una loca al corroborar que Sagara dijo otra cosa. Pero ella no quería hablar de nuevo—. Hariko... respóndeme... —se acercó a ella, invadiendo su espacio lentamente. No quería llamar la atención elevando su tono de voz en medio de la estación y sabía que a la chica de lentes no le gustaba eso— ¿A dónde? ¿Por qué?
Arrepentida por decirlo sin pensar y dejar que sus emociones la envolvieran, Hariko ladeó la cabeza solo para mirarla de reojo, esperando que los ojos zafiro de Ryoko no la ahogaran—. Papá tuvo un ascenso —dijo regresando su vista a las vías del tren— ¿Recuerdas que te dije que quería ayudarle?
Claro que lo recordaba. Fue una respuesta que tuvo justo cuando ella planeaba irse a la universidad y pensar por horas y días qué quería elegir para estudiar. Le gustaban las artes y los videojuegos, lo tenía claro... tanto como Hariko cuando también respondió su propia pregunta sobre qué le gustaría estudiar. Negocios Internacionales, dijo aquella vez con un brillo en los ojos, esperanzada a poder ayudarle a su padre en su trabajo luego de contarle cuán cansado estaba a cada día que regresaba. Ella quería aminorar esa carga para su padre y su familia. Sagara era hija única y a pesar de ello, sus padres se esforzaban como si tuvieran más hijos, queriéndole dar una mejor vida.
—¿A dónde te irás?
—A Londres...
—¿Cuándo?
—Aún no hay una fecha... —respondió la castaña con los ojos húmedos—, pero es seguro que me iré antes de las nacionales —miró a su mejor amiga y una lagrima recorrió su mejilla, estremeciendo a Ryoko.
—Pero... no puedes irte antes de las nacionales... —la mayor intentó buscar una explicación, un pretexto para impedir que se fuera al menos luego de ellas—. Podríamos hablar con tu padre y decirle que puedes llegar algunos días después que él... lo chicos también pued-
—¡No quiero decirle a nadie más!
OCT052022
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Garabatos en papel [Haikyuu] Bokuto Koutarou
Fanfiction[TERMINADA] Ella, en cada nota de papel, dibujaba un corazón a través de garabatos. Tan sencillos y simples, pero llenos de un sentimiento que espera sea correspondido por él, por el capitán del equipo de voleibol, su compañero de clase y amigo. [Bo...