Cap. 18.- La trampa de la calamidad

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Lo único que Shi ZiYuan pensó mientras aterrizaba en un peñasco fue en lo afortunado que había sido poder sacar a todas las personas antes de que la calamidad diera comienzo. Sintió alivio de que no hubiera mortales en peligro y enfrentó la calamidad con sus armas en mano.

El primero en atacar fue un dragón marino, constituido en su totalidad de agua y espuma, el cual se abalanzó sobre la chica buscando ahogarla. Shi ZiYuan saltó esquivando el embate del dragón e hizo girar el abanico entre sus manos creando hechizos de todo tipo para sortear los ataques de los dragones de agua que iban apareciendo conforme la calamidad se acentuaba. Lo extraño de esto es que no podía oír ningún mensaje de la corte celestial: hasta pocos momentos antes todo había funcionado perfectamente bien y ahora toda su comunicación con el cielo se había esfumado de golpe. ZiYuan se sintió un poco ansiosa al respecto pero no se permitió perder la concentración y siguió resistiendo el embate de la calamidad. 

No iba a fallar en esto, lo había prometido.

—¡ZiYuan! —la voz de Shen Yang se escuchó fuerte y clara a través de la tempestad—. ¡Tienes que concentrarte! ¡Una embarcación salió de la nada!

—Maldición —dijo la diosa entre dientes.

Esto no estaba previsto. ¡Se suponía que ya no había más peligro! Pero después recordó que existían personas temerarias que cruzaban sitios que no debían y negó con la cabeza. Shi ZiYuan respiró hondo, concentró todo su poder espiritual en sus dos armas y lanzó un ataque devastador que dispersó a los dragones de agua. Después de esto, guardó su espada y si abanico en una bolsa Qiankun que se colgó a la cintura. Podía considerarse que acababa de pasar la primera etapa de su segunda calamidad celestial.

—Aquí —dijo Shen Yang acercándose en un pequeño navío al cual ZiYuan saltó—. ¿Estás bien?

—He estado peor —bromeó ZiYuan—. ¿Puedes conectarte con la corte celestial?

Shen Yang negó con la cabeza.

—La matriz de comunicación espiritual colapsó —dijo—. Es como si la calamidad hubiera interferido con ella. ¿Es común que eso pase?

—No lo sé, supongo —dijo Shi ZiYuan encogiéndose de hombros—. Será mejor que vuelvas, yo estaré bien.

De nueva cuenta, y para sorpresa de la diosa, el joven negó con la cabeza.

—La señora Shi me va a matar si regreso sin ti —dijo.

—Mi mamá no es así —replicó ZiYuan.

Pero tomando en cuenta que Ling Wen ocasionó la caída de todo un reino solo para librarse de una persona… sí podría ser así. Detalles. Shi ZiYuan abrió la boca para bromear un poco más con Shen Yang cuando el agua comenzó a agitarse.

—¡Regresa! ¡Ahora! —demandó ZiYuan saltando fuera del navío.

De repente, fue atrapada por una columna de agua que la arrastró al fondo del océano.

La princesa de las aguasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora