Cap. 10.- La ascensión después de la batalla

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Shi ZiYuan tenía 20 años cuando el infortunio que la perseguía la alcanzó.

La chica había bajado al pueblo de Jintian con algunos discípulos para comprar provisiones ya que había sido su turno de ir al lugar. ZiYuan había aprendido sobre el comercio gracias a su padre, por lo que era una buena negociante y siempre lograba llegar a buenos tratos que le permitían conseguir más provisiones aprovechando al máximo el presupuesto que tenían.

Había dejado de buscar a su tío, ya que incluso su madre había sido incapaz de encontrarlo. Si Ling Wen, con todos los recursos del cielo a su disposición, no había podido encontrarlo ella mucho menos podría hacerlo. Tampoco había visto a su madre, ella no se había presentado ni siquiera en sus sueños así que ZiYuan siguió adelante con su vida dispuesta a ascender para verla de nuevo.

Su posición dentro de la secta no era muy buena, pero tampoco era tan mala. Se había ganado el aprecio de los discípulos externos y de los nuevos, pero la mayoría seguían despreciándola, lo cual realmente no le importó demasiado: mientras no interfirieran con sus prácticas no tenía nada de que preocuparse; por suerte para ella ser discípula directa del líder Murong la protegía de cualquier ataque que pudiera sufrir durante la meditación.

— ¡Shijie!— gritó un discípulo, que se acercó al grupo liderado por ZiYuan cuando se encontraban en las inmediaciones de la secta.

El joven cayó de rodillas, jadeando ruidosamente, y ZiYuan se arrodilló a su lado poniendo una mano en su espalda.

— Cálmate primero— dijo—. Respira hondo y tranquilo.

— ¡La secta está bajo ataque!— gritó el chico. 

Shi ZiYuan volteó hacia el pequeño grupo que la había acompañado al pueblo y creó una matriz de protección a su alrededor, diciendo:

— Quédense aquí.

Después dio media vuelta y corrió hacia la secta. Fēngbào brillaba en su mano al ser desenvainada, y de inmediato la muchacha saltó sobre aquella cosa que atacaba su secta hundiendo la hoja de la espada en la espalda de la criatura. Con un chillido aterrador, la criatura se revolvió hasta sacarse a la chica de encima, que salió volando con todo y espada hasta caer al suelo. Entonces la criatura volteó y la chica vio que se trataba del devorador de buena fortuna. Shi ZiYuan no se permitió dudar ni un momento: rápidamente se puso de pie y se enfrentó a la criatura, lanzando talismanes explosivos para llamar su atención.

— ¡Saquen a los heridos de aquí!— exclamó mientras lanzaba otro talismán a la criatura.

El devorador de buena fortuna se irguió sobre sus patas traseras lanzando un golpe que alcanzó a ZiYuan en el abdomen, lo cual le hizo caer al suelo, un instante después una de sus patas delanteras se descargó con fuerza en su pantorrilla, fracturándola. Shi ZiYuan chilló de dolor usando a Fēngbào para alejar a la criatura asestando una cuchillada en su rostro con lo que la obligó a retroceder. En ese momento Murong Mao apareció lanzando una ola de poder espiritual que hizo retroceder aún más a la bestia.

— ¿No oyeron a mi discípula?— dijo mirando al grupo que seguía amontonado alrededor—. ¡Váyanse de aquí y lleven a los heridos a la enfermería! ¡Los que puedan combatir regresen para enfrentar la amenaza!

— Hay un grupo de discípulos abajo— dijo Shi ZiYuan tratando de ponerse de pie.

— Shen Yang, ve por ellos— ordenó Murong Mao.

El muchacho asintió con seriedad y se fue. Mientras Murong Mao luchaba contra el devorador de buena fortuna, Shi ZiYuan rasgó su túnica exterior para vendar su pierna lastimada y usó un talismán de curación para obtener una movilidad moderada sellando el dolor de la fractura. A lo sumo, tendría solo media hora, por lo que debía aprovecharla. La atención de la criatura se desvió hacia la muchacha y se abalanzó sobre ella con intención de hundirle sus colmillos en el cuello, ZiYuan hizo un desplazamiento hacia atrás para tomar impulso y saltar nuevamente sobre la bestia apuñalando su espalda nuevamente, pero esta vez se las arregló para hacer un largo corte antes de alejarse de él. Una punzada de dolor recorrió su pierna, lo que indicaba que el efecto del talismán empezaba a disminuir.

Shi ZiYuan no dio tiempo a nadie de reaccionar: sujetando con fuerza la empuñadura de su espada, volvió a atacar al devorador de buena fortuna hundiendo la hoja del arma en su frente haciendo un corte circular con el que partió la cabeza en dos. No conforme con eso atravesó el torso de la criatura partiendo en dos su cuerpo y en ese mismo instante cayó al suelo. El efecto del talismán había pasado y el dolor comenzó a recorrer todo su cuerpo. 

Y en ese instante, el sonido de un rayo se hizo presente al tiempo que una luz blanca lo rodeó todo.

La princesa de las aguasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora