Extra 1: Reunión familiar

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Después de lo sucedido, Shi WuDu regresó a la secta Jintian. Había fallado en su calamidad celestial, y había cometido un crimen, por lo que no le sorprendió que su castigo fuera el destierro y esa secta era el único sitio en el que se sentía cómodo y a salvo. Por supuesto, la reacción de Murong Mao al enterarse de su verdadera identidad había sido de sorpresa absoluta.

—No puedo creer que le haya dado refugio al dios del agua —dijo, sin dar crédito a sus oídos.

—Al antiguo dios del agua —le corrigió Shi WuDu—. Fui desterrado del cielo, es por eso que le solicito refugio nuevamente.

—Por supuesto, es bienvenido aquí… con una condición.

Shi WuDu arqueó una ceja, esperando, y Murong Mao dijo con astucia:

—Ya que el asunto de su núcleo defectuoso resultó ser una mentira, quiero que sea uno de los maestros de la secta. Tal vez haya cometido errores, pero creo que podría enseñarle cosas buenas a mis estudiantes. 

—Está bien —cedió Shi WuDu con una carcajada.

De ese modo, sus días transcurrieron con una tranquilidad que no creyó poder volver a sentir. Su familia estaba a salvo y él era libre al fin: libre de su prisión, libre de las preocupaciones que lo habían atrapado desde antes de su ascensión. Por primera vez en muchos años, se sintió en paz. No sabía si algún día podría reunir los méritos necesarios para resarcir su karma por el daño que causó, pero estaba dispuesto a intentarlo.

Y un día, de improviso, recibió una visita.

Ese día había empezado impartiendo clase a los discípulos sobre la creación y los diversos usos de talismanes cuando, de repente, uno de ellos preguntó:

—¿Quién es esa señra tan bonita?

Shi WuDu volteó hacia dónde señalaba y sonrió al ver a Ling Wen, diciendo al tiempo que se acercaba a ella:

—Es mi esposa.

Los estudiantes comenzaron a susurrar entre ellos con emoción. Ling Wen volteó hacia los muchachos y luego miró a Shi WuDu con gesto divertido, diciendo:

—Cuando A-Yuan me dijo que eras maestro no le creí. Ahora creo que le debo una disculpa.

—¿No crees que sea buen maestro? —preguntó Shi WuDu arqueando una ceja. 

—No creí que tuvieras la paciencia para ello. 

Ambos ríeron sin poder evitarlo, y la diosa le tomó la mano para guiarlo fuera, donde Shi ZiYuan y Shen Yang esperaban junto a Shi QingXuan. Al verlo, Shi WuDu sonrió, pero dudó en acercarse tomando en cuenta lo sucedido entre los dos y recordando la forma en que su hermano lo había rechazado anteriormente. De ese modo, fue Shi QingXuan quién se acercó luego de un rato.

—Hermano —dijo, tragando saliva, antes de finalmente sollozar y abrazarlo—. ¡Me alegra tanto saber que estás vivo!

Shi WuDu lo abrazó con una sonrisa acariciando su cabeza. 

—Lo siento —dijo—. Yo…

—No fue tu culpa realmente —dijo Shi QingXuan recordando lo que le había explicado Xie Lian durante la catástrofe de la capital—. No pensemos más en ello. Sobre todo porque mi sobrina tiene una noticia que darte. 

Shen Yang y Shi ZiYuan se habían casado recientemente, la muchacha dio un paso adelante al ser mencionada y dijo con una leve sonrisa:

—Estoy esperando un hijo. Vamos a ser padres. 

Ling Wen y Shi QingXuan observaron atentamente a Shi WuDu, que se había quedado estático. Shen Yang y Shi ZiYuan esperaron su reacción en silencio, y finalmente Shi WuDu se acercó a ella y la abrazó cálidamente.

—Serán unos padres grandiosos —dijo.

Shen Yang suspiró con alivio, y Shi ZiYuan se aferró a su padre alegremente. Los tiempos oscuros habían quedado atrás.

La princesa de las aguasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora