Ocho años después...
De pie en el centro del escenario, Nee sintió el sudor hacer una rápida carrera en gruesas gotas desde su cabello, por su cuello y atravesando su espalda hasta golpear con la cintura de sus jeans, siendo absorbidas por la tela del mismo. Focos de luz blanca y lasers de colores se aferraban a los rieles de hierro sobre su cabeza, la luz artificial de las mismas calentando su piel aun más, sofocandolo como si de un apretado abrazo se tratara.
Su corazón golpeaba salvaje en su pecho, como si intentara escapar de su cuerpo con un salto mortal. Debería estar acostumbrado a esto ya, habían pasado varios años desde que había subido a un escenario, frente a tantas personas, y dado lo mejor de sí, pero aun con sus pasadas experiencias, su estomago seguía retorciendose con nervios como la primera vez. Seguramente, nunca se acostumbraría totalmente a ese tipo de situaciones, pero en realidad, no quería hacerlo, porque si se acostumbraba a toda esa energía fluyendo a través de su cuerpo y comenzaba a tomarla como algo normal, entonces el sentido de todo aquello se perdería.
Había luchado mucho por estar donde estaba. Su camino había tenido más complicaciones de las normales, su mano no había cooperado mucho a la hora de volver a practicar su pasión con las cuerdas. Tocar la guitarra había representado un desafío enorme, peor que cuando había aprendido por primera vez, sus dedos no había ayudado para nada a ello y eso lo había frustrado en niveles extremos.
Pero no se había rendido, porque era demasiado jodidamente terco para hacerlo.
Crear melodias nuevamente había sido su mayor logro y mientras estaba en ello, descubrió que su voz no era mala, para nada. Había absorbido todo lo que los profesores de la escuela de música habían querido enseñarle, sin permitirse ni por un momento que su lesión le impidiera hacer lo que amaba. Tener el apoyo incondicional de sus padres había ayudado muchisimo, ellos nunca habían puesto en duda su talento y hasta donde podía llegar gracias a él, al contrario, lo apoyaron y alentaron cuando su esperanza decaía.
Ellos eran la razón principal por la que estuviese donde estaba.
Diablos, extrañaba a su familia, su casa.
Escuchó los últimos acordes de la guitarra en manos de Bastian, murmurando un último verso, antes de que la multitud estallara, coreando sus nombres. Había formado un pequeño grupo con unos chicos de su vecindario, entraron a un par de concursos, ganaron algunos y perdieron otros, pero finalmente, lograron hacerse conocidos gracias a una cazatalentos que los había visto a través de la grabación de una de sus presentaciones que fue puesta en internet.
Aunque Nee odiaba usar el término "famosos" para referirse a ellos, era la mejor palabra para describir sus situaciones. Habían estado en el foco de atención por algunos años, lo cual se escuchaba más emocionante de lo que en realidad era.
—¡Gracias, New York! —Jackson gritó, de pie detrás de su
y con la manos en alto.
Un alarido emocionado fue su respuesta desde la multitud.
Sonriendo, Nee llevó su propio microfono a su boca—. ¡Gracias! ¡Son los mejores!
Más gritos los acompañaron mientras bajaban del escenario, Bastian quedandose atrás un momento para dar un agradecimiento correcto al público, él era mejor con las palabras que cualquiera de ellos. Un asistente le tendió una toalla y una botella del agua en cuanto llegaron al último escalón, cosa que agradeció antes de comenzar a pasar la esponjosa tela por su pecho para eliminar el sudor que perlaba su piel.
—¡Fanny! —Jackson rebotó a su lado, sonriendole a su representante—. ¿Como estuvimos?
Quitando la mirada de su telefono, la castaña le dedicó una mirada—. Fantasticos —halagó, girando su escalofriante mirada café hacia él—. Hasta que Nee se quitó la camisa, ¿por qué te tiene que salir la vena exhibicionista cada vez que subes a un escenario? Te lo he dicho miles de veces, mantén la ropa puesta, ¡no somos de ese tipo de grupo!
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Desde que te vi |Nilo/Kai|
FanfictionLibro #2 de la saga "Tu Mirada" Pareja: Nilo Payne/Kai Tachibana.