Capitulo 25

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La primera vez que te dije que eras lo más real para mí, que serias quien me llevaría a conocer un nuevo cielo, uno distinto y especial, uno que seria solo nuestro. Entre la paz y la locura que me das.

La luz de la luna era brillante, el sonido del viento moviendo los arboles se escuchaba, los vidrios del auto empezando a empañarse del calor que causaban nuestros cuerpo, la tensión entre ambos subía al máximo, sus labios con los míos moviéndose con sincronización, mi dedos enredándose en su cabello negro, sus manos acariciándome la cintura y apretándola con deseo. Esa necesidad de tenerlo dentro aparece nublándome la mente, olvidándome de todo y solo desear que esto nunca termine.

Su mano empieza a bajar hasta mi entrepierna, desabrocha el cierre de mi pantalón y sus dedos empiezan a penetrarme, esa satisfacción que extrañaba, ese placer que me encanta, sus dedos entras y empiezo a sentir el mayor de los placeres, entra y salen de mi haciendo que mi cuerpo sienta mas necesidad de tenerlo al completo.

Toma con la otra mano mi cabello y me lo jala siendo por primera vez brusco, pero es un dolor nuevo, no ese de que te acaba de jalar los cabellos tu mama por a ver hecho algo malo, es un dolor placentero, uno que el cual disfrutas la sensación uno que talvez te convierte en masoquista. Me besa de una manera apasionantes, me toca con deseo y placer y me mira como si fuera un diamante, algo que me hace sentir especial y única.

—Me encantas Lea. —me dice mientras me besa.

Agarra mis caderas con fuerza y empieza a moverme encima de su erección, siento como mi zona necesita atención, siento como empieza a palpitar por el deseo, solo esa sensación logra volverme loca.

—Se mi adicción Lea, —besa mi cuello y me toma acercándome a sus labios— eres como una droga.

Vuelve a besarme. Mi corazón palpita a una velocidad increíble, siento como mi cuerpo empieza a sudar, le clavo mis uñas en sus hombros con una fuerza de necesidad.

—Tranquila ángel. Déjame llevarte a un mejor lugar, uno donde te pueda disfrutar sin que nadie nos moleste.

—¿A dónde?, —me acomoda de nuevo en mi asiento y enciende el auto.

El no responde a mi pregunta, pero confió en él y dejare que me lleve donde él lo planee.

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Observo por mi ventana como la luna brilla más, el viento entra y el aire me refresca, pero no me quita el deseo, las ganas de estar con él.

De pronto noto veo un letrero fosforescente en la carretera esos que te llaman la atención, me sorprendo y no por que sea algo malo sino por que seria mi primera vez entrado a uno.

Siempre me pregunte si es un pecado estar en esos lugares, si con pisar ese lugar te vuelves.... bueno ya saben.

Mi primera vez en un motel, jamás pensé que iría a uno, mi madre se enojaría si hiciera esto, se molestaría si se enterara que perdí mi virginidad a esta edad. Luego recordé que una vez que mi tía me dijo algo interesante sobre el sexo, ella me había preguntado si salía con algún chico y si me protegía. Fue ella quien me dio la conversación sobre este tema, pensé que seria raro ya que no era mi madre, pero de alguna manera ella me hacia sentir con una confianza que no tenía con mi mamá, sentía que podía contarle todo y no me juzgaría. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se enojo con el y con toda su familia, me prohibió verlos dijo que la estaría traicionando si les hablaba.

Cielo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora