Capítulo 6 - Las consecuencias del alcohol

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Capitulo 6 – Las consecuencias del alcohol.


Me desperté en un armario y con mucho dolor de cabeza.


¿¡Pero, por qué estoy en un armario!?


Torpemente, salí de él y me encontré en una habitación que no era mía. Me miré en el espejo que había en la habitación y estaba echa un desastre. El maquillaje todo corrido, la ropa toda desordenada y me faltaban una zapatilla.


Busqué la otra y no la encontré por ninguna parte. Había más gente en la habitación, todas dormidas y hasta otras parecían muertas. Me acomodé la ropa y como hacía frío tomé una chaqueta verde militar que había en el piso. Me quedaba algo grande, pero eso es lo que no importaba ahora. Me quité la converse y la tiré en un rincón. Busqué en los pies de todas las personas que dormían, unas zapatillas de mi talle, hasta que encontré unas vans rojas justo de mi talle. Se las quité con mucho cuidado y me las calcé en mis pies.


No creo que las necesitara, además iba a devolvérselas algún día.

Si supiera quien es la persona.


Bajé con cuidado las escaleras en busca de Matt y Derek. No recordaba nada de lo que había ocurrido anoche, lo único que esperaba era que no haya hecho nada torpe o estúpido.


Seguí caminando hasta que llegué a la cocina. Arriba de la barra estaba mi hermano pintado de mujer y Matthew se encontraba en el suelo con un labial rojo.


Definitivamente, no tenía ni idea de lo que había pasado a noche.

Revisé la hora en mi celular. Eran las once y media y tenía ya varios mensajes y llamadas de mamá.


No hay dudas de que cuando lleguemos a casa, moriremos.


Tomé un vaso y lo llené con agua. Antes de tirarles el líquido a Derek y Matthew les tomé una fotografía.


Esto algún día me serviría para algo...


Le arrojé primero a Derek y luego Matthew. Sorprendentemente, Matt fue el primero que se levantó, en cambio, mi hermano seguía muerto con la cara maquillado.


— ¿Por qué me despiertas así? — Se quejó Matthew a lo que yo rodé los ojos. — Hay otras maneras de despertarme...


—Eso no importa ahora—le interrumpí. — Hay que irnos lo antes posible a casa, mamá ya me llamó varias veces. Debe estar preocupada.


—Sí, tienes razón. ¿Cómo hacemos con Derek? — ambos lo miramos y luego nos miramos entre nosotros y una sonrisa malvada ocupó mis labios.


** ** **


— ¡Haz más fuerza, Robinson!

Diario de una típica adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora