Capítulo 34

51 12 1
                                    


Feliz Navidad para todos, este es mi presente para todos ustedes, espero les guste. Los misterios y las revelaciones van en aumento

Espero que sea distracción para los que pasan sus cenas aburridas

-

Al día siguiente

5:24 a.m.

Dipper

Para cuando fui totalmente consciente de mi alrededor vi a mi tío Stan, Melody, Soos y Wendy dormidos de pie, solo por la magia que estaba utilizando no se habían caído. Levanté la mano llevándolos a los cuartos.

Quite la orden de Rubit que se levantó crujiendo un par de huesos y Eric llevaba un plato más de comida.

Casi me preguntaba de dónde había conseguido tanta comida si no fuera por la magia demoníaca color morado que lo envolvía, aunque estaba seguro que la comida era casera sabiendo que la comida que producían los demonios de la nada era muy insípida, palabras de Bill.

Claro, a menos que reprodujera una comida hecha a mano.

Aun cuando ya me sentía mejor, decidí comer eso como desayuno antes de ir por Bill.

—Chicos pueden irse ya, perdón por tenerlos toda la noche aquí. —les dije apenado.

—Eres el Agapē de mi dueño así que estoy para servirles, y Eric al estar conectado a mi también es influenciado. —explicó Rubit con una suave sonrisa.

—Ya veo. —murmuré impactado con eso.

Antes de irse me dejó un fragmento de memoria, al parecer lo que pasó mientras caí inconsciente.

Bueno, algo es algo. —pensé sin más arreglando el lugar antes de irme a mi habitación, con Bill.

Al llegar a la habitación lo vi inconsciente así que me acerqué sentándome en la cama. —Bill, no creí que te gustaba dramatizar a la bella durmiente. —le dije con burla arreglando algunos mechones de su cabello. —Pero, si es por besarte haría lo que quieras. —susurre antes de acercarme y darle un suave beso.

Mire el flujo de magia que le estaba dando, se distribuía lento debido a que se había quedado sin una gota.

—Gracias dorito, has llegado a este punto por protegerme. —susurré antes de volver a besarlo un centenar de veces, de las cuales no me disgustaba para nada. —Te amo, Bill. Quiero volver a hablar, jugar y divertirme mucho contigo, así que abre los ojos, ¿si? —pedí acariciando sus mejillas.

Esta vez le di un beso profundo que para cuando me correspondió yo tuve que apartarme por falta de aire. —Ya abriste los ojos. —murmuré dulcemente apreciando esos hermosos ojos dorados.

—Myn lytse pybeam, ¿bisto ok?

Mi pequeño pino, ¿estás bien?

—Bill, calma. —le dije tratando de tranquilizarlo. —Estoy bien, estoy más preocupado por ti.

—It giet goed, meitsje jo gjin soargen oer my.

Yo estoy bien, no te preocupes por mí.

Mi pecho se llenó de molestia, ¿Cómo podía decirme eso?

¡¿Cómo no voy a preocuparme por ti?! ¡¿Te amo tanto que enloquecería sin ti, idiota?! ¡¿Y por qué estás hablando así?! —solté gruñendo enojado.

—Lytse... it spyt my.

Pequeño... lo lamento.

Frunció el ceño conflictuado antes de volver a hablar. —Creo que fue ser drenado lo que me impedía hablar tu idioma. —me dijo mostrándome una sonrisa de disculpas. —Y... estaba muy preocupado, ¿cómo podría pensar en mí en esa situación?

Contrato II: RevelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora