Capítulo 32

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Narrador

—Vaya. —exclamé asombrado más por el evento que por la información.

—————

—¡¿Qué mierda dices?! —gritó enfurecido Alex.

Enseguida Eric volvió a sentir algo entrar en su pecho, su corazón golpeó con fuerza y sintió que fue desvaneciéndose al pasárselo a Rubit.

—¿Es que? —tembló la voz de Mabel. —Eso es imposible, alguno de los demonios lo debió notar, ¿cierto Rubit? —preguntó a la chica.

Fue allí donde notaron a la joven con la respiración agitada sosteniendo con fuerza su pecho.

—¡Rubit! ¿Qué te sucede? —preguntó preocupado y alarmado Eric acercándose a su Agapē.

—Es lo que le transmites, es tan lento y poco la magia que le es tortuoso. —explicó Will. —Si así lo quieres podemos hacer despertar tu magia y desbloquear tus memorias.

—¿Mi-Mis memorias? —preguntó temeroso.

—Si eres un demonio debes tener un indicio de que tipo y qué poder tienes, además de cual sentimiento consigues tu poder. —explicó Will.

—Will, podrías explicar porque no estoy entendiendo nada. —soltó Alex temblando, sus ojos se cristalizaron en un instante.

Nadie sabía qué hacer, Rubit sentía como una aguja llena de magma se adentraba en su ser; Eric era capaz de percibir ese inmenso dolor y la sensación de la magia recorrer su cuerpo; Alex tenía miedo, mucho miedo lo que recorría todo su ser, ¿quien era él sino fuera su primo? Sin importar que, él estaría de su lado pero... seguía teniendo miedo por él, no era quien creía y lo que él creía que era su familia ya no existía; Mabel a su lado trataba de calmarlo pero no lograba nada.

—Nosotros nacemos a partir de un cúmulo de energía con un sentimiento en particular, de esa forma somos capaces de formarnos hasta que logramos conseguir una forma. Nosotros en particular nacimos de una explosión de energía que se reunió y cada uno fue obteniendo energía de un sentimiento en particular, ira; tristeza; locura o empatía.

De repente Rubit cayó al suelo sintiendo demasiado dolor, al contrario que otras veces la magia fluía más en sí y era un tortura.

—¡Rubit! —gritó Eric asustado. —¿Qué hago? —preguntó temeroso.

—Estás recolectando magia y es algo que no puedes detener, a la vez se lo trasmites a ella y eso es normal. —explicó Will con una expresión en blanco.

—El problema es la forma en la que lo haces, si sigues así solo será un tormento para ella en especial si sigue siendo tan lento. —le siguió Mason.

—La única forma de ayudarla es... ¡despertar! —continuó Tyrone.

—Si lo que te preocupa es saber la verdad sobre ti, no debes preocuparte. —comentó Phill aburrido viendo al peli-negro acercarse mientras lo despedían. —Solo debes despertar tus poderes, no tu conciencia.

—Y-Yo... —murmuró conflictuado.

Su mente era un completo lío, no entendía ni sabía qué hacer. Una mano lo tomó enseguida, tratando de aferrarse.

—Eric, pase lo que pase estoy a tu lado. —murmuró Alex. —No importa quien seas, eres mi primo y eres lo mejor que me hubiera pasado de niño, no sabría qué sería de mi vida sin ti. —afirmó con fuerza mirándolo fijamente. —Eres mi familia y siempre lo seras.

—Tengo miedo... —susurré atormentado.

—Yo también. —rió sin ganas Alex. —Pero confío en ti, además ser un demonio no es tan malo. —comentó con una sonrisa temblorosa. —Tu novia lo es. —afirmó.

Contrato II: RevelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora