Epìlogo

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Narrador

—Mi pequeño, tendrá un pequeñín.

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—Mi pequeño, tendrá un pequeñín.

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—Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. Mi pequeño, tendrá un pequeñín. —repitió una y otra vez Bill emocionado moviéndose frenéticamente.

—Bill, sé que te emociona pero debes hacer silencio. —le pidió con calma Dipper.

—Pe-Pero... —lloriqueo Bill, tomando con dulzura las manos de su pareja.

—Lo sé, lo sé. —le dijo con suavidad dejando un casto beso en su mentón. —También me emociona, pero Melody le propondrá matrimonio a Soos. —exclamó, mirando como a unos metros se encontraba su grandiosa familia espiando a una distancia considerada a esos dos, por fin tener la cena que tanto habían planeado.

—Para mí es mucho más importante nuestro pequeñín. —murmuró con dulzura acariciando tiernamente su plano estómago.

—Dipper, Melody se arrodillo. —susurró entre gritos Mabel.

Pinetree empujó a Bill antes de correr hacia los arbustos, donde podían ver ante la hermosa noche iluminada por luces como si se tratara de luciérnagas, a Melody arrodillarse ante su novio y compañero.

—Sé que es un momento difícil para la gente que quieres, también sé que te insistieron para que vinieras a esta cena. —explicó con calma. —Conocerte fue la mejor y más maravillosa experiencia que he vivido, por eso estoy dispuesta a esto. —comentó sacando una cajita abierta revelando dos anillos color plata. —¿Te casarías conmigo? —preguntó con una suave sonrisa. Soos abrió los labios completamente sorprendido, no se esperaba eso y tampoco podía pensar en ese instante. —Si dices que sí, estaré a tu lado para siempre; si dices que no, no debes preocuparte por nada porque te amo así que tienes mi apoyo incondicional, sea lo que sea que decidas.

Las lágrimas se derramaron por sus ojos, aunque trato de quitarlas, no podía

—E-Estoy sensible por la noticia del embarazo de Dipper. —comentó con la voz temblando ligeramente.

—Si. —le siguió el juego Melody manteniendo una sonrisa en su rostro.

—Melody, nunca he conocido a una chica tan hermosa, brillante y amable como tú. —comentó el gordito tomando su brazo para levantarla del suelo. —Incluso si conociera a alguien así, no serías tú. —aún entre lágrimas tomó la caja, dejándola en la mesa y sacó el anillo más pequeño y tomó la mano derecha. —Quiero estar contigo siempre. —murmuró dejando el anillo en el dedo anular.

Ella rió con ternura. —Yo también, pero Soos, es en la mano izquierda.

—Oh, oh, perdón. —soltó tomando el anillo de su mano derecha nervioso casi haciéndolo caer, su seguridad de hace segundos fue aplastada; aún con los dedos temblorosos la dejó en su dedo anular de la mano derecha.

—Te amo. —afirmó Melody feliz poniéndole el anillo más grande.

—Te amo.

Era una noche cálida de verano y la emoción vibraba en el aire.

Ese hermoso momento fue interrumpido por un estruendo ensordecedor seguido de una luz brillante que iluminó el cielo.

Los oohs y los ahhs resonaron alrededor mientras los fuegos artificiales continuaban explotando en el aire. Eran como flores de luz, danzando y brillando en la oscuridad. Cada uno de ellos era único, algunos explotaban en pequeñas chispas mientras que otros formaban hermosos patrones en el cielo.

—Bill. —resonó la voz del castaño, el demonio lo había alzado con emoción.

—Con esto celebraron los humanos, ¿no? —preguntó divertido, la nueva pareja de prometidos que no habían notado su presencia pero ahora podían verlos entre los reflejos de luces que daban los fuegos artificiales. —Hay que celebrar a nuestro pequeñín. —afirmó emocionado.

Todos rieron un breve momento antes de pasar su mirada al cielo, mientras veían el espectáculo ante sus ojos.

No podía apartar la vista de aquel espectáculo mágico. Los colores intensos y vibrantes: rojos, azules, verdes, dorados, formaban una sinfonía de belleza en el infinito lienzo nocturno. Fue como si el cielo se estuviera incendiando con una inmensa alegría y celebración.

La gente estaba extasiada, todos con los ojos brillantes y sonrisas en sus rostros; todos aplaudían y vitoreaban, maravillados ante la grandiosidad de cada explosión. Era evidente que los fuegos artificiales tenían el poder de reunir a las personas y llenarlos de asombro y felicidad.

Ante las hermosas sensaciones que experimentaban Mabel se acercó a su hermano; deseaba abrazarlo, sería tía.

¡Sería tía!

Por no mencionar que estaba preocupada por cómo sería la gestación de un híbrido demonio-humano. Claro, se acercaron los demás sintiendo esa felicidad desbordante; a pesar de todo, una nueva vida estaba creciendo en el interior de Dipper.

Finalmente, los fuegos artificiales comenzaron a disminuir en intensidad y frecuencia, hasta que se apagaron por completo dejando solo el eco de los aplausos y los suspiros de felicidad en el aire. El espectáculo había terminado, pero las emociones que despertó permanecían vivas.

Cuando la oscuridad empezaba a cubrir la vista, la respiración del menor empezaba a volverse pesada.

—¿Dipper? —dijo Mabel preocupada.

—Pinetree. —exclamó alarmado Bill, tomándolo entre sus brazos. —Pinetree, Pinetree, ¿cómo te sientes? —le preguntó ansioso.

—Estoy un poco cansado. —murmuró con el ánimo bajo.

—Creo que deberían alejarse de aquí. —comentó Tad acercándose junto con todos los adultos que estaban cerca de la cabaña.

—¡¿Qué estás diciendo?! —se quejó Francisco.

—¡No me van a alejar de mi niño! ¡¿Acaso crees que es fácil aceptar que está embarazado y ahora quieres alejarlo?! —le gritó Marta, intentó acercarse a su hijo pero tanto Eric como Rubit la interceptaron.

—Ese nuevo ser ha recibido mucha magia, en este momento Dipper debe tratar de filtrarla; la magia está impregnada de esencia que no debe llegar a un mitad demonio, pero sigues rodeado de otros demonios y humanos agotarás todas tu fuerzas. Chico, luchaste porque viviera, ¿dejarás que todo eso sea en vano?

Dipper miró a Bill, estaban preocupados.

Bill no quería que su Pinetree se apartará de todos, sabía que los humanos necesitaban compañía.

Dipper no sabía que pensar en esa situación, sus pensamientos iban demasiado deprisa y no iban a ningún lado.

Pero sabían una cosa, los dos harían lo necesario para que ese ser nacido de su amor, creciera.

—No es como si no pudieran acercarse a los otros humanos y demonios, solo debe ser durante un tiempo limitado. —afirmó Tad.

Los ojos marrones y dorados, se miraron durante un largo tiempo; cuando Bill le dio una suave sonrisa, su pareja supo que estaría dispuesto a hacer lo que decidiera.

—Creo que sería lo mejor, no podemos dejar que le suceda algo cuando está en etapa de desarrollo apenas. —comentó con dulzura dejando caer su cabeza a su hombro, después de todo sus brazos seguían alrededor de su cuello mientras esté lo tenía alzado.

—¿Di-Dipper...?

—Lo siento mamá, te prometo escuchar tu regaño después. Sé que entenderás que estoy haciendo esto por la seguridad de mi bebé. —esas fueron sus últimas palabras que dijo ese verano a su familia.

Tardaría poder volver a estar cerca de su familia, pero valdría la pena.

¿Cómo pueden ser tan buenos padres?

...Si...

Están perdiendo tanto por...

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Contrato II: RevelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora