Capítulo 31

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Dipper

Me aleje de esos dos, tendrían que solucionar solos sus problemas. Me senté en una de las esquinas de la piscina dejando mis pies sumergidos en el agua.

Solté un suspiró tranquilo mirando el cielo, respiré al sentir el refrescante viento.

Debería decirle a Bill que vayamos a la piscina en su casa.

Solo los dos.

—Hola, Dipper. —me saludó una de mis compañeras nadando cerca de mí. Esa misma chica que me incómoda debido al estar siempre persiguiéndome, pero la tranquilidad que sentía no me la quitaría nadie.

—Hola. —respondí sin más dejándome llevar por la tranquilidad.

—Últimamente te ves mejor, ya sabes, estás más emocional. —me dijo acercándose al lado mio. —Pero, me alegra ver que te ves mucho más agradable y muy lindo.

Mi tranquilidad fue rota con sus palabras, estaba empezando a acercarse hacia mi. Antes no importaba, pero ahora me molesta y no solo eso, debía decirle que tenía pareja.

—Hey, sabes yo...

—Lo sé, ya deben haberte dicho eso. —me interrumpió, empezando a hablar por su cuenta. —Pero, no te preocupes no soy celosa, puedes tener a otra compañera también. —siguió hablando con una sonrisa brillante.

Pero mi novio sí lo es. —pensé molestó. Entreabri los labios dispuesto a contarle sobre el único ser que llenaba mi corazón, pero me sorprendí cuando tocó mi rodilla, de esa forma un quejido salió de mis labios, sin poder contenerlo grité adolorido.

Cada parte de mi cuerpo la sentía entumecida, y a la vez me dolía todo como si en mi cuerpo recorriera ácido en vez de sangre. Me sentí sin fuerza y caí hacia atrás; sin embargo unas manos me sostuvieron.

Bill, duele tanto. —le envié un mensaje a su mente, pues de mi garganta solo salían gritos.

General

—¡Pinetree! ¡Pinetree! —lo llamó una y otra vez tratando de indicarle que abriera su mente, pero era imposible.

Por más que trató de encontrar la razón del dolor, no lo encontraba.

—Mierda. —gruñó frustrado rompiendo su camisa dejando sorprendida a la chica frente a este, pero no pudo decir nada al escuchar los gritos de agonía.

Al tocar su espalda gruñó arrugando su rostro, al acomodar al menor miró su espalda, su rueda de invocación palpitaba en un color rojo. Junto sus frentes y de inmediato se separó. —Ti-Tiene un maldito coágulo de magia.

—¿Coágulo? ¿Como de sangre? —preguntó igual de preocupado Mabel.

—Si ese es el caso, busca su origen y liberalo. —continuó Alex.

El demonio abrió los ojos impactado ante esa idea, no conocía ni entendía cómo funcionaba el cuerpo humano y que ellos les diera la idea lo tranquilizaba. Un tanto más tranquilo ahogó sus gritos un instante con un beso lo que ocasionó varias reacciones de sorpresa.

Al separarse se pudo apreciar un hilo de saliva unirlos, su respiración estaba ligeramente pesada y su semblante más tranquilo, infortunadamente volvió a gritar con fuerza.

La expresión de Bill se volvió oscura, de inmediato miró a la joven sosteniéndose en las rodillas de su Agapē. Le dio una mirada tétrica que hizo temblar a la chica, estaba viendo la muerte frente a él, tocó la frente de esta con su palma y la empujó con fuerza hasta hasta el fondo de la piscina que de inmediato dejó de gritar pero su respiración estaba entrecortada.

Contrato II: RevelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora