NieLanTober 2021

30. Tormenta

NOTA: Lan Xichen Fem

Lan Xichen sentía cada vez más dolor y más cansancio. Su cuerpo trataba de cooperar, de dar a luz a su hijo, pero el miedo hacía las cosas más difíciles. Estaba recostada sobre algunas de sus túnicas, se había retirado sus pantalones y su espada estaba recargada en la pared de la cueva. La tormenta había llegado junto con una bestia hecha de rayos y lluvia. Los había tirado a todos de sus espadas y ella, que viajaba a un lado de su hermano menor por seguridad, se había escondido en esa cueva mientras los demás cultivadores de Gusu trataban de acabar con aquel ser.

Su pequeño, Jingyi sería su nombre, no podría haber elegido peor momento para nacer.

Podía escuchar la pelea fuera de la cueva, el estruendo de la lluvia y probablemente el derramamiento de sangre, pero su bebé parecía desear verlo todo con sus propios ojos.

Pujaba tan fuerte como podía, atendiendo las indicaciones que le habían dado los médicos para prepararla. Podía sentir algo salir de ella, pero no podía soltar las túnicas que apretaba con fuerza mientras las lágrimas de dolor escurrían por su rostro.

Pasaron las horas y la oscuridad abundaba cada vez más...

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Cuando cortó el cordón que la unía a su hija comenzó a limpiarla. Tenía la piel rojiza, pero podía ver que sería bastante pálida, así como ella. Tenía una marca en su hombro, una mancha curiosa que Nie Mingjue tenía también.

Sonrió entre lágrimas, acariciando el rostro de la niña que poco a poco dejaba de llorar. La cubrió con la única túnica que seguía libre de su sangre y dejó que durmiera recostada en su pecho. Lan Xichen dejó de escuchar sonidos de batalla, así que su tranquilidad llegó, permitiéndole bajar la guardia y caer dormida...

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- chen... A-Chen... -Lan Xichen despertó de un sobresaltó, ajustando a la niña que aún tenía en sus brazos- A-Chen, querida, lo lamento tanto – Nie Mingjue abrigaba a sus dos damas con sus túnicas, cultivadores Lan y Nie esperando afuera de la cueva – Te estuvimos buscando toda la noche, nosotros no... nosotros... yo pensé – Lan Xichen veía la desesperación y el alivio en los ojos de su esposo. No le importaba nada ahora, así que solo le sonrió.

- A-Jue... mira – Nie Mingjue la abrazó con cuidado – Ya tengo a nuestra bebé, una pequeña – Nie Mingjue respiró profundo y miró a la bebé, de cabello enmarañados, en los brazos de su cansada esposa - ¿No es preciosa? –

- Lo es – Lan Xichen escuchó la voz quebrada de su esposo – Es hermosa, tan pequeña... mi pequeña – las lágrimas llegaron, el líder de secta Nie Mingjue, quien había vencido ejércitos de cadáveres y demonios, lloraba ante la sola imagen de su primogénita.

Desde ahí supieron que Nie Jingyi sería tan revoltosa como una tormenta.