IV

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Narra Óliver.

Hace ya unos días que conocí a Aitana. Es una chica interesante y misteriosa. Jamás había conocido una chica como ella, tiene su propia personalidad y eso es lo que más la distingue de los demás. No se siente influida por el resto de la sociedad. Ella tiene muy claro todo y me transmite mucha seguridad. Es vergonzosa y muy tímida, se lo noté nada más verla. Es muy inteligente y no me hace falta descubrirlo para darme cuenta. Algo en ella me llama mucho la atención y quiero descubrir de que se trata.

- Óliver - me llama Rafa y lo miro. - El míster nos ha mandado a dar dos vueltas - dice y abro la boca.

- No me había enterado.

- Estabas en tus pensamientos. - dice dándome un golpecito. - A saber en que estabas pensando.

- En algo.

- ¿Y ese algo es una chica?

- ¿Una chica? ¿Cómo lo sabes?

- No sé, quizás por la sonrisa que tienes en la cara.

- ¿Y esta sonrisa sólo podría ser por una chica? - pregunto, él niega riéndose.

- Claro que no, pero no lo has negado así que ya puedes ir soltando por la boca.

- ¿Qué quieres que cuente?

- Pues no sé, como es ella y tal.

- Se llama Aitana y la conocí porque se me perdió el perro - respondo, él se ríe.

- Buena forma de conocerse.

- Hombre pues tampoco está mal. Bueno cuéntame más.

- Aparte de ser una chica muy guapa, es interesante, inteligente y misteriosa. Esconde algo en su interior que quiero saber que es, por lo poco que sé le gusta el arte, la he visto dibujar y dibuja de maravilla. Se nota que lo ha pasado mal y no sé porqué, pero se lo noto en su mirada que tiene el brillo apagado. La sonrisa es preciosa, te lleva a otra dimensión. Es como un libro, en el que te pierdes entre sus hojas.

- Óliver, ¿te está gustando?

- No, la conozco de muy poco, casi no sé nada de ella pero me gustaría que fuese mi amiga.

- ¿Solo tu amiga? ¿O una amiga especial?

- Rafa, es muy pronto para pensar en eso, con el tiempo ya todo se verá. Tú ya sabes que yo no me cierro al amor.

- Bueno si hay alguna novedad, ya me cuentas - me dice y yo rio.

Cuando el entrenamiento acaba me voy a dar una ducha, y al acabar me despido de mis compañeros.
Me monto en el coche saliendo de aquí, de la ciudad deportiva José Ramón Cisneros. Veo a unos cuantos de aficionados que gritan mi nombre y me paro, porque a mí no me cuesta absolutamente nada, y me hace feliz ver la felicidad de la gente al obtener una foto con nosotros y una simple firma. En cierta parte, nuestro trabajo también se lo debemos a los aficionados que nos apoyan día si y día también.

Llego a casa encuentrando a mis padres y a mi hermana, María.
Para mí, mi familia lo es todo. Por suerte, somos una familia muy unida. Con 10 años me fui de mi pueblo, Naval Moral de la Mata un pequeño pueblo de Extremadura. No me fui solo, sino que también me fui con mi hermana María que iba a estudiar en Madrid. El Atlético de Madrid se interesó en mí e ingrese en las categorías inferiores del club, vivía en la residencia.
Mientras mi hermano mayor y mis padres se quedaban en mi pueblo. Mi padre no podía trabajar, por unos problemas, por lo que mi madre era la que tenía que llevar la casa para delante.
Conseguí debutar con el Atlético de Madrid.

Años más tarde, me fui al Oporto donde estuve varios años y estuve bastante bien. En 2020, fiche por el Sevilla y estoy bastante feliz aquí.
Siempre he contado con el apoyo de mi familia y allí donde he ido ellos me han seguido. Con mucho esfuerzo y trabajo logré que mi madre dejará de trabajar, desde hacía años limpiaba portales, se levantaba a las cuatro de la mañana y se iba a dormir a las diez de la noche, cargaba con una casa ella sola a sus espaldas y criaba a tres hijos. Ella es mi ejemplo a seguir, es mi heroina.

- Óliver, mira este video - me dice mi hermana dándome su móvil.

- ¿De qué va? - pregunto antes de darle al play.

- Es un video de una chica que toca el piano, me ha salido en Instagram. - me respondo y yo asiento.

Miro el video y al principio solo se enfoca el piano y los dedos de la chica, después empieza a aparecer su rostro, primero borroso y después ya se puede ver con mucha más claridad. Abro la boca sorprendido al ver a Aitana. Es ella.

Está muy guapa. En el video aparece con una camiseta de mangas cortas roja, el pelo lo lleva recogido en una trenza, y la canción que está tocando es la de Halo de Beyoncé. Pero halo el que tiene ella tocando, es imnotizante, brilla muchísimo, es un deleite.

- Qué arte tiene - murmuro.

- ¿Verdad que si? Toca muy pero que muy bien. - dice mi hermana y yo asiento.

- No deja de sorprenderme.

- ¿La conoces? - pregunta mi hermana.

- ¿Recuerdas cuando se perdió Stella?

- Si, casi nos da algo.

- Pues ella fue quien la encontró. En realidad, fue una vecina pero se lo dio a ella.

- Mira que casualidad.

- La verdad es que sí. Por cierto, ¿me dices como se llama en Instagram?

- Claro, aitanitabau.

Yo asiento y lo busco en mi móvil. Tiene la cuenta abierta y una cantidad buena de seguidores 10. 000, bajo más abajo y empiezo a ver sus fotos y vídeos, no es que tenga muchas fotos pero las que tiene son bastante bonitas. Tiene varias tocando el piano, otras pintando, otras con amigas, algunas posando y la primera de todas una con su abuela.

Abro los ojos cuando se me escapa un like a la primera foto. Espero que no se de cuenta de que he estado stalkeando su perfil de Instagram.

Aunque si se da cuenta puede que vea mi perfil y me siga. Lo malo sería que no le he dicho que soy futbolista. Quiero que la gente me conozca por quien soy como persona no por ser futbolista de algún equipo. Al fin y al cabo es mi trabajo, como otros tantos trabajos que hay en el mundo.

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Con la miel en los labios || Oliver Torres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora