XXXV

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Narra Aitana.

Un año más tarde...

Mi gira terminó hace seis meses y la verdad es que fue todo un éxito sorprendentemente. El disco ha logrado ser doble disco de platino en España y ahora estoy terminando de componer el que será mi segundo disco, aunque no va a salir de inmediato.

Por otro lado, mi relación con Óliver está en el mejor momento que nunca. Ambos tenemos nuestros objetivos personales y en todo nos apoyamos mutuamente. Por suerte, nuestra relación a día de hoy está basada en la comunicación y la confianza, que son dos cosas imprescindibles para que una relación salga bien.

Justo ahora mismo nos encontramos los dos recostados en la cama.

- Vida, me voy al entrenamiento que llego tarde. - informa levantándose.

- Jo - digo haciendo un puchero. - Con lo bien que estaba entre tus brazos.

- Y yo a tu lado pero sino voy me matan. - dice y yo suelto una risita. - Nos vemos después, vida mía.

- Entrena mucho y bien - le digo dejando un casto beso en su labios.

- Si sigues encontrandote mal no dudes en llamarme. - pronuncia y yo asiento.

- Está bien, venga vete ya que a este paso si que llegas tarde.

Desde hace un par de días me vengo encontrando algo mal, tengo dolores de estómago y muchas ganas de vomitar según como algunos alimentos en específico.

Me vuelvo a recostar bien en la cama y en menos de lo que canta un gallo ya me he vuelto a quedar dormida.

Vuelvo a despertarme cuando escucho el sonido del timbre y mi teléfono a la misma vez.

- Dime Paula - hablo llevándome el móvil a la oreja.

- Aitana, abre la puerta que estoy aquí - me responde.

- Vale ya bajo - contesto.

Me levanto de la cama y bajo hasta bajo para abrirle.

- Que cara llevas amiga - me dice riendo en cuanto me ve.

- Me acabo de levantar, Paula - informo.

- Te noto diferente - expresa.

- Pues soy la misma de siempre - hablo frunciendo el ceño.

- No es eso - admite mirándome como si me estuviese escaneando.

- ¿Entonces?

- Te veo la carita algo más hinchada - dice ella.

- Pues no sé supongo que será normal. - opino. - Tengo hambre, ¿quieres algo? - pregunto.

- Acabo de desayunar en casa.

- Vale - respondo.

Me hago una tostada de jamón york y un zumo de naranja. Y al terminar de comérmelo sigo con hambre.

- Aitana, a ti te pasa algo, tú nunca has desayunado algo más que una tostada - dice.

- Tengo hambre - me alzo de hombros.

Me como un croissant relleno de chocolate y no puedo acabarlo cuando tengo que salir corriendo al baño a vomitar.

- Ves como te pasa algo - puntualiza Paula desde el marco de la puerta.

- Me habré puesto mala - hablo con el cepillo de dientes en la mano.

- O estás embarazada - debate y yo la miro con los ojos abiertos.

- ¿Qué? ¿cómo?

- Aitana, ¿Óliver y tú habéis tenido sexo sin protección? - pregunta y cierro los ojos.

Hace casi un mes y medio Oliver y yo tuvimos un momento de calentón y se nos pasó cuidarnos.

- Sí - responde con la voz temblorosa.

- ¿Cuánto llevas sin la regla? - vuelve a preguntar.

- Un mes y pico - contesto.

- ¿Quieres que me acerque a por un test de embarazo?

- Dios tengo miedo - murmuro con las lágrimas saltadas.

Paula se acerca a mi y me rodea con los brazos dándome un abrazo reconfortador.

- Voy a ir y en diez minutos estoy aquí - me habla.

- Vale te espero. - susurro.

Me siento en el sillón del salón y mi cabeza ya empieza a dar vueltas a todo.

Si estoy embarazada no sé si ahora un bebé sería lo mejor para los dos.

Y si no estoy embarazada tampoco sé como reaccionaria.

Díez minutos después Paula ya está aquí con el test metido en una bolsita.

- Vamos a leer las indicaciones - expone. - Tienes que hacer pipi en este bote y cuando lo hagas hay que meter el test en el pipi unos siete minutos, después retirar el test del bote de la orina y dejarlo sobre una superficie lisa unos cinco minutos. Si es negativo sale una sola raya y si es positivo dos y las semanas de cuanto estas. - explica y yo asiento.

- Vale pues voy a hacer pipi. - anuncio cogiendo el bote de orina.

Cuando ya he terminado todo el procedimiento y mientras sabemos si es positivo o negativo el test de embarazo me siento en el suelo ha coger un poco de aire porque la situación me tiene agobiada.

- Esto ya está listo para mirarlo Aitana - proclama Paula.

- Yo no estoy preparada para mirarlo, hazlo tú por favor - le pido.

- Está bien - comenta cogiendo el test entre sus manos. - Vas a ser madre, Aitana - balbucea contenta.

- Dios santo - verbalizo empezando a llorar.

- No llores, Aitana - habla abrazándome. - Es una noticia muy buena.

- ¿Y si Óliver no quiere que seamos padres? - murmuro entre llanto.

- Eres tonta Aitana, claro que va a querer.

- Eso no lo sabes. - declaro.

- Aitana, hazme caso de verdad.

- No me lo creo dios - murmuro.

Dentro de mi ahora mismo hay una mezcla de todo, alegría e ilusión y también incertidumbre y nerviosismo.

- ¿Y si no soy una buena madre? - pregunto nerviosa.

- Relájate cielo - dice acariciando mi cara. - Vas a ser la mejor madre del mundo, Aiti tía.

- Dios no estoy preparada.

- Nadie está preparada para ser madre, Aitana, pero verás como poco a poco vas aprendiendo todo.

- Espero porque ya me queda - hablo soltando un suspiro. - Madre mía parece todo tan surrealista.

- Pues no tiene nada de surrealista - dice mirándome.

- Ahora tengo que pensar como le daré la noticia a Óliver.

- ¿No se la vas a dar hoy? - pregunta.

- No, quiero hacerlo bonito y para hoy no se me va a ocurrir nada. - expreso.

- Bueno ya lo pensaras más tranquila. - dice y yo asiento. - ¿Dónde vas a guardar el test para que no lo vea?

- Ay no sé.

Entre las dos buscamos un sitio en el que apenas Óliver pueda encontrarlo y después de mucho pensar decidimos guardarlo en el cajón donde tengo los pijamas.

- Bueno tengo que irme ya - habla Paula. - Estate tranquila y a disfrutar del embarazo preciosa mía.

- Esperemos - digo dándole un abrazo.

Cuando se va me siento frente al espejo y como un acto reflejo acaricio mi barriga apenas notable, sabiendo que ahí estará creciendo poco a poco mi bebé.

Con la miel en los labios || Oliver Torres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora