Narra Óliver.
El entrenamiento ha empezado hace unos veinte minutos y aún le falta más de cuarenta y cinco minutos. Y yo tengo muchas ganas de que acabe ya, por una razón muy simple, Aitana está mala con bronquitis y está en la cama.
- Óliver - me grita Jordan. - Despierta - chasquea los dedos en mi cara.
- ¿Qué pasa?
- La pregunta te la tendría que hacer yo a ti - dice. - ¿Pasa algo?
- Aitana tiene bronquitis. - respondo.
- Vale ahora entiendo porque estabas tan ido de aquí, pero céntrate ahora mismo en el entrenamiento y luego piensas en ella que seguro que está bien.
Yo asiento a sus palabras e intento pensar que pronto ya voy a estar con ella en su casa cuidándola.
Al acabar el entrenamiento me ducho rápidamente y a la salida de la ciudad deportiva me paro unos minutos a firmar y a echarme un par de fotos.
Antes de llegar a casa de Aitana paro por una tienda en la que hace unos días mientras dábamos un paseo vi una maqueta de un piano en miniatura y me acordé de ella. Es un pequeño detalle, quizás tonto, pero que yo creo que a ella le va a gustar.
- Aiti, mi amor, ya estoy aquí - informo y la veo tumbada en el sofá mientras ve una película creo que es.
- Hola - murmura mirándome.
- ¿Cómo estás? - pregunto acercándome a ella.
- Un poquito mejor porque me he tomado los medicamentos pero deseando que la bronquitis se me vaya ya.
Aitana me ha contado que desde que era pequeña ha tenido muchos problemas con la bronquitis. Al poco tiempo de nacer, estuvo ingresada en el hospital hasta que cumplió los dos meses y a partir de ahí ha ido teniendo bronquitis constantemente.
- Te he traído un pequeño detalle - digo y ella me mira mal.
- Oli, no hace falta que me traigas nada - dice haciendo un puchero.
- Lo sé, pero al ver esto no pude evitar acordarme de ti - comento y le doy la bolsita con el regalo dentro. - Si no te gusta puedes descambiarlo.
Ella saca el piano en miniatura y lo mira con una sonrisa. Luego levanta su mirada hasta encontrar mis ojos y esboza una sonrisa que me llena el alma de alegría.
- Me encanta, amor - asegura. - Eres el mejor novio del mundo.
Me acerco a ella para dejar un beso en su frente y acariciar su pelo.
- Intento serlo que es diferente, Aiti.
- Lo eres, amor, lo eres.
Acerco sus labios a los míos pero ella se separa y me mira con los ojos bien abiertos.
- Óliver, no vaya que te lo pegue - dice y yo me río.
- No me lo vas a pegarz Aitana.
- Tú verás Óliver - dice y yo sonrío antes de unir ahora si nuestros labios.
- Esto es la gloria - susurro separandome de sus labios.
- No digas tonterías, Oli.
- Aiti, mi amor, no digo ninguna tontería. Tengo una suerte que muy pocos tienen. Tengo la suerte de tener a una persona maravillosa a mi lado. Tengo a una chica que cada vez que la miro deseo que el tiempo se pare para poder admirarla más tiempo todavía. Cuando estoy contigo siento esas mariposas de las que tanto hablan. Cuando estoy contigo nada alrededor hace daño. Contigo mi corazón sonríe, baila, ríe, canta. Mi mente está en paz, tranquila, no piensa en nada más. Mi cuerpo se siente libre estando contigo, seguro, mimado, querido.
Hemos tenido la magia de coincidir entre tanto caos. Tenemos algo tan bonito que a veces no me lo creo. Eres mi salvavidas Aiti. La sonrisa que me sale contigo no me sale con nadie más. El amor existe con la persona adecuada y tú eres la mía.Aitana se tapa la cara y yo le quito cuidadosamente las manos que tapan su bello rostro dejándome sus ojos llenos de lágrimas.
- Pero no llores, amor.
- ¿Cómo pretendes que no llores? Si me dices estas cosas tan bonitas.
- Es que eres la cosa más bonita que me ha pasado, Aitana.
- Tengo mucha suerte de tenerte, Óliver.
- La suerte es mutua.
- Eres mi persona tirita. - susurra.
- y lo voy a ser durante toda tu vida si tú me lo permites.
- Una vez que entras en ella ya no sales, le has puesto un candado a mi corazón - bromea y yo rio.
- Que afortunado me siento entonces.
- ¿No crees que somos un poco cursis? - pregunta alzando una ceja.
- Quizás un poco pero prefiero decirte todo lo que siento a guardarmelo y nunca decirlo. Eso es de cobardes.
- ¿Sofá, mantita y Netflix? - pregunta y yo niego.
- Primero a comer que ya va siendo hora.
- No tengo hambre. - murmura.
- Aiti, come.
- Es que estando mala la comida no sabe especialmente buena.
- Lo sé pero tienes que comer algo, ¿te hago sopa caliente?
- Puedo hacerlo yo.
- Pero te la voy a hacer yo - digo.
- Bueno señor chef espero que te salga rica.
Casi una media hora después en la que me ha costado trabajo que Aitana se tome la sopa entera. Nos sentamos a ver una película.
- ¿Qué película quieres ver? - pregunto.
- Corazones malheridos - responde y yo la miro. - No me mires así, amor.
- Aiti, cielo has visto esa película como cuatro o cinco veces.
- ¿Y? Nunca es suficiente - dice riendo.
- Bueno si no hay más remedio, tendré que verla de nuevo.
Pone su cabeza en mi pecho y yo paso mis manos por su rostro haciéndole leves caricias que hacen que se relaje aún más. Mientras ella mira la película, yo la miro a ella. Y me doy cuenta de lo enamorado que estoy de esta persona.
Aquel día en el que recibí la llamada de ella donde me dijo que tenía a mi perro, lo cambió todo y gracias a eso ahora estamos así. Es increíble como es la vida, que te sorprende cuando menos te lo esperas y a veces te deja regalos tan maravillosos como este.
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Con la miel en los labios || Oliver Torres
FanficNuestro amor fue más complicado que hallar una aguja en un pajar. Porque quien está buscando tarde o temprano encuentra. Sin embargo, yo me buscaba y te encontré.