Narra Aitana.
Estoy tocando el piano cuando recibo una llamada de Raquel, la mujer de Iván Rakitic y enseguida acepto la llamada llevándome el móvil a la oreja.
- Aitana - la escucho decir.
- ¿Pasa algo, Raquel? - pregunto a la vez que frunzo el ceño aunque ella no pueda verme.
- Te voy a pedir un favor. - me dice.
- Dime. - espetó.
- Ven al derbi por favor - me pide y yo abro los ojos como platos - Es hoy a las nueve en el Sánchez Pizjuán.
- ¿Qué dices tía? - pregunto incrédula. - No puedo hacerlo.
- Aitana, por favor, ya es hora de que todo vuelva como antes - me dice.
- Raquel, no es fácil - digo suspirando.
- Claro que no lo es pero ambos os necesitáis, Aitana. Óliver también está mal.
- ¿De verdad? - pregunto pensando en él.
- claro que es verdad si no no te lo diría tonta - responde y yo cierro los ojos pensando en que hacer.
- Está bien iré - aseguro.
- Que bien tía, te veo allí entonces.
- Nos vemos allí, guapa - corto la llamada.
Fijo la mirada en el calendario del móvil y rápidamente me pongo de pie para ir a abrir el buzón ya que justo hoy me tenía que llegar una carta muy importante. Al abrirlo me encuentro esa carta y otra así que las cojo las dos.
Abro la carta importante primeramente y al leer el contenido de la misma grito de alegría a la vez que pego saltos de emoción. Y luego me siento para leer la otra carta que no sé que puede ser.
Nada más abrir la carta y ver la letra ya sé quien es la persona que la ha escrito y tengo que coger aire para comenzar a leerla. A medida que la voy leyendo miles de recuerdos aparecen en mi mente y las lágrimas brotan de mis ojos para ir cayendo lentamente por mi rostro.
Una vez que ya la he leído completa, de principio a fin, me limpio las lágrimas que siguen cayendo de mis ojos y me digo a mi misma que esto no puede seguir así, que los dos nos necesitamos y que así separados nos estamos haciendo más daño.
Por la tarde me doy un baño relajante y cuando son las siete de la tarde comienzo a preparme. Me pienso mucho si ponerme la camiseta con el dorsal a mis espaldas de Óliver pero decido hacerlo porque primeramente me muero de ganas y también porque es un gesto de apoyo hacia él.
A las ocho me voy para el estadio y allí en la entrada de los palcos me encuentro a Raquel junto a sus hijas y su familia y a Marta con sus hijas también.
- ¡Cómo echábamos de menos tenerte por aquí! - exclama Marta abrazandome con fuerza.
- Hoy tenemos un motivo más por el que ganar, por ti. - dice Raquel y yo sonrío.
- Ojalá ganemos - digo sonriendo. - Aunque de eso estoy segura.
Nos sentamos e inmediatamente nos ponemos al día de todo lo que ha ido ocurriendo, aunque ya hemos estado hablando por mensajes pero en persona es mejor.
- Aitana, mi niña - escucho a Gloria y me abrazo a ella.
- Te he echado de menos, Gloria - le digo.
- Y yo a ti vida mía - asegura acariciandome el pelo. - Espero volverte a ver por casa - me dice.
- Si, Óliver, quiere me tendrás otra vez por allí. - hablo.
- Claro que quiere lo está deseando - afirma.
Abrazo también a Tomás con el que también hablo un poco de la situación y los dos se sientan a mi lado.
- Miralo ahí esta - señala Tomás llamando la atención de Gloria y mía.
Las dos paramos de hablar para centar nuestra atención en Óliver que acaba de salir a calentar junto a sus compañeros. Como cada vez que Óliver sale al césped mira donde siempre está su familia y al verme ahí sentada al lado de sus padres abre sus ojos y sonríe, a lo que yo me devuelvo la sonrisa.
- Ay por dios - murmura Gloria a mi lado. - Sois tan bonitos los dos - manifiesta haciéndome sonreír.
A las nueve en punto el derbi sevillano da comienzo y como no, estos partidos son de alta tensión así que todo se vive con mucha intensidad.
- Chuta Lucas - grita Tomás.
- Goooooool - gritamos a la vez que nos ponemos de pie y aplaudimos como locos.
En el minuto quince el Sevilla da el primer golpe sobre la mesa a través de Lucas Ocampos. El futbolista argentino recogió un rechace dentro del área, la pegó con la izquierda, y el balón superó a Claudio Bravo para acabar dentro de la portería.
En el minuto veintitrés tarjeta para Óliver. Ya había sido amonestado verbalmente el jugador del Sevilla, y por una entrada a Bartra por detrás ve la amarilla.
- Venga ya hombre - me quejo, Gloria y Tomás ríen a mi lado.
Un minuto antes de que pite el árbitro el final de la primera parte un centro de Rodri Sánchez desde la banda izquierda. El balón se fue al segundo palo donde apareció Bellerín para rematar de cabeza, y Borja Iglesias fue el más rápido para adelantarse a Badé y poner el 1-1.
- Goooooool.
Gran gol de Suso con la izquierda, mandando su disparo a la escuadra de la portería que ocupa el Betis. La asistencia de Óliver ha dejado solo al jugador del Sevilla.
En los últimos minutos Pezzela comete un penalti sobre Iván Rakitic y este le pasa el balón a Óliver para que sea él quien lo tire desde el punto de penalti.
- Un parraque me va a dar - digo cruzando los dedos.
- Marcalo hijo mío - susurra Gloria.
Cierro los ojos con fuerza y los vuelvo a abrir cuando escucho al estadio entero gritar gol. Óliver se gira encontrándome con la mirada y se lleva las manos a los labios para tirar besos y después hacer con sus manos la letra A.
- Aitana, que es pa ti - me dice Raquel y yo sonrío como una tonta.
El partido acaba y sumamos otro derbi ganado y este por 3 a 1.
- Vamos que lo esperamos abajo - me dice Tomás y yo asiento.
Unos veinte minutos después aparece Óliver ya cambiado y en cuanto nuestros ojos se encuentran voy corriendo hacia él para tirarme en sus brazos. Solo basta mirarnos a los ojos para saber que entre nosotros nada ha cambiado.
- Te amo, perdóname - murmuro.
- No tengo que perdonarte nada, vida. - dice y se acerca a mi para besarme.
- Ahora hasta el final de nuestras vidas, no más separados - digo y él asiente.
- Ya no más, preciosa mía.
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Con la miel en los labios || Oliver Torres
FanfictionNuestro amor fue más complicado que hallar una aguja en un pajar. Porque quien está buscando tarde o temprano encuentra. Sin embargo, yo me buscaba y te encontré.