XXVI

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Narra Aitana.

Me despierto buscando con el brazo a Óliver y en cuanto lo encuentro al otro lado de la cama me acerco a darle un beso en el hombro para después salir de la cama.

Me acerco al ventanal de la villa donde nos encontramos y camino hasta sentarme en un pequeño puf mirando hacia el horizonte. La suave brisa azota mi cara haciendo que mi pelo se mueva de lao a lao.

Óliver y yo nos encontramos de vacaciones juntos en Sri Lanka, llevamos aquí tres días y nos quedan dos. Antes de venir aquí Óliver ha estado en Nueva York, México e Ibiza con sus amigos. Mientras que yo he estado en Jávea con mis amigas.

Elegimos como destino Sri Lanka porque es un destino que los dos teníamos muchas ganas de conocer. Ambos habíamos visto en redes sociales muchas fotos y comentarios de este lugar y decidimos que pasaríamos unos días de descanso aquí.

En estos días hemos conocido muchos lugares interesantes y preciosos. Hemos recorrido muchos parques naturales encontrándonos distintas especies de animales que jamás habíamos visto y también nos hemos encontrado mucha vegetación y naturaleza.

- Amor - escucho a Óliver.

- Estoy fuera - murmuro.

Escucho como poco a poco se va desperezando y después de levantarse se acerca a mí sentándose a mi lado y envolviendome en un cálido abrazo.

- ¿Llevas mucho tiempo despierta? - pregunta.

- Alrededor de una media hora. - le respondo.

- ¿Y por qué no me has despertado?

- Estabas durmiendo muy tranquilo, no quería despertarte - digo y él deja un beso en mi mejilla.

- Voy a ir a por el desayuno abajo y nos lo tomamos aquí - me dice. - ¿Te parece?

- Me parece fenomenal - le respondo. - Mientras tú bajas me voy a ir cambiando.

- O puedes quedarte así, que a mi no me molesta para nada - dice mirándome y guiñandome un ojo.

- No eres listo tú ni na. - digo al verme en ropa interior.

- Hombre - añade riendo.

A los diez minutos aparece Óliver con el desayuno y los dos nos ponemos a desayunar tranquilamente mientras conversamos o bien miramos el paisaje que tenemos a nuestro alrededor.

- Es hora de irnos cambiando que nos vamos - me dice Óliver.

- ¿Qué haremos hoy? - pregunto.

- Haremos actividades deportivas. - responde y yo asiento.

- Vaya que me ponga unos shorts deportivos y un top deportivo básicamente. - digo.

- Y un bikini debajo - responde.

- hasta en vacaciones hay que hacer deporte - me quejo y él se ríe negando con la cabeza.

- Verás que te va a gustar - dice y yo pongo los ojos en blanco.

- Lo que digas.

Nos cambiamos y salimos de la villa encontrándonos con un coche que nos espera para llevarnos hasta nuestro destino de hoy.
Hemos conocido las cuevas de Dambulla y las montanas de Knuckles, Polonnaruwa que es la antigua ciudad real, la Roca del león, sitio arqueológico famosisimo, Colombo que es la capital y hemos ido a algún que otro safari.

- Diviértanse - nos dice el conductor.

- Gracias - le agradecemos.

- ¿Y esto es? - le pregunto a mi chico mirando todo a mi alrededor.

- Es el Rafters Camp - dice y yo asiento. - Y vamos que empezaremos con nuestras actividades.

Nos pasamos la mayor parte de la mañana realizando actividades deportivas en la naturaleza como montar en canoa, rafting, entre otras actividades.

- Vamos a parar a comer y después iremos a hacer una actividad que creo que te va encantar. - me avisa.

- Eso espero, pero ahora vamos a comer que tengo hambre.

Evidentemente la comida de Sri Lanka no es la misma que en España. Aunque la comida está muy rica, en estos días he probado comida muy diferente pero agradable a la vez.

Miramos la carta varias veces hasta que nos decantamos, Óliver por un plato denominado Lamprais que contiene una mezcla de verduras, pasta de gambas, curry, arroz y carne servido en una hoja de plátano al vapor. Y por mi parte, pido Pakora, buñuelo muy esponjoso relleno de diferentes verduras como espinaca, tomate o berenjena. Por supuesto, con cebolla, curry y otras especias y potencialmente picante.

- Esto está muy rico - digo saboreando la comida.

- Esto también está delicioso - dice Óliver. - ¿Pedimos un postre para compartir?

- Si, que aunque este llena para postre siempre hay hueco. - respondo y él se ríe.

- Menos mal que ahora puedo saltarme un poco la dieta pero sin abusar - dice y ambos reímos.

Pedimos hoppers que son las crêpes típicas de Sri Lanka y la verdad es que tienen un sabor distinto a las que se comen en España pero están muy buenas. Y las crepes la acompañamos de leche de coco que es súper refrescante.

Después de comer, Óliver y yo seguimos con nuestras actividades y abro los ojos al ver como nos acercamos a un río donde hay elefantes por alrededor. Si bien es cierto que en los días que llevamos aquí hemos visto muchos elegantes no hemos tenido la oportunidad de estar lo suficientemente cerca de ellos.

- ¿Nos podemos bañar con ellos? - pregunto.

- Claro, no nos van a hacer nada. - dice.

- Que emoción.

Los elefantes se ponen a juguetear con nosotros tirandonos agua con la trompa haciendo que tanto Óliver como yo nos riamos. Nos acercamos a ellos y le acariciamos.

Después de estar con los elefantes vamos hacia una playa que no queda muy lejos de donde nos encontramos y que además está bastante cerca de la villa. Ambos nos recostamos en la cálida y blanca arena.

- Vamos al agua - grita Oli levantándose y echando a correr hacia el mar.

Corro detrás de él y nos metemos en el mar. Pongo mis piernas alrededor de su cintura y él acerca su rostro al mío.

- ¿Cómo están siendo estos días? - pregunta.

- Una fantasía - respondo. - Me quedaría aquí unos días más - digo haciendo un puchero.

- Yo también me quedaría aquí unos par de días más.

- Además tengo la mejor compañía posible, ¿se puede pedir algo más? - digo y él sonríe.

- No creo que se pueda pedir algo mejor. Porque tengo todo lo imprescindible.

- Te amo más de lo que me podía llegar a imaginar vida - le digo.

- Yo a ti te amo de aquí a la luna y de vuelta. - dice para luego besarme.

Con la miel en los labios || Oliver Torres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora