Capítulo 10: Ya, pero sin ropa

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- ¡Leo Gil, te buscan!

¿Qué?

Sin pensarlo mucho, me acerqué a Lucero y lo tomé por el brazo para que dejara de golpear.

- No, esto tiene que ser una confusión - me reí nerviosa - estoy buscando a un niño colorín, con pecas... El que estaba ayer conmigo po. 

- Por eso, Leito Gil - insistió.

- No - me defendí - estoy segura de que...

Pero el Gato no me escuchó.

-  ¡Che, tenés a una minita esperando aquí afuera! - lo llamó otra vez.

El agua de la ducha dejó de caer y yo no sabía dónde meterme. Me daba vergüenza haber llegado hasta un lugar tan íntimo como los camarines y más encima estar buscando al chico equivocado. 

Pero no me dio tiempo a reaccionar.

- ¿Qué pasa, hombre? - preguntó molesto abriendo la puerta - ay...

Se me escapó un grito y él se llevó las manos a sus partes nobles. 

El colorín estaba en pelotas al frente mío, estilando agua. Intentó cubrirse con una sola mano para alcanzar una toalla. Yo me tapé los ojos.

- Disculpa, yo... - no supe qué más decir, me había cortado entera.

- Hombre, ¿cómo no me avisás antes? - reclamó el colorín.

Lucero se empezó a reir solo.

- Eh, Leito - le pasó un brazo por los hombros - yo te dije que te estaba esperando una minita, no me intentés echar la culpa.

- ¡Pero no me dijiste que estaba aquí! - insistió.

Se notaba que estaba súper incómodo. Sujetaba la toalla con fuerza, pues como no había tenido tiempo de ponérsela bien se le podía caer en cualquier momento. 

- ¿Sabes qué? - decidí finalmente - olvídalo, yo puedo esperar afuera y... Aparte ni siquiera sé quién eres, no debí haber venido, disculpa.

Cuando me giré para irme me encontré de frentón con otro torso desnudo. 

Vamos, esto tiene que ser una broma.

El chico en cuestión me tomó por los brazos y me preguntó si estaba bien.

- Hey, vos otra vez por acá - sonrió - ¿cómo estás?

Si Leo era el feo, este seguramente era el flaco. 

"Si el colorín que está en pelotas es Leo Gil, entonces el que tiene cara de guagua debe ser Solari", pensé.

- Che, ¿ya le explicaste que Solari soy yo? - habló por encima de mi hombro para dirigirse al colorín.

Volví a taparme la cara. Estaba a centrímetros del six pack de Solari mientras que, a mis espaldas, Leo Gil solo tenía puesta una toalla. Y Lucero cagándose de la risa todo el rato.

- Estábamos llegando a esa parte de la conversación - respondió de mala gana el colorín - Rosario, por favor, no te vayas. Yo te lo puedo explicar todo.

- No, no es necesario, tranquilo - respondí sin darme vuelta a mirarlo, ya me estaba poniendo roja.

La verdad es que me daba lo mismo que me hubiera mentido con el nombre. No me iba a poner en modo dramática a pedirle explicaciones, con suerte nos vimos una vez y yo estaba aquí por mi hermano.

- Rosario, yo... - Leo tomó mi mano y estoy casi segura de que me sonrió - Yo te dije que te iba a estar esperando.

- ¡Sí pero no en pelota! - le grité de vuelta y me solté de su agarre.

Esto era tan ridículo que me entraron ganas de reirme como Lucero. Apoyé la frente en el torso desnudo de Solari y él se empezó a reir también.

- Igual no encontré la camiseta de mi hermano así que... - le conté, ahora más calmada - igual no tengo nada para que me firmes.

- Ah, pero yo puedo ir a buscar una de las que tenemos en el plantel, o... - Gil se apresuró en buscar soluciones.

- O te puede firmar una toalla, la que tiene puesta, por ejemplo - bromeó Solari haciéndome reir otra vez.

El ambiente se relajó de golpe, ya no parecía tan extraordinario estar en las duchas con tres jugadores semi desnudos. Hasta pensé que había sido buena idea haber venido

- Hagamos una cosa - propuso Leo - por qué no dejás que Lucero te lleve a los vestuarios y me esperás ahí. Así me seco un poco y me consigo una camiseta para tu hermano, ¿te parece?

- Che - protestó Lucero - tú querés que vea a todo el resto del plantel sin ropa, ¿no?

El colorín se acercó al Gato y lo tomó por el brazo:

- Hey - le habló bajito - esto ya es demasiado vergonzoso para mí, encargate vos de que la chica no quede traumada.

Solari echó una mirada hacia atrás. Efectivamente, sus otros compañeros que ya se habían duchado estaban secándose en los vestuarios. Había un montón de cuerpos mostrando mucha piel, sin nada más que una toalla amarrada en la cintura, si es que...

- Por lo menos hoy no te van a encerrar en ningún bus, vos tranquila - me dijo Solari y se le achinaron los ojitos cuando sonrió. 

Eso terminó de convencerme.

- Vale - le respondí a Leo, todavía dándole la espalda - no hay problema. Te espero allá. 

...

Leo Gil's POV

Suspiré de alivio cuando la vi salir por esa puerta. Dejé que se me cayera la toalla y fui a buscar otra para secarme el pelo.

- Ni te imaginas la cara que pusiste, Leito - dijo Lucero cuando volvió al baño, tomándome por sorpresa.

- ¿Vos no deberías estar cuidándola? - me preocupé un poco.

- Se la dejé encargada a Peluca - respondió.

Asentí y terminé de secarme. Me miré en el espejo, preguntándome qué habrá pensado ella de mi cuerpo.

- No creo que lo hayas hecho tan mal - el Gato adivinó mis pensamientos - por lo menos no se rió tanto.

- ¡Oye! - le di un manotazo en la espalda haciéndome el indignado, terminé de ponerme la camiseta y tomé otra antes de salir.

Dentro de los vestidores todo era desorden. Los chicos iban y venían, algunos desnudos y otros a medio vestir para enfríar el cuerpo después de entrenar. Vi a la Rosario de espaldas, le habían vendado los ojos y estaba sentada frente a Peluca.

Por encima de todo el murmullo reconocí su voz, haciendo que casi me fuera de espaldas. 

- ¡Es muy grande! - la escuché decir - Quiero tocarlo, ¿puedo?

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Holaaa

¡No se imaginan lo que me reí escribiendo esto!

A ratos tenía que parar porque me daba mucha risa, es que Solari, Leito Gil y Lucero se prestan para tantas cosas... jajaja 

Y si le sumamos a Peluca... uff.

Estoy terminando el semestre, me quedan dos semanas aprox así que me hacía falta dedicarme un ratito para escribir. Y si me puedo reir un ratito, mucho mejor.

Así que les pido paciencia!! El fin de semestre está duro jaja lo bueno es que voy a poder ver gran parte del Mundial tranquila, como un elfo libre.

Y para mis moritas cruzadas (que sé que están por ahí) les tengo una sorpresa! Pronto, pronto.

¿Adivinas qué es?

De la misma hinchada (Leonardo Gil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora