Capítulo 12: Tu nombre

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Eso hizo que me sacara la venda de golpe. Cuando volví a abrir los ojos, me encontré con Leo a mis espaldas, tenía una cara de espanto brutal. 

- Te estábamos esperando - aclaró Peluca levantándose de golpe, dejándome con las manos en el aire sin que pudiera tocarlo - bueno, te la cuidé todo este rato, los dejo.

Yo también me puse de pie. El colorín todavía seguía medio sonrojado, quizás qué wea habrá pensado cuando nos vio con peluca.

- ¿Estás bien? - le pregunté, pues todavía estaba siguiendo al Maxi con la mirada.

- Sí - asintió, volviendo a ponerme atención a mí - sí, disculpa. Mirá lo que te traje.

Ahora sí me sonrió  y me mostró una camiseta enrollada en su mano.

- Vamos afuera, allá podemos conversar más tranquilos.

Por fin iba a poder salir de ese lugar lleno de hombres sopeados y jotes. El Leo me llevó hasta la tribuna y me invitó a sentarme, él se quedó de pie un escalón más abajo para que quedáramos a la misma altura. 

El sol le pegaba en el pelo y lo hacía verse más colorín todavía. Tenía pequitas repartidas por toda la cara y achinaba un poco los ojos por el sol. Puso una mano a modo de viscera para que no le molestara tanto.

- ¿Tu hermano? - me preguntó.

Me di vuelta para todas partes, mi hermano no tenía idea de que yo iba a venir para acá. No entendía nada.

- ¿Qué cosa? - me paré de golpe, asustada.

- ¿Tu hermano? - volvió a decir - el nombre de tu hermano, para la camiseta.

- Ah, qué tonta, disculpa - me reí nerviosa - Santiago.

Él se rió también.

- ¿Rosario? ¿Santiago? A tus papás les gustan los nombres de ciudades parece - bromeó.

- Ya, no seai pesao - agarré confianza y le pegué un wate para seguirle el juego.

- Igual... - continuó - Rosario es harto más bonito que tu capital. 

Agaché la mirada porque me estaba poniendo roja. No sé por qué, pero eso lo hizo sonreír. Se sentó junto a mí y apoyó la camiseta en su muslo para escribir. Su letra era imprenta y muy cuadrada, en ella se leía: "Con mucho cariño para Santiago - Leo Gil".

- Listo, ya está - me pasó la camiseta y yo la abracé contra mi pecho.

- Gracias, gracias, gracias - lo abracé sin pensar - el Santi va a estar tan contento, es que él te admira, en serio. Varias veces me ha dicho que entre su hermana y Leo Gil, elige a Leo Gil.

Soltó una carcajada.

- No puede ser verdad - negó con la cabeza - teniendo una hermana como tú... digo, que estaría dispuesta a venir hasta acá por una camiseta.

- Son manos de vuelta en verdad - le conté - ayer yo estaba dispuesta a cualquier cosa por una foto con Christiane Endler y él me tuvo que acompañar obligado. 

- Ah, sí... lo de la foto - se rascó la nuca - de nuevo, disculpa, yo no sabía qué...

- No, no pasa nada - me apresuré en decir, no quería que se sintiera mal - igual, me estai haciendo el tremendo favor. Si mi hermano supiera que te conocí se volvería loco.

Su rostro se iluminó nuevamente.

- ¿Y si él me conociera? - insinuó.

- No... - me eché para atrás - no me ilusiones con eso, ¿de verdad lo harías?

De la misma hinchada (Leonardo Gil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora