08 | DISPARA

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Era una palabra tan sucia: abuso. Incluso se sentía extraña en la lengua de Daxton; sabía agria y le hacía sentir como si su boca se hubiera llenado con algodón. Era como si no perteneciera a una oración hecha por él.

Pero Daxton Shields fue víctima de abuso.

Ah, sí, otra palabra que detestaba. Víctima. Fue abusado por su madre porque su padre no se quedó con ella, y tenía la fea cicatriz en su rostro para probarlo. Y las casas de acogida en las que lo colocaron, bueno, no fueron mejores.

Y esa pregunta flotaba en su cabeza. ¿Alguna vez Daxton Shields viviría una vida en la que no sea abusado?

La respuesta no llegó de inmediato. Tal vez sea porque Daxton estaba mirando la carpeta abierta en el escritorio frente a él. Su asistente social, Julia, la mujer responsable de su vida hasta que cumpliera dieciocho años, era una mujer agradable; la conocía desde que solo tenía nueve años. Sus ojos recorrieron las palabras del informe que los Griffith le dieron el día anterior.

La mirada de Julia finalmente se levantó para encontrarse con la de Daxton—. No puedo mentir y decir que no estoy sorprendida. No hay una sola queja aquí.

—Vamos, ¿en serio? —dijo Daxton, rodando los ojos—. ¿No te dijeron lo terrible que soy? —trazó el patrón en el brazo de la silla con una pequeña sonrisa curvándose en la comisura de su boca—. ¿No te cuentan cómo hice estragos en Derry, pinté las ventanas de la farmacia, y...?

—Daxton —dijo Julia, luchando contra la sonrisa divertida que bailaba en sus labios—. Creo que podríamos tener una reunión en la que la honestidad esté en las dos partes, ¿no crees? —él asintió mientras ella ponía el papel encima de la carpeta para que Daxton pudiera verlo—. Tu último hogar en New Hampshire tenía mucho más que decir. Cosas negativas, sobre todo. Creo que necesito una calculadora para contar cuántas veces reportaron tu desaparición porque te escapaste antes de...

Ahora era el turno de Daxton de interrumpirla—. ¿Antes de que se cansaran de mí? ¿O que se dieran cuenta de que el sociópata con el que me hicieron dormir me habría matado? Maldición —se burló con un chasquido de sus dedos—. ¡Ah! Debe ser eso.

Julia todavía intentaba ser profesional, y por eso a Daxton no le importaba demasiado. Ella encontró divertido su sarcasmo de años de trauma y se mantuvo honesta con él. Cuando su última familia adoptiva en New Hampshire decidió que el chico Shields era demasiado para ellos, Julia le dijo con palabras contundentes que ya no lo querían allí. Ella siempre mantuvo las cosas claras cuando él se estaba poniendo difícil; no había muchos adultos que hicieran eso con los más jóvenes porque no creían que pudieran manejar la verdad.

Julia revolvió los papeles—. Sin embargo... hay un asunto de tu actitud que debemos abordar.

—Dispara —dijo Daxton.

Julia lo miró a los ojos antes de decir—: Daxton, los Griffith son buenas personas; ellos te quieren. No tienen nada que decir sobre ti excepto cosas buenas.

La oficina de alguna manera parecía más pequeña. Daxton cruzó los brazos sobre el pecho y se hundió más en la silla—. No necesito padres. No necesito una familia —espetó—. Puedo cuidarme solo.

Julia se aclaró la garganta y tomó la reseña que Miles o Josie Griffith le enviaron antes de leer claramente en voz alta—: Daxton es un joven tranquilo y cerrado. No habla tanto como nuestros otros hijos, pero podemos ver la amistad que crece poco a poco con otro chico de su edad, Charlie. Admiramos lo fuerte, valiente, inteligente, brillante y dedicado que es a pesar de su independencia. Sin embargo, hay una calidez vibrante en él que teme mostrar por temor a que lo lastimen nuevamente. Todavía creemos que no hay necesidad de presionar a un chico que no está listo, así que permitimos que Daxton adopte lentamente la parte considerada y bondadosa de sí mismo cuando esté listo para hacerlo. Estamos emocionados de ver el hombre en el que se convertirá si nos acepta en su vida.

DEAD BOY | Richie TozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora